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Jisung suspiró con pesadez y se sentó bruscamente en el suelo, frente a él su reflejo demostraba lo agotado que estaba. La ropa húmeda, el cabello pegado a su frente por el sudor y los constantes jadeos de cansancio. Cerró los ojos rendido y se dejó caer de espaldas en aquellas frías cerámicas.

— Mierda, Félix, no me sale esta puta coreografía.

— Lenguaje. — se oye la voz de un hombre. Jisung se levanta apresurado cuando lo escucha y lo mira con sorpresa, enseguida una sonrisa se refleja en su rostro.

— ¡Papá! No sabía que vendrías hoy. — dice, y acto seguido se acerca al hombre para darle un rápido abrazo.

— Por suerte las siguientes conferencias se cancelaron y nos mandaron antes a casa, es un alivio, ansiaba volver. — contesta, y gira su rostro al peliblanco que estaba sentado allí — ¿Cómo estás, Félix?

— Bien Sr. Han, gracias. — responde con amabilidad.

— ¿No practican juntos si tanto te cuesta? — vuelve a hablar con su hijo.

— Ya quisiera, pero Félix es un cobarde que no se anima a inscribirse en la clase de baile. — el aludido solo se rió y siguió con la vista en su celular.

— Pero tu madre me dijo que te había estado acompañando a esas clases, ¿Se equivocó?

— Ah, no, sí que me acompaña. Pero si te dijera para qué va exactamente...

— ¡Jisung! — grita Félix, avergonzado. Sabe que el Sr. Han no lo juzgaría, ya es consciente de las orientaciones sexuales de su hijo y del amigo de éste. Pero todo lo contrario, se pondría a aconsejarle que no sea un gallina y se acerque a hablarle a Chan. Le da demasiada vergüenza.

— Hm, ya me contarán luego. Suban, su madre los espera para cenar. — dice, y se despide fugazmente de los menores.

— Fuera de broma, esta coreografía me tiene acabado, no sé qué haré. — vuelve a quejarse Jisung.

— Siempre puedes contar con la ayuda de tu querido amigo Minho. — le dice con sarcasmo, a lo que el mayor hace una mueca de asco — ¿Sabes? Todo sería más fácil con Chan si tú te llevaras bien con Minho, podría acercarme más discretamente a él.

— Pues espera sentado, no tengo planes de llevarme bien con Minho, ni hoy ni nunca. — dice — Y ya no hablemos de ese idiota, que justamente será él quien me haga la vida imposible si mañana fallo en los pasos que me tocan.

El pelinegro pone otra vez la música y sigue con su práctica, mientras tanto Félix lee muy entretenido su libro, la música y los quejidos de Jisung no lo distraen en absoluto. Cuando el menor se concentraba en algo, simplemente no había nada que lo saque de ese trance. Pero luego empezó a darse cuenta de que todas las quejas de Jisung terminaban en el mismo nombre.

— Mierda, no, no. Si hago esto mal seguro Minho me molestará todo el día. — dice para sí mismo el mayor, sin siquiera notar que Félix lo oía.

— Oye, Sung.

— ¿Mh?

— ¿Soy yo o te importa un poco demasiado lo que Minho piense de tu baile? — le dice por fin.

Jisung deja de moverse y se da vuelta para mirarlo fijamente, abre la boca para contestar pero nada sale de allí hasta unos segundos después.

— Pues, sí. Somos como rivales en el baile, es normal que piense en su reacción. — se excusa.

Félix solo levanta una ceja y baja otra vez su mirada al libro, a la vez que le hace una seña para que prosiga con su práctica. Luego de unos minutos, subieron para cenar con los padres de Jisung y más tarde Félix se fue a su casa.

Del odio al amor || MinSung & ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora