Our little trip.

13. Decisiones dolorosas.

-Sí, bueno... Más o menos. Lo del otro día, no te quiero presionar pero estaría bien que me respondieses dentro de poco.

-Cierto, he estado pensando en ello, - me acerco a la ventana y observo a lo lejos a Clay apoyando en la encimera, sus palmas sobre esta, sus brazos completamente alargados y sujetando su peso y su cabeza garcha dejando caer su pelo rubio- Dai, yo...

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Te quiero.

Hace tres días que comencé a salir con Daisuke y nuestra relación no ha dejado de mejorar. En cambio, mi relación con Clay se ha enfriado, ahora pocas veces nos vemos, él esta ocupado con su trabajo y yo con Daisuke y mi trabajo como camarero, intento pasar mi tiempo libre en la veterinaria de Dai, para ayudarle y pasar tiempo con él. Bueno, y también porque me duele ver a Clay por casa, nunca se que decir porque la ultima vez que hablamos, terminamos discutiendo y acabe yéndome al departamento de mi novio. 

Estoy con Dai volviendo de una de nuestras citas románticas y llevo intentando preguntarle algo desde hace unos días, así que reúno todo mi valor y se lo pregunto.

-Cielo, ¿podría irme a vivir contigo?

-¿Es por Clay?- Obviamente, él esta al tanto de mi situación con Clay, así que entiende lo que pasa a la perfección.- Claro que puedes venir a casa, pero deberíais arreglarlo...- Con dulzura acaricia mi mano.

-Lo he intentado, pero no hay forma, es muy terco.

-Lo sé, - suspira y continua hablando- puedes venir cuando quieras, intentaré darte unas llaves lo más rápido posible. 

-Esta bien, no tengo muchas cosas, así que mañana por la tarde puedo ir y así pasamos un rato juntos- me acerco y le dejo un beso suave en los labios.

-Genial.

Como siempre me deja en mi portal, subo hasta el departamento y abro la puerta, nada más entrar veo a Clay sentado en el sofá, viendo la televisión en la oscuridad. Suspiro y vuelvo a intentar hablar con él.

-Oye- digo nervioso.

-¿Qué?- pregunta sin mirarme.

-¿Cuanto tiempo más vamos a estar así?- él suspira, agarra el mando de la televisión, la apaga y camina hasta su cuarto, dando un portazo detrás de él. 

Se me forma un nudo en la garganta y noto ganas de llorar, ignoro este sentimiento de tristeza y me voy a la cama, me cuesta tanto dormirme que acabo yéndome al sofá del salón tras haberme tomado una pastilla que induce al sueño y calma los nervios.

Al día siguiente, me despierto y estoy solo en casa, así que aprovecho la calma para comenzar a guardar mis cosas en unas cajas de cartón que guarde de la última vez, cuando me mude aquí.

En el proceso de guardarlo todo, comienzo a llorar, solo necesito dos cajas para guardar todas mis cosas. Me da pena tener que acabar así con Clay, le voy a dejar solo y no hemos arreglado ningún problema. Aprieto mi mandíbula mientras observo las cajas, no hay vuelta atrás. Intente dejarlo todo bien entre nosotros, pero no lo conseguí. Decido escribirle una carta, para no dejarle sin que sepa donde estoy o porque me voy.

Espero nervioso a la llegada de Daisuke, quien carga las cajas (primero una y luego la otra) en el ascensor, tardo un rato en reunirme con él, me duele en el alma tener que abandonar este hogar. 

Mientras mi novio conduce su coche hasta su casa, no me puedo quitar de la cabeza las posibles reacciones que tendrá Clay al ver la carta sobre su cama. ¿Llorará? ¿Se enfadará? ¿Me odiará aún más? No lo sé. Solo espero que entienda mi decisión.