canciones de rock y pinturas de van gogh

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Apolo casi puede sentir la mirada de Julia tratar de colarse en su cerebro mientras hace caso omiso de los intentos de esta por captar su atención, manteniendo sus orbes fijos en sus ejercicios de inglés, que de un momento a otro se han vuelto increíblemente interesantes. La rubia está sentada en silencio frente a él, con el libro de matemáticas frente a ella, pero haciendo caso omiso del contenido de este. Han decidido usar el tiempo del recreo para adelantar algunos ejercicios de diferentes clases, aunque solo el chico parece estar aprovechando los minutos correctamente.

Desde el pequeño incidente en el que le peliazul se vio envuelto el jueves pasado, Julia se ha mantenido deseosa por conocer los detalles sobre aquel pelinegro con el que su mejor amigo pasó la noche en la biblioteca. Para su desgracia, Apolo no suelta prenda, y ella está empezando a perder la paciencia. Es una mujer curiosa por naturaleza, y no hay nada de que guste más que una historia de amor adolescente, mucho más cuando uno de los protagonistas en nada más y nada menos que su mejor amigo.

"O dejas de ignorarme de una vez o te juro por mi colección de velas aromáticas que te tragas el puto workbook." amenaza, ocasionando que Apolo levante la mirada, topándose con los ojos desafiantes de su amiga y una de sus cejas alzada en una curva perfecta.

El chico suspira, soltando el bolígrafo y frotándose el puente de la nariz. Julia es, posiblemente, la persona más insistente y cotilla del mundo entero, Apolo es plenamente consciente de ello. Su mejor amiga siempre consigue salirse con la suya.

Bruno es como su pequeño secreto. No lo ha visto desde el viernes por la mañana (aunque posiblemente se deba a que ambos se ausentaron del instituto el viernes, aún es martes y ellos no comparten absolutamente ninguna clase), pero tiene pensado aceptar su proposición y hacer una pequeña visita a la biblioteca el jueves por la tarde.

 Sea como sea, Apolo no quiere montarse películas ni apurar nada, quiere aprovechar todo lo que Bruno esté dispuesto a compartir con él sin pensar demasiado en cómo su estómago revolotea cuando le sonríe. Es completamente estúpido, y Apolo no puede evitar pensar en que quizás se está emocionando un poco mucho con respecto al chico. Quiere guardarse los detalles, aunque sabe perfectamente que Julia acabará sonsacándole absolutamente todos los conocimientos que pueda poseer con respecto al azabache.

"No te estoy ignorando." resopla al fin, mientras la rubia le dedica su mejor cara de "te conozco desde que eras un moco con patas que lloraba porque le habían roto las pinturas maldito bastardo, claro que me ignorabas." 

"Pues entonces cuéntame eso de que te quedaste encerrado con un chico y te pusiste como un tomate cuando Ares y Aura insinuaron que habías tenido algo con él." exige, apoyando la barbilla sobre sus palmas, batiendo sus pestañas con inocencia fingida, deseosa por conocer aquella historia que el peliazul se niega a relatarle.

"Pues lo que oíste. El picaporte se rompió, nos quedamos encerrados, el conserje nos encontró por la mañana y mis hermanos son unos salidos. Fin." relata atropelladamente, regalándole una gran sonrisa cargada de ironía. "¿Alguna pregunta más?" gruñe, haciéndole ver que no tiene intención de seguir hablando del tema. Pero la rubia tiene otros planes, y comienza a hablar rápidamente y sin ningún tipo de vergüenza.

"¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene? ¿En qué clase está? ¿Es guapo? ¿Os bes-" el peliazul la interrumpe, visiblemente colorado ante la última insinuación de su amiga ¿Por qué todo el mundo parece querer avergonzarlo con el tema?

"Se llama Bruno y es de nuestra edad." la corta, y la chica forma una pequeña sonrisa ladina ante el nerviosismo del chico. 

Apolo decide mostrar un conocimiento mínimo sobre el azabache, aunque en esa noche ambos hayan compartido bastantes más detalles sobre sí mismos de los que el peliazul puede recordar. Entre el sueño y lo hipnotizante que es todo lo que respecta a Bruno, Apolo tiene algunas lagunas.