Epílogo

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Había sido un largo, largo año. Pero Félix está completamente orgulloso del chico que es ahora.

En este momento está mirándose en el espejo de su habitación, sonriendo al solo sentir cariño por sí mismo, poder ver sus virtudes. Recuerda como a principio de año -y todos los anteriores- solo podía ver sus defectos cuando veía su reflejo, recuerda la angustiante sensación de sentir que solo quieres desaparecer para dejar de sentirte tan mal con tu persona.

Recuerda sonreír aunque no quería hacerlo.

Pero ahora lo hace con motivos, ríe con intención y es feliz. Aunque haber conseguido ser novio de Chan efectivamente lo alegra cada día, esto va más allá de sentirse completo solo porque consiguió amor romántico. Esto es un logro personal, algo que agradece muchísimo a Jisung, a Chan y a su familia, pero que más que nada es algo propio. Aunque le devastaría si lo suyo con su novio terminara, no se permitiría caer en el mismo abismo oscuro de antes, porque ya salió una vez de allí, y no piensa volver.

Amarró en una semicoleta su ahora negro cabello, terminó de colocar su mochila, y salió de casa, en destino a reunirse con sus amigos.

En la casa de Minho, él y su novio estaban acostados tranquilamente, como si no tuviesen ningún compromiso en solo una hora. Jisung descansaba su cabeza en el pecho desnudo del mayor, haciendo caricias en su abdomen con el dedo índice. Minho, con un brazo atrás de la cabeza contraria,
jugueteaba con su oscuro cabello.

—No puedo creer que ya haya finalizado tan rápido el año —menciona Jisung.

—No puedo creer que en unos meses comienzo la universidad, y tú entras en tu último año —contesta el pelinaranja.

—Que loco, ¿no?

—No tanto como el que hayamos terminado juntos, apuesto a que ninguno se esperaba eso a principio de año.

—Definitivamente, ni un poco —Jisung ríe y se quita las sábanas de encima, colocándose a horcajadas sobre el mayor, aún desnudo. — Pero no me arrepiento de nada.

—Ni yo, precioso —responde, tomando su rostro entre sus manos para inclinarlo y poder besarlo.

Cuando Jisung siente que las manos contrarias se desvían hasta su espalda baja, con intención de continuar descendiendo, las toma en mitad de camino y se separa del beso.

—Suficiente, no vas a llegar tarde a tu graduación. Levántate —ordena.

—Cuando saques tu trasero de encima, quizá pueda.

El pelinegro se carcajea, bajándose. Toma su ropa tirada y se la coloca.

—Me voy, nos vemos en una hora. Te amo —dice Jisung, insertando un casto beso en sus labios.

—También te amo —lo despide.

Durante el año, Jisung y Félix pronunciaron más su amistad con Jeongin, pasando mucho tiempo juntos. Resultaba que los tres encajaban mejor de lo que creían, por lo que el grupo inevitablemente comenzó a hacerse muy unido.

—Estoy acompañando a mi tía en su consultorio, ella atiende en terapia, y eso es probablemente lo que siga en un futuro —cuenta el más chico, él junto a Jisung y Félix están sentados en un café.

—Eso es genial Jeongin, suerte con eso —dicen ambos, bebiendo de su malteada.

—¿Qué tal Chan hoy? —pregunta Jisung al pelinegro.

—Está muy nervioso, sobre todo porque su familia es inquieta y todos están reunidos en su casa, con mucha emoción. Dije que lo vería ahí —responde.

Del odio al amor || MinSung & ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora