29 - Soles

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Can

Por fin solos.
Tenía que hacer que cada momento que pasara conmigo fuera un momento para recordar, quería que se enamorara de nuevo y que volviera a confiar en mí.

Al verla en aquel restaurante con otro hombre, tras un momento inicial de desánimo, mi determinación de recuperarla se había hecho aún más fuerte. Me había detenido a comprar todo lo que necesitaba y había pasado toda la tarde trabajando duro para crear un rincón de ensueño.
Quería hacerla feliz, hacer que se sintiera amada y deseada como debe ser amada una hermosa criatura como ella.

Miramos juntas un momento a Mihriban que volvía a casa con la pequeña Nihat, le cogí la mano suavemente para acompañarla a la mesa románticamente puesta con cristales, velas y flores. La hice sentarse arreglando galantemente su silla y le serví una copa de champán, sólo una copa porque ambos sabíamos muy bien que la combinación de Sanem/alcohol podía ser extremadamente peligrosa.

Una vez sentado levanté la copa para brindar, ella me miró interrogante.

-Brindemos por nosotros, por nuestro maravilloso hijo, por la vida que nos ha devuelto-.

Asintió con la cabeza, levantando la copa pero manteniendo una actitud distante que no era propia de mi Sanem, la joven alegre y despreocupada de la que me había enamorado.
Cuánto daño había hecho, la había vuelto seria y precavida, esperaba ablandarla con el paso del tiempo.

Empezamos a comer la cena que había preparado con tanto esmero, sabía que le gustaba comer y siempre le había gustado mi forma de cocinar, quería mimarla y consentirla.

Al principio hubo un silencio prolongado, sólo roto por el ruido de los cubiertos en los platos, y luego en el mismo momento:

- Can...

- Sanem-

Una risa nerviosa ayudó a aligerar el ambiente, de la nada le dije que había aprendido a cocinar este plato durante mi estancia en Grecia y a partir de ahí todo fue cuesta abajo. Empecé a contarle mis viajes y ella sintió curiosidad por hacerme preguntas sobre los lugares que había visitado y la gente que había conocido en todo el mundo.

Me habló de su infancia en el barrio como nunca lo había hecho, de los extraños personajes que vivían allí, Muzo obviamente no era el único, de los viejos sabios de los que tanto había aprendido, de las verdaderas amistades que sólo podían nacer entre quienes crecían juntos como les ocurrió a ella y a Ayan.
Todo era nuevo para mí que había crecido en una villa de lujo, en un barrio de lujo pero en extrema soledad, envidiaba la sencillez de la vida de barrio en la que ella había crecido hecha de confusión y de compartir.

No me parecía cierto verla relajada e interesada en lo que le contaba, quizás estábamos descubriendo una nueva forma de estar juntos. Los meses de nuestra relación se habían caracterizado por el enamoramiento, por la pasión pero también por muchos contrastes, malentendidos, celos y de alguna manera no habíamos podido conocernos realmente.

Ahora parecía que podíamos hablar libremente, sin forzar, sin juzgar.
¿Podría haber sido un nuevo comienzo para nosotros ahora que habíamos madurado y éramos más conscientes? Tenía muchas esperanzas.

Sanem

¿Cómo ha conseguido que me relaje? Nunca pensé que fuera posible, después de lo que habíamos vivido, disfrutar de la compañía del otro.

Nos reímos de divertidas anécdotas de mi infancia en el barrio, me encantó con la descripción de los paisajes que había admirado durante sus viajes por el mundo, realmente lo había recorrido todo desde el Himalaya hasta los Andes, desde el Sahara hasta el Gran Cañón, desde Fiji hasta Perú pasando por Japón, China, Rusia, Madagascar, Cuba, Alaska........

Por un momento se me cerró un nudo en la garganta. No pude evitarlo, la antigua Sanem que se avergonzaba hasta de sus pensamientos había desaparecido.

- ¿Qué tiene que ver una simple chica de barrio, que como mucho salió de Estambul para ir a Bodrum e Izmir, con un hombre como tú que ha visto la aurora boreal y pingüinos en el Polo Sur? ¿Cómo podría funcionar entre nosotros? Era una conclusión inevitable que en algún momento te ibas a ir...

Evidentemente lo tomé desprevenido, permaneció en silencio durante un tiempo interminable probablemente para elegir cuidadosamente sus palabras.

- Fue maravilloso descubrir el mundo Sanem, no puedo negarlo, vi lugares maravillosos. El mundo es un lugar misterioso que hay que descubrir, mi trabajo me ha permitido visitarlo a lo largo y ancho. No voy a decir que lo he visto todo, estoy satisfecho y no voy a viajar más. Sigo teniendo ganas de viajar y descubrir nuevos paraísos -

Incliné la cabeza pensando que era como pensaba, el albatros pronto volaría para descubrir el mundo. Luego le oí continuar.

- Pero ahora tengo una razón más para hacerlo, quiero hacerlo contigo Sanem.

Quiero descubrir y redescubrir el mundo a través de tus ojos, quiero alimentarme de tu amor sin límites por todo y por todos, visitar contigo nuevos rincones del mundo para verlos, gracias a ti, con una mirada pura y curiosa.

Quiero llevarte a las Galápagos para descubrir los nidos de albatros, quiero ver contigo las cascadas más impresionantes del mundo o atravesar las selvas más verdes.

O simplemente quiero quedarme en una mecedora con un brazo en tu hombro y Nihat en mi rodilla viendo esta vista del mar en el Bósforo. Quiero pasar las tardes frente al televisor con la chimenea encendida y nuestro hijo jugando en la alfombra. Quiero hacer picnics en el parque y paseos en bicicleta. Quiero llevarte a navegar por las costas de las islas griegas o a Italia para ver el Coliseo. Quiero todo esto Sanem, pero lo quiero contigo y con nuestro hijo -

Me quedé sin palabras, sentí que estaba con él y con Nihat en cada uno de los lugares que había mencionado. Un hermoso sueño.

Sólo un sueño.

Me levanté susurrando - Será mejor que me vaya, se hace tarde, tengo que llevar a Nihat a la cama. Iyi geceler, buenas noches -

Me alejé apresuradamente presa de un caleidoscopio de emociones, no podía confiar en mí misma, no podía permitirme el lujo de volver a soñar.

La soñadora y despistada Sanem se había ido, había muerto una tarde hace más de un año mientras veía volar el lomo de su albatros.

Un amor que renace de las cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora