- Dos -

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Dos.

"Cuando no me habías tocado todavía

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"Cuando no me habías tocado todavía

Devuélveme a la noche que nos conociamos"- The night we met, Lord Huron





Emma gemía ruidosamente bajo el cuerpo de Sebastian, enterraba sus uñas en su gran espalda mientras el daba fuerte estocadas contra su cuerpo. La hermosa cantante de opera enarca su cuerpo mientras el, la toma de sus glúteos apretando con fuerza contra el para besar su cuello haciéndola llegar a un orgasmo ruidoso.

Sebastian saca su extensión de su interior masturbándose, dando un gruñido casi animal terminando sobre el vientre de la mujer.

- Dios- gime la rubia completamente agotada y exhausta - solo estuviste dos meses afuera

- Lo estuve- dice Sebastian poniéndose de pie comenzando a vestirse

- ¿Tuviste otras amantes?

- No vayas por ese camino linda, sabes muy bien que no soy hombre para una sola mujer

- ¿Ya te vas? ¿Dónde iras?

- A casa... a ver a mi madre

- Pensé que te quedarías a mi espectáculo- dice la chica moviendo su cuerpo para cubrirse con las sabanas de seda de forma casi gatuna- podríamos volver a divertirnos.

- No tengo tiempo- responde dejando dinero sobre el tocador – nos vemos pronto

Sebastian sale de la habitación aun arreglando su traje, Emma vivía en un complejo de departamentos, la conocía desde hace cinco años y era uno de sus tantos amantes recurrentes, aunque ya comenzaba a hartarse de su interrogatorio, ni siquiera un hombre como él podría casarse jamás con una mujer como Emma, estaba seguro de que muchos mujeriegos tenían la mitad de lista de conquistas que ella.

Deja de pensar en la mujer cuando se sube a su caballo cabalgando a la casa que le compro a su madre, le había servido mucho ser alguien frio y despiadado de esa forma había subido de rango llegando a tener ahora una pequeña fortuna que le permitía vivir tranquilamente y darle a su madre la vida que merecía.

Al llegar a la casa en la avenida principal cerca de un parque ve a niños caminar lo cual hace que un dolor punzante comience entre sus cejas, su madre como siempre le pediría que sentara cabezas y que deseaba nietos.

No le gustaba esas charlas con su madre, sobre todo porque ella había sido educada como una mujer de sociedad que lamentablemente se enamoro de un hombre casado el cual al descubrir su embarazo la repudio frente a la sociedad al igual que su familia.

Aun así, al llegar lleva a su caballo a las caballerizas donde por fin puede tener un merecido descanso.

Al entrar a la cocina saca una manzana del frutero y camina al salón donde seguro su madre estaría con sus amigas o bordando, pero frunce el ceño al ver la sala vacía. Aun así, muerde su manzana caminando hacia los ventanales viendo la tranquilidad de la ciudad a diferencia de las batallas que luchaba constantemente.

La esposa del coronel Stan | Sebastian Stan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora