Wooyoung abrió sus ojos cuando sintió un peso a su lado, San se sentaban sobre la cama y tomaba su mano, semblante serio y parecía que tenía tantas cosas que decir, él intentó sonreír, pero a quien vamos a mentirle, quería estar muerto.
— ¿Como estás? — Preguntó, no habían sonrisas, no habían afectos de cariño, característico de Choi San.
— ¿Porqué?, ¿Vas a dejarme como la última ves?, soy cobarde —
Wooyoung era una bomba la cual explotaba cada vez que le hablaban, tenía tantas cosas guardadas, ya que se sentía miserable, creía que estaba bien si se portaba de esa manera, no tenía nada que perder después de todo.
— No voy a dejarte — Respondió posando su mano sobre sus mejillas, su rostro se acercó al de Wooyoung y beso su frente — Eres mi chico, no volveré a dejarte — Susurró.
Wooyoung ahogó un sollozo y se abrazó a él, era inevitable el no llorar porqué si hubiera logrado su cometido no se hubiera despedido de San, ya no quería hacerlo sin antes despedirse, quería disculparse pero no podía, porqué no se arrepentía de haberlo intentado.
— Somos almas gemelas, ¿Lo recuerdas?, me iré contigo si lo haces de nuevo, no dudaré en hacerlo Wooyoung — Seco las lágrimas del chico con sus manos y dio un beso en sus labios — Me quedaré contigo esta noche.
San se quitó sus pantalones y su chaqueta de cuero mientras Wooyoung se hacía a un lado, no podía negarle el estar a su lado, lo necesitaba más que nunca. Al estar ambos dentro de la cama Choi acarició los cabellos del chico con dulzura.
— Ven aquí — Susurró palmeando su abdomen. Wooyoung se acosto sobre Choi, con sus piernas rodeando el cuerpo tatuado del chico con los cabellos alborotados, Wooyoung apoyó su mejilla sobre el pecho de San, escuchando los latidos de su corazón mientras el contrario acariciaba su espalda baja — Cuando tengas miedo debes escuchar los latidos de mi corazón, sabrás que estoy a tu lado, que no te dejaré Wooyoung, que puedes sentirte cálido a mi lado — Susurró dulcemente.
Wooyoung asintió abrazándolo, cerrando sus ojos, concentrándose en los latidos del corazón de su novio, sintiendo las caricias sobre su cuerpo, sintiéndose amado nuevamente.
San comenzó a cantar una canción para Wooyoung cuando estaba por dormirse, él sonrió levemente, su mano tomó la de Choi y fue como se durmió, con la dulce voz del chico cantándole en el oído, sintiendo el calor de su cuerpo, su corazón latir, aferrándose finalmente a lo que amaba.
No había tiempo ni espacio, pero ahí estaba nuevamente su cuerpo en la bañera, al hundirse unas manos rodearon su cuello y solo lograba ver una hermosa cabellera rubia, rizos dorados y canto angelical, su cuerpo fue sacado de la bañera y envuelto por unos pálidos brazos y cuerpo cálido, frente a él, una hermosa mujer de finos cabellos negros y largos, una hermosa mariposa se posaba sobre sus delgados dedos, ella la tomaba con dulzura, pronto la mujer de dorados cabellos desapareció y la mujer frente a ella rompía las alas de aquella mariposa, un nudo en su garganta se formaba y tembló, todo se esfumaba y estaba él sobre una cama de ceda, se recostó sobre está asustado, nuevamente frente a él un gran espejo que reflejaba una playa, a la que solía ir con su madre, intento tocar el espejo pero este se alejaba cada vez que lo intentaba, pronto lo tocó él estaba bajo el mar, lograba ver el cielo reflejarse y pronto se volvió estrellada, su cuerpo fue sacado nuevamente del agua y fue cuando se vio en un deja vu, porqué Yunho estaba a su lado.
Pronto despertó, no podía moverse, San se sentó sobre la cama con él sobre su cuerpo, Choi lo rodeó con sus brazos y dejó un beso sobre su cuello.
— ¿Una pesadilla? — Preguntó, Wooyoung asintió.
— Está bien bebé, estoy aquí — Susurró acariciando sus cabellos.
Estaba sudando y confundido, intentado unir todo, fue rápido y espeluznante, temió terminar de aquella forma.