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— Debo admitir que estoy sorprendido.

Jisung y Félix se hacían lugar entre la multitud, intentando conseguir unos buenos asientos en aquellas gigantes gradas. El patio escolar rebosaba de gente, chicas animando a los jugadores, vendedores de comida por aquí y por allá, la muchedumbre esperando con euforia a aquel equipo local que daba inicio a los partidos escolares del año.

— ¿Por qué?

— Chan debe gustarte mucho para que estés a punto de ver un partido de fútbol americano en lugar de estar en el LoL. Es decir, este deporte te aburre aún más que a mí. — dice Jisung.

— Y no solo me aburre, sino que tampoco entiendo nada. — ambos se ríen y toman asiento donde les quede cómodo.

Las animadoras se retiran del campo y la gente sabe lo que significa; los equipos entran. Dos alumnos extienden una larga lámina con un lobo dibujado encima, y pronto es el mismísimo Chan el que la rompe, siguiendo tras él el resto del equipo. Los gritos estallan, aún más que antes, los jugadores motivan a la gente a animarlos. Esto es lo único que Jisung y Félix disfrutan de los partidos, el espíritu.

El partido comienza y todo se ve normal. Sus contrincantes; los hurones, son muy buenos jugadores, por lo que está bastante peleado. Pronto comienzan a hacer anotaciones desde ambos lados, empujones, gritos, órdenes, motivación, las emociones rebosaban en aquel juego. Jisung y Félix se encontraron a sí mismos parados, aplaudiendo y gritando ánimos.

— ¡Vamos, Minho! — grita Félix cuando el mayor es quien tiene el balón y comienza a correr con suma velocidad, siendo seguido por varios jugadores del equipo contrario.

Las ansias de Jisung crecen a medida que llega a su objetivo, todo parece apuntar a que lo hará, pues está corriendo demasiado rápido. Sin embargo, la alegría se deshace en el aire en cuanto Minho vuela un par de metros al ser bruscamente chocado por un jugador enemigo, bastante más grande corporalmente.

— ¡Minho! — grita con preocupación. Félix gira su rostro para ver la reacción de Jisung, y probablemente jamás lo ha visto con esa cara.

El silbato del árbitro suena y todos los jugadores se acercan a la escena para cerciorarse de que Minho esté estable. Jisung abandona su lugar y comienza a correr lo más rápido posible a la parte cercana al campo. Una vez llega, tiene una vista más clara de Minho. Pero aún desde lejos pudo distinguir que fue golpeado justo donde antes había recibido las heridas en la fiesta.

Minho levanta la mano desde el piso y se quita el casco, sonriendo con orgullo.

— Puedo seguir, estoy bien, de verdad. — dice — Solo iré por agua, un momento.

Se levanta como puede y corre sin mucha prisa hasta donde se encuentran los jugadores suplentes, busca en su mochila la botella de agua y bebe. Da un pequeño sobresalto cuando escucha su nombre siendo gritado, apareciendo tras él Jisung.

— ¿Que hacés aquí? — pregunta con sorpresa.

— ¿Vas a seguir jugando? — Minho da otro sorbo y baja la botella.

— Por supuesto.

— ¡No! estás herido, idiota, deja de fingir que estás bien, podrías terminar peor.

— Agradezco la preocupación pero de verdad, puedo seguir.

Los jugadores allí presentes solo observaban en silencio la escena, incluso el entrenador.

— ¿Estás seguro de que estás bien, no me mientes?

— Jisung, tengo resistencia de ac-

Es bruscamente interrumpido cuando el menor da un pequeño golpe en su abdomen y Minho se dobla entero.

Del odio al amor || MinSung & ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora