Another World, A Magic World.

TRAMPA Y REFUERZOS. ASALTO A DORMA 3ª PARTE

Morir y vivir son las dos caras de una misma moneda. Sirou lo había comprendido más bien pronto. Para que unos sobrevivan, otros deben morir. Siempre ha sido una realidad cruel e injusta, y lo cierto es que la naturaleza es así. A pesar de la ira que corría por cada centímetro de su ser, en ese momento, el joven de cabellos naranjas no era poco más que un trozo de carne siendo perseguido por un depredador hambriento, el más fuerte. Éldelbar había sido humillado con ese ataque que quebró su lanza y su orgullo, así como le hizo un daño mínimo a su carne. Estaba iracundo, y lo estaba persiguiendo para darle muerte. Por suerte, la distancia que el humano había dejado como su propia ventaja era un salvoconducto ante las manos de su enemigo, pero tenía miedo de girar la cabeza hacia atrás, y observar como esa distancia ya se había reducido. Si la carrera se alargaba, desde luego que el mayor le terminaría atrapando. Pero Sirou sólo tenía que recorrer 200 metros más, pues sabía perfectamente a donde se dirigía. A pesar del miedo que tenía, también poseía el conocimiento de todo lo que había hecho, y el recuerdo de qué era lo que podía salvarlo, una trampa en la que él mismo había trabajado solo y exclusivamente para Éldelbar. Si la trampa era activada, el demonio no sería más que un vago recuerdo entre cenizas, que ante la más mínima brisa se esparce por la tierra. Sólo un poco más, cada vez la distancia a la trampa era menor, pero así también lo era la separación entre los dos cuerpos, el de predador y presa. Pero la pregunta que rondaba la mente de Sirou, en ese preciso instante, era otra. Recordando su entrenamiento con Felrod para las runas, vislumbró uno de los días en los que Felrod volvió a explicarle, concretamente a él y a Levia, sobre el uso de estas.

Flashback

Felrod: Me sorprende lo rápido que has logrado avanzar. Apenas llevamos un día y medio y ya has sido capaz de dominar los conceptos básicos de las runas y el control de tu propia magia.

Sirou: No puedo hacer otra cosa, cuanto mejor preparado, más posibilidades tendré de vencer a Éldelbar. Pero aún así, aunque obtenga todas las ventajas del mundo y mi capacidad de aprendizaje gracias a que mi habilidad sea muy elevada, son pocos días los que tenemos. Me he resignado a que no podré obtener la ARTEMA de fuego en tan poco tiempo, pero si logro dominar estas habilidades como el control y las runas, sin duda le podré hacer una trampa.

Mi amigo de orejas largas me miró por unos momentos. Sus ojos revelaban preocupación, y tal vez algo de miedo. Pero no eran ojos vacíos de esperanza, una tenue luz de ella todavía se reflejaba en sus retinas.

Felrod: Desde luego que no. La ARTEMA es algo que muy pocos llegan a alcanzar, es el control absoluto de la magia, es la cúspide del manejo de tu elemento. Es la capacidad también de usar hechizos de esa magia de una forma muy constante sin agotarte, ya que un usuario de ARTEMA está tan en sintonía con su propia magia que directamente gasta la mitad de maná por hechizo. Llegar a ese nivel, entre los elfos, hace que cualquier plebeyo se convierta directamente a un alto miembro del Consejo y las casas nobles por el poder militar que puede llegar a significar como elemento bélico y militar, incluso no me sorprendería si un plebeyo lograse una ARTEMA que cualquier noble de mi raza lo desposase con un familiar directo para ganar estima y poder a su familia, así como una descendencia más fuerte.

Sirou: Si no me equivoco, dices que un usuario de ARTEMA tiene todos esos beneficios y hace poco estimaste que Éldelbar debía serlo.

Felrod: Uno no hace a los hombres lagarto unirse a su ejército y hacer que no maten a tus propios soldados así como así, tendrías que ser alguien realmente extraordinario, fuera de lo común, un conductor de masas, un líder carismático y un guerrero poderoso a la vez. Sé que Éldelbar lo es, es por eso que no me sorprendería que tuviera pleno dominio de su magia.