Estancias de Reiren.
De nuevo todo era vacío. No había nada más a lo largo del infinito horizonte blanco que frente a mi parecía expandirse todavía más. Ni un solo ruido aparte de mi propia respiración y mis latidos, lo que me hacía sospechar que seguia vivo.
¿?¿?: ¿Tan rápido vas a caer?
Sirou: ¿Ein?
Dudoso giré. No había nadie. Solo estaba yo, pero juraría que alguien me había hablado. Una voz que me resultaba conocida, pero a la vez distante.
¿?¿?: Vamos... ¿de verdad te has dejado vencer tan rápido?
Sirou: ¿Quién eres y dónde estás?
Le grité furioso a aquella voz. Realmente me molestaba. Y más importante, ¿dónde estaba yo? ¿Acaso había muerto del impacto?
Vianai: Si piensas que has muerto, es que el golpe que te has dado ha sido realmente grave.
¿Aquella voz era... Vianai? Cuando un enorme águila de alas plateadas bajó y aterrizó enfrente de mi, no tuve dudas. Vianai llevaba a alguien encapuchado en su lomo, pero no le presté atención.
Sirou: Vale... entonces estoy muerto, ¿verdad?
Vianai: No... solo estás en un estado muy cercano a la muerte. El golpe te ha dejado en lo que en tu mundo llamáis estado vegetativo... pero en cuanto terminemos este asunto, podrás volver a tu cuerpo y volver a moverte en plenas facultades. Te hallas en las estancias de Reiren, el lugar donde el Padre de todo acoge a los que están entre la vida y la muerte, y decide si darles la paz eterna, el fuego de las entrañas de Shilea... o en tu caso, devolverte a la vida, aunque en verdad no estés muerto. Por cierto, estamos solos ya que literalmente es... una habitación infinita para cada habitante.
Sirou: ¿Entonces por qué estoy aquí? Devuélveme a mi cuerpo, ¡me necesitan allá abajo!
Vianai: Antes, necesitas hablar con él. Estaba ansioso en el otro lado por verte y hablarte. ¿Y qué mejor momento que cuando tu propio cuerpo no sabe si vive o muere, pisando la línea que separa la vida de la muerte?
Sirou: ¿Quién?
El extraño encapuchado se bajó del lomo Vianai. Era ligeramente más alto que yo, se veía bastante más fuerte, y su cuerpo se veía tonificado, de forma que sin verlo ya me hacía una idea de que aquel tipo había sido fuerte mientras estaba vivo. El desconocido entonces se retiró la capucha, revelando un pelo de colores anaranjados, y un rostro que llevaba largo tiempo sin ver en otro sitio que no fuera fotografías en mi casa o en mis propios sueños.
Vianai: Podéis hablar tanto tiempo como queráis, el tiempo aquí apenas afecta a Shilea. Podrías pasar un año aquí y en Shilea apenas pasaría un día.
¿¿¿???: Ha pasado tanto tiempo... has crecido mucho, Sirou.
Sirou: P...pa....papá....
Nunca... NUNCA.... había titubeado como lo estaba haciendo entonces. Las rodillas me temblaron un momento antes de lanzarme contra él, envolviéndolo en un abrazo lleno de nostalgia y de cariño. Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos cuando noté los brazos paternales rodeándome.
Sirou: ¡Te he.... snif... echado de menos! Todos en casa.... snif snif... mamá, Makita...
Makoto: Lo sé perfectamente... ojalá hubiera podido pasar más tiempo con vosotros... pero llegó mi hora antes de lo que pensaba. Venga mi pequeño valiente... no llores más.

ESTÁS LEYENDO
Another World, A Magic World.
Viễn tưởngSirou es un chico de 17 años (casi 18) al que le va bien la vida en general. Sus notas son buenas, es atlético y buen chico. Pero, ¿le servirá su inteligencia para sobrevivir en un mundo de magias, espadas, del cual parece ser el próximo héroe? ¿O c...