9 - ¿Quién es?

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Sanem

Había terminado el trabajo y por fin tenía algo de tiempo para mí, salí al pequeño porche para disfrutar de un momento de merecido descanso, era agotador trabajar en mi segundo libro, pero poco a poco iba encontrando el ritmo adecuado y la novela iba tomando forma.

Mi editor, Ali, no tenía intención de meterme prisa. El hecho de haber escrito bajo un seudónimo evitaba la necesidad de una gira promocional, que había sido sustituida por un blog en el que respondía a las preguntas de los lectores, intercambiaba opiniones con ellos, aceptaba y daba sugerencias sobre escritura creativa.
Era un medio nuevo para mí pero que me estaba dando muchas satisfacciones, era maravilloso escuchar que les había gustado mi novela, que había hecho soñar a todos los lectores y que ahora se imaginaban viviendo algún día una historia de amor intensa como la que yo contaba en mi libro.

Dejé vagar mi mirada hacia el horizonte y luego la bajé a mis manos entrelazadas, pensando en mi historia de amor, no me arrepentí ni un solo momento de ella, aunque había pagado un alto precio por cada una de ellas.

Suspiré y bajé los escalones del porche para sentarme en la hierba cerca de la orilla. Aquel maravilloso lugar era capaz de calmar todos mis tormentos: el silencio, el azul profundo del mar que era uno con el azul del cielo, el verde del bosque detrás de mí, todo lo que me rodeaba me ayudaba a encontrar el equilibrio. No tengo ni idea de cómo podría haber sobrevivido los últimos meses si no hubiera encontrado este rincón del paraíso que podría haber calmado lentamente todas mis heridas. Vi el barco de pesca del tío Yusuf volver al puerto deportivo y sonreí.

¿Qué bendición había sido ese hombre? Le había conocido nada más llegar, había ido a saludarle y desde el mismo momento en que nuestras miradas se cruzaron, nos habíamos convertido en la cura del otro. Había aportado una nueva vida a aquel anciano solitario y reservado, mientras que la sabiduría de sus palabras y el consuelo de su cercanía me habían ayudado en los momentos más duros. ¿Cómo podría haber sobrevivido sin él?

Mientras me hacía esta pregunta, puse mis manos en la hierba detrás de mí para ofrecer mi cara al calor del sol sonriendo, mi corazón sabía que nunca podría agradecerle lo suficiente lo que había representado en esos momentos.
Mientras hacía estas consideraciones oí unos pasos que se acercaban, pensando que era Yusuf abrí los ojos y giré la cara sonriendo al recién llegado.

Mi corazón dio un vuelco.

No podía ser cierto, mi imaginación me estaba volviendo a jugar una mala pasada, hacía tanto tiempo que no lo veía por todas partes: en el barrio, en las rocas frente a la Torre de Maden, en el parque donde habíamos paseado.

No pude volver a alucinar, me puse rígido y me levanté sin creer lo que los ojos traidores me estaban mostrando.

                 No pude volver a alucinar, me puse rígido y me levanté sin creer lo que los ojos traidores me estaban mostrando

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Me quedé allí, como intoxicado, no podía respirar mientras mi corazón enloquecido se aceleraba a mil por hora.
Mis manos temblaban y mis ojos se llenaban de lágrimas, ¿podría ser realmente mi albatros?

Can dio un paso adelante y Sanem retrocedió como si temiera descubrir que era sólo un sueño, sacudió la cabeza con incredulidad, entonces le oyó hablar y su corazón se detuvo por completo.

- He vuelto Sanem, he vuelto para quedarme y no irme nunca más-.

Las lágrimas que hasta ese momento habían permanecido entre sus pestañas comenzaron a delinear su rostro, sacudió la cabeza aún sin creer lo que estaba escuchando, lo vio extender una mano, ella levantó los brazos en defensa, no podía ser cierto.
No podía creerlo y lo único que pudo hacer fue volverse para mirar al mar en busca de calma y consuelo.

Un amor que renace de las cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora