9

20.5K 2.4K 3.1K
                                    

Ugh, jodida mierda.

La luz de la mañana azotaba contra su rostro, se maldijo a sí mismo por olvidar cerrar las cortinas anoche. A medida que abría los ojos se dio cuenta de que ni siquiera estaba en su habitación, y todas las imágenes de la noche anterior vinieron de golpe a su mente. El dolor de cabeza profundo que lo torturaba, producto de todo lo que bebió anoche, le hace replantearse el ir tan seguido a fiestas.

Con lentitud se gira y por poco su corazón se sale del lugar al ver a Minho profundamente dormido a su lado, no hay nada de contacto físico, pero ahí está. Se asusta terriblemente cuando ve que el mayor está durmiendo sin camisa, por lo que con rapidez levanta su parte de la sábana para ver si está vestido.

— No jodas, ni borrachos haríamos eso. — habla Minho tomando por sorpresa al más chico y haciendo que dé un pequeño sobresalto.

— Te sorprenderían las cosas que he hecho ebrio. — responde con una sonrisa.

— ¿Estamos en la casa de Changbin? — Jisung asiente — Mierda, me explota la cabeza.

Minho hace un amago para levantarse de la cama pero un dolor punzante en su abdomen hace que frene en seco y suelte un quejido, Jisung se mueve hacia su lado y lo mira con preocupación.

— ¿Aún te duele? ¿Quieres que cambie el vendaje?

— Vaya, que amable eres en las mañanas. ¿Debería aprovechar? — Jisung bufa con molestia y se sienta en el borde de la cama, poniéndose sus botines.

— Suerte entonces, idiota, me voy.

— ¡No te enojes Jisungie ~! — grita Minho con diversión entre palabras. Niega con la cabeza e imita al menor para bajar hacia la otra planta.

Ambos frenan al final de las escaleras al ver el desastre que es la casa de Changbin, quien por cierto, está tirado sobre una de las mesas con la cara pintada. Hay muchas personas aún dormidas en el suelo o en los sillones, incluso en las mesas, y ni hablar de toda la mugre de vasos, bocadillos, y demás cosas que hay alrededor. Ambos buscan con la mirada a Félix y a Chan, pero no logran encontrarlos.

— Chan acaba de mandarme un mensaje diciendo que está con Félix yendo a un café para desayunar, ambos piden que vayamos. — habla el mayor.

— ¿Qué café?

— No voy a decirte.

Jisung lo mira en silencio un par de segundos, al igual que el contrario.

— ¿Cómo haces para ser tan estúpido?

— Es un don. — se encoge de hombros — Vamos juntos, pero primero debo pasar por la casa de mi madre, queda cerca.

— Pero tú casa queda al otro lado de la ciudad. — dice el menor.

— No, esa es la casa de mi papá.

Jisung alza una ceja sin comprender, pero no quiere preguntar y que Minho comience a contarle toda la historia de su vida, al menos no de mañana. Más tarde quizá.

— Bien, te sigo.

Ambos esquivan los cuerpos dormidos en el suelo y salen de allí. Es una mañana cálida así que ninguno necesitó un abrigo, tampoco conversaron, Jisung a esta hora es bastante callado. Al cabo de unas seis cuadras, llegan a su destino.

Es una casa bonita, de un solo piso pero muy grande. Afuera está decorada con rosas rojas y otras flores llamativas. Minho golpea la puerta y de allí sale una mujer alta y pelinegra, con ojos muy rasgados, bonitos.

— Minho, ¿tan temprano aquí? — pregunta la mujer — ¿Quién es tu amigo?

— Han Jisung, un gusto. — se presenta por su cuenta el más chico.

Del odio al amor || MinSung & ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora