-Dime que me quieres, George- dice la voz melódica de mi amigo Clay. Siempre me pide que se lo diga, porque ya hace mucho tiempo que no lo hago. Antes le decía te quiero con soltura, pero las cosas cambian, algo que él no entiende.
Esta tumbado en el sofá azul de mi casa, mientras ve la televisión, con su sudadera verde y sus vaqueros negros rotos, sus ojos azules y su cabello de oro. Lleva cosa de treinta minutos haciendo absolutamente nada, mientras yo ordeno la casa. De vez en cuando paso por delante de la televisión, impidiendo que pueda verla a gusto, para molestarle y que se vaya a su casa por fin. Hoy es mi único día libre, hasta que tenga que volver a trabajar en el Starbucks de la acera de enfrente.
-Clay, vete a casa ya- digo suspirando mientras miro a mi amigo estirarse como un gato.- Ni siquiera cabes en el sofá.
Clay mide 1.90 y mi sofá es de 1.70 de largo, así que 20 centímetros de sus piernas están colgando. Él no me hace caso y solo repite lo antes dicho.
-Dime que me quieres.- He oído tantas veces esa frase, una y otra y otra vez, sin parar durante por lo menos cuatro años.
-No lo vas a conseguir- digo lanzando una bayeta un tanto mojada a su cara, mientras dejo apoyado mi cuerpo en el respaldo del sofá. -Vete a casa y déjame un rato tranquilo.
-Pero en casa me aburro...
-Pues te pones ha hacer algo, venga- camino hasta la cocina, me pongo unos guantes de goma y comienzo a lavar los platos, oigo como Clay se levanta del sofá, camina por el salón de mi departamento mirándolo todo, entra a la cocina y se queda de pie a mi lado, agarra una toalla seca y seca todo lo que le paso. De vez en cuando si que sirve, pero la mayoría del tiempo solo me pide que le diga te quiero o me molesta para divertirse.
Pasamos un rato en silencio mientras terminamos de limpiar y secar la vajilla de cerámica blanca que me regaló mi madre al mudarme.
-¿Mañana vuelves al Starbucks, no?- me pregunta.
-Sí, ¿por que?
-Por saber si me vas a hacer un café- dice riéndose suavemente.
-Si me pagas, sí.
-Te pagaré y dejare una buena propina.
Clay siempre ha sido así, coqueto y risueño con todo el mundo, cosa que concuerda con su trabajo, es actor y se esta preparando para su primer papel, tuvo suerte en que su padre hablase con un conocido suyo que es director para que pudiese comenzar a trabajar. Me dijo que en cuanto le vieron, le confirmaron que él iba a ser parte de la serie, dice que porque parece más joven de lo que es, cosa que es verdadera.
-¿Cuando empiezas a grabar? -pregunto, quiero saber que días estará en su piso.
-No sé, ya me lo dirán, mañana por la mañana tengo que ir a hablar con el director y conocer al resto de actores-dice con emoción, siempre le gustó el tema del cine y las series, de ahí proviene la ilusión de haber conseguido su sueño.
-O sea que no sabes nada de tu papel.
-Básicamente- dice sonriendo.
-Wow, a lo mejor vas a actuar en una serie porno o algo por el estilo- me rio mientras me quito los guantes de goma, los dejo al lado del fregadero.
-Puede, lo descubriré mañana- dice riéndose mientras se encoge de hombros.
-¿A que hora tienes que ir?- me acerco al frigorífico y agarro una botella de agua.
-A las once, dice el director que tardaremos poco, - hace una parada mientras yo le doy un sorbo al agua, luego continua- podríamos ir a comer juntos.
-Vale, pero invitas tu- digo mirándole.
-Pensaba invitarte aunque no lo hubieses dicho-ambos nos reímos, Clay sale de la cocina y se vuelve a tumbar en el sofá- Ya hemos hecho demasiado.
Me rio, voy al salón, levanto sus piernas y me siento, dejado estas sobre mi regazo. Vemos la televisión por horas hasta que él se va a su piso. Luego, me levanto, me doy una ducha, me pongo mi pijama y me voy a la cama. Tardo un rato en dormirme, pero lo consigo.
Me despierto y me visto, una sudadera gris, unos vaqueros negros y unas deportivas negras y blancas, me remango las mangas de la sudadera hasta el codo, me peino un poco y voy a la cocina a desayunar.
Al terminar de desayunar, agarro mi móvil, la cartera y las llaves, salgo de casa, cierro la puerta con llave y voy al Starbucks, en la puerta del local me encuentro a Brooke, mi compañera y jefa.
-Buenos días- al verla.
-Buenas- abre la puerta, entramos y preparamos todo para comenzar a servir a los clientes.
La jornada de trabajo comienza y me la paso atendiendo y preparando bebidas, estoy tan atareado que no noto a Clay entrar hasta que se acerca a mi.
-¿Andas muy liado?- miro hacia toda la gente sentada en las mesas, hay más de veinticinco clientes.
-No- digo irónicamente, él mira a los clientes, cosa que aprobecho para echar una buena mirada a su ropa de hoy, lleva una camisa blanca con las mangas remangadas hasta los codos, unos pantalones negros formales y unas zapatillas Derby negras.- ¿Qué te pongo?- me acerco a la caja registradora.
-Un café americano,-dice con una sonrisa- no tengo prisa.
-Vale, 3.45 -digo mientras apunto su café. Me da el dinero y se sienta a esperar en una mesa libre, entreteniéndose con el móvil.
Hago todos los cafés que tenia por hacer, incluso el de Clay y cada vez que dejo uno en el mostrador, grito el nombre que lleva escrito. Él recoge su café y se sienta a beberlo con calma. Un grupo de jóvenes entra susurrando cosas, son cuatro chicas, las atiendo y preparo sus bebidas.
-George, puedes descansar, ya ha venido William-dice Brooke. Voy a parte de atrás, me quito el delantal y la gorra, ambos verdes y con el logo de la compañía, me siento con Clay en su mesa.
-Hoy hay bastante gente- comenta.
-Sí, algo me dice que voy a acabar destrozado- cruzo mis brazos sobre la mesa y meto mi cabeza en el hueco entre ellos.
-Tómatelo con calma, George- dice riéndose.
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Our little trip.
FanfictionGeorge Bristol es un chico increíble, genial y agradable. Conoce a su amigo Clay Wagner, un chico popular entre mujeres y hombres, con pasión por la actuación. George duda de si quiere tener a Clay como más que un amigo, aunque le desagrade lo cariñ...