"¡No me jodas!" Julia ríe a carcajadas frente a un muy avergonzado Apolo, que se dedica a narrarle su ridículo encuentro con Bruno en la biblioteca. "¡Qué cabrón!" exclama, secándose una lágrima producto de la risa. Apolo no omite ningún detalle, desde las notas a cómo Bruno había visto los primeros mensajes que le había mandado.
"Cállate." la corta el chico bufando, frotándose la frente con la mano. "Qué vergüenza." se lamenta, mientras Julia trata de serenarse, para que su amigo no piense que se está burlando de él. Apolo es una persona vergonzosa, y Julias sabe perfectamente que esas situaciones lo agobian, y más porque, aunque ella se burle de él todo el tiempo, no está acostumbrado a que otros lo hagan.
"Venga... No es para tanto." trata de tranquilizarlo, mientras el peliazul lo mira con una ceja alzada. La rubia chasquea la lengua mientras se revuelve en su asiento. "A ver... Cuando te hacía ese tipo de bromas... ¿Parecía que fuese para hacerte sentir mal? ¿Estuviste incómodo con él?" pregunta, mientras su amigo pucherea como un niño.
"No..." murmura, mirando hacia el suelo antes de chasquear la lengua. "Me lo pasé muy bien. Me gusta estar con él. Solo tengo miedo de que piense que no quiero seguir viéndole por cómo reacciono a sus bromas. Ya sabes que me pongo nervioso en esas situaciones y no sé cómo actuar." se lamenta con voz pequeña, y la rubia extiende los brazos para atraparlo en ellos.
Apolo no necesita que la chica vuelva a proponerlo, se lanza a ellos en cuanto tiene oportunidad, rodeando la cintura de la chica con las manos, mientras esta le acaricia el pelo de la nuca con cariño, tratando de tranquilizarlo. Desde que eran unos niños, Julia ha sabido que a Apolo le gusta que lo abracen cuando está triste, porque lo hace sentir protegido. Normalmente es ella quien está presente en sus momentos de tristeza, siendo su fiel consejera. Sin embargo, Aura y Ares han tenido que funcionar como pañuelos de lágrimas en alguna que otra ocasión, sobre todo cuando la rubia no puede ir corriendo a verle. Lo que sea por su hermanito mayor.
"Tranquilízate, ¿vale?" murmura, mientras el chico reposa su cabeza sobre el hombro contrario debido a la estatura de la chica, un poco menor que la suya propia. "Seguro que no se lo toma a mal." le promete, viendo como Apolo sale de su escondite con los ojos brillantes. Julia le sonríe, antes de bromear de nuevo. "De todas formas, estoy decepcionada contigo." le dice, mientras el peliazul ladea la cabeza en señal de confusión ¿Qué se supone que ha hecho ahora? "No me enviaste la foto." le recuerda, y el chico chasquea la lengua mientras rueda los ojos.
"Julia..." empieza, con voz cansada, pero la rubia lo corta, girando la cara de forma exagerada, con una mueca de falso enfado surcando sus facciones.
"No. No me hables." le responde la chica, girándose sobre sus talones y dejándolo parado en medio del pasillo.
Apolo permanece atónito. "No me jodas..." masculla, incrédulo ante la situación. "¡Julia!" exclama, emprendiendo el camino tras ella. "¡Julia! ¡Espera, hostia!" farfulla, pero la chica lo ignora, tratando de no estallar en carcajadas. Maldita caprichosa de mierda.
Apolo apura el paso, casi corriendo tras ella. Mala idea. Está a punto de alcanzarla cuando sus pies deciden que es un buen momento para enredarse, haciéndolo resbalar.
Se va a partir la espalda. Se va a quedar paralítico y Bruno ya no lo va a querer. Se va a pegar la hostia de su vida y le van a quedar secuelas de por vida. No va a poder volver a pintar porque pasará el resto de su vida en una cama sin poder moverse, tiendo que depender de Ares y Aura. Sus hermanos se cansarán de cuidarle y le abandonarán, y terminará muriendo e una hipotermia en la calle.
Pero entonces, cuando está a centímetros del suelo, unos brazos se enredan en su cuerpo, evitando la estrepitosa caída. Julia se gira entonces debido al estruendo, corriendo de vuelta hacia el chico.
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canciones de rock y pinturas de van gogh
Romance❝"Seguro que tienes una réplica de La noche estrellada pintada por ti en tu habitación." asegura, y el peliazul se rasca la nuca avergonzado. "¡No me lo puedo creer!" "Apuesto a que tú tocas la guitarra eléctrica y a los trece años eras fan de My c...