¿Qué han vivido Can y Sanem en el año que llevan separados sus corazones? ¿Y ahora que el destino ha permitido que sus ojos se vuelvan a encontrar y que sus almas vuelvan a sentir el poder de ese amor incondicional?
Antes de salir de casa esa mañana, Can nos había recomendado que estuviéramos listos a las 5 de la tarde porque nos iba a llevar a cenar.
Definitivamente me entusiasmó la idea, era la primera vez que salíamos a cenar solos en familia, me preparé con esmero y a la hora señalada estábamos los dos con buen aspecto y olor.
Can llegó y se cambió rápidamente de ropa, pude comprobar que se había esmerado en ir especialmente elegante para la velada, pelo recogido, camisa blanca con chaleco y pantalón negro, realmente se preocupaba por esta primera velada juntos, me hizo gracia.
Nos dirigimos hacia el centro, pero en un momento dado Can se detuvo y se dirigió a mí - A partir de aquí te voy a vendar los ojos, debe ser una sorpresa a dónde vamos, no quiero que seas capaz de imaginarlo antes de que lleguemos -.
Me molesté un poco pero acepté, estaba emocionada por saber a dónde pensaba llevarme, era adorable, siempre tratando de sorprenderme con algún dulce pensamiento.
Después de lo que pareció una cantidad interminable de tiempo, finalmente nos detuvimos, me dijo que esperara mientras sacaba a Nihat del asiento del coche, luego vino a abrir mi puerta y me ayudó a salir del coche. Caminamos unos pasos y luego nos detuvimos, escuché el sonido de una campana, me puse rígido, no era una campana cualquiera, conocía esa campana, era la de mi infancia, era la que mi mente asociaba con "HOGAR". Me quedé petrificado y, mientras Can me quitaba la venda, oí una voz muy querida que decía:
- ¡Ya voy!
Me quedé sin aliento, ni siquiera tuve tiempo de mirar a mi alrededor cuando me encontré con los ojos muy abiertos de mi madre, nos quedamos así durante un tiempo interminable hasta que otra voz dijo - ¿Quién es Mevkibe? - y allí estaba yo mirando los ojos incrédulos de mi padre.
Mevkibe
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Me había quedado inmóvil, tenía los ojos igualmente asombrados de Sanem frente a mí y tanta otra gente alrededor que no podía concentrarme en el momento. Sólo pude registrar que en la puerta, después de todo un año, estaba mi Sanem y junto a ella estaba Can Divit con un niño pequeño en brazos. No podía encontrarle sentido a aquella escena, percibí la presencia de Nihat a mi lado y sentí que se quedaba igual de asombrado y me agarraba la mano con fuerza.
Nihat
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