Un amor que renace de las cenizas

47 - Nuevos comienzos

Mihriban

No podía creer los acontecimientos de ese día, la boda de Sanem con el amor de su vida, el ramo de flores volando directamente a mis manos y ahora la noche en la casa de campo con los pequeños Nihat y Aziz. Él había insistido en quedarse para ayudarme, yo le había dicho varias veces que no hacía falta, pero no había nada que hacer, cuando todos se habían ido nos habíamos llevado al bebé a casa y, una vez instalados para pasar la noche, nos habíamos encontrado en el sofá en un silencio embarazoso, al menos por mi parte.

En un momento dado le oí inhalar profundamente y volviéndose hacia mí me dijo:

- Mihriban, ¿tienes idea de lo que significa para mí estar aquí esta noche? Después de todos los años en los que... años en los que extrañé terriblemente tu sonrisa, tu alegría, tu amor... Después de todos estos años sigo sin saber por qué me dejaste tan repentinamente, de la noche a la mañana, nunca podría explicarlo.
Pero la culpa fue mía, fui orgulloso y no encontré el valor para perseguirte, incluso en el fin del mundo debería haberte perseguido.
Estoy orgulloso de mi hijo, hizo lo que yo no fui capaz de hacer, se equivocó pero tuvo la fuerza de luchar por su mujer, por el amor de su vida.

He estado enferma los dos últimos años, tenía miedo de no salir adelante y esto me permitió ver con claridad cuáles son las cosas importantes de la vida y comprendí que hace 32 años dejé escapar lo que hace que la existencia merezca la pena ser vivida: el amor.

Te perdí y viví una vida a medias -

Le miré atónita, mi corazón latía con fuerza, nunca hubiera esperado de él, el orgulloso Aziz, una confesión tan sincera y desapasionada, me miré las manos unidas en el regazo para ordenar mis pensamientos y luego suspiré, no podía no ser tan sincera.

- Aziz, te amé con un amor sincero, no había nadie más después de ti, no había lugar para nadie en mi corazón destrozado por la pérdida de mi único.
Tuve que marcharme porque no podía quedarme a ver cómo te casabas con Huma, me fui de Estambul durante varios años en busca de paz, al menos aparente, no podía soportar encontrarte con ella y quizás con tus hijos también -
Lloré por esa chica desesperada que había sufrido enormemente por la traición del hombre que amaba.

Aziz tomó mi mano acercándola, la llevó a sus labios en un suave beso y con un dedo me hizo levantar la vista hacia él.

-¿Por qué te fuiste? Estaba devastada, desesperada, no podía creer que te hubiera perdido, llevaba años preguntándome. ¿Por qué?

- No podía aceptar tu traición, si era Huma lo que querías, te quería demasiado como para no echarte atrás -

- ¿Traición? ¿Huma? No lo entiendo.

- Me enteré a los pocos meses de nuestro compromiso. Era un domingo por la mañana, no nos habíamos visto la noche anterior porque habías dicho que ibas a una cena con un cliente, se me ocurrió sorprenderte y fui a tu casa trayendo unos simits para desayunar juntos.
Huma me abrió la puerta con una fina bata de seda, me humilló diciéndome que ahora estaba en tu vida, que no tuviste el valor de decírmelo y cancelar el compromiso, pero que llevabais mucho tiempo viéndoos.
¿Qué podía hacer? Te amaba demasiado, era inútil esperar a que encontraras el valor para dejarme, habría sido un momento doloroso para los dos, preferí irme y dejarte vivir tu vida con la persona que habías elegido -
Ahora lloraba sin reparos, después de todos esos años seguía doliendo muchísimo.

Aziz

Permanecí en silencio durante un tiempo interminable, sin poder creer lo que acababa de escuchar, no podía ser cierto. Me levanté y, llevándome las manos a la cabeza, crucé la habitación hasta detenerme y mirar por la ventana hacia el mar para intentar calmarme.

¿Cómo ha podido llegar tan lejos? ¿Cómo pudo? La perfidia de Huma consiguió impactarme en todo momento. ¿Cómo no me había dado cuenta durante años de la clase de persona que era? ¿Cómo pude permitir que arruinara mi vida, la de la mujer que amaba y la de mis hijos?
Me asustaba tanta maldad, después de años aún no me acostumbraba.
Había destruido la familia que habíamos creado separando a nuestros hijos muy pequeños, privando a Can de una madre y a Emre de un padre e impidiendo que sus hermanos crecieran juntos.
¿Cuánto mal había sembrado esa mujer a su alrededor?

Me recuperé de esos pensamientos para volver a la realidad, a la verdad de ese momento, volví al sofá y me arrodillé frente a la mujer que siempre había amado, tomando sus manos entre las mías.

- Mihriban, hemos vivido una vida infeliz sin necesidad, o más bien por culpa de una mujer desalmada, egoísta y perversa.

Huma se presentó en mi casa en mitad de la noche diciendo que había tenido una discusión con su padre, que quería obligarla a casarse con un hombre al que odiaba, llorando me pidió si podía quedarse esa noche para poder calmarse y pensar en su futuro.

La alojé en la habitación de invitados, éramos amigas desde la infancia y no pude evitar ayudarla.

No sabía que habías venido a la mañana siguiente, lo que te dijo Huma era todo mentira, sólo sé que ese día y durante los días siguientes te busqué por todas partes, me puse en contacto con todos nuestros amigos comunes, no podía entender por qué, qué había pasado, por qué me habías dejado.

Caí en la más profunda desesperación, durante meses fui una sombra de mi antiguo ser y me resigné a que nunca volverías.

Huma se presentó después de un tiempo diciendo que si no encontraba a otra persona para casarse, sus padres le impondrían a ese hombre que odiaba, me pidió que la ayudara y yo, que a estas alturas no esperaba ni deseaba nada más de la vida, le propuse que nos casáramos...

Ambos permanecimos en silencio para procesar esta verdad que era desconcertante para ambos, siempre nos habíamos amado pero las perversas maniobras de Huma habían logrado separarnos durante buena parte de nuestras vidas.

En ese momento me di cuenta de que ya no quería vivir ni un solo día sin ella, que ya habíamos perdido demasiado tiempo, la quería cerca en cada momento por el resto de mi vida.

Ya estaba de rodillas a sus pies, ¿qué mejor oportunidad para saltar?

- Mihriban te he amado todo este tiempo, seni çok seviyorum, te amo y sé que te amaré por siempre, no podemos perder más tiempo.

¿Me harás el hombre más feliz de esta tierra?

¿Quieres casarte conmigo? -

Mihriban

No podía creer lo que oía, ni en mis sueños más salvajes podría haber imaginado que un día escucharía esas palabras pronunciadas por el hombre al que había adorado durante toda una vida.

Le miré con incertidumbre, no podía creerlo, pero vi su mirada llena de amor y esperanza y los muros que había construido sabiamente alrededor de mi corazón cedieron bajo la fuerza abrumadora del amor que sentía por él.

Nuestras manos seguían entrelazadas, las miré conmovida, entrelacé mis dedos con los suyos y lo miré sonriendo con lágrimas en los ojos.

-Aziz Divit ¿sabes cuántos años llevo esperando esta propuesta?

¿Cómo no voy a aceptar si siempre has sido la otra mitad de mi cielo?

Seni çok seviyorum, yo también te quiero mucho Aziz, más de lo que puedo explicar con palabras -

Mi sonrisa se hizo aún más grande:

- ¡¡¡¡EVEEEEETTTT!!!! -

-Hoy, pues, también he cogido el ramo de la novia, ¡me tenía que casar pronto! -