Wooyoung cayó sobre la cama con lágrimas en los ojos, parecía que todo volvía a detenerse, los labios de San se posaron sobre sus frías mejillas mientras sus dedos se deslizaban por los suyos en busca de la esperanza.
Entre sus desesperadas suplicas, entre sus desesperadas muestras de afecto, San no pensaba en más que el chico bajo él, él, ¿Por qué no podía ser otra persona?, sus lágrimas, las odiaba, era porqué estaba enamorado, porqué en los momentos que estaba junto a Wooyoung sentía que las flores florecían bajo un azulado cielo, que no debía temer.
— No iba a volver con Minju — Susurró con un nudo en su garganta.
El corazón de Wooyoung ardía en fuego para luego dar paso al olvido de sus lágrimas, ¿Debía doler así?, podía dejar a San, que una tormenta de orgullo se llevara todos sus recuerdos, pero no era tan fácil porqué mientras él no estuviera a su lado, en sus brazos sostendría los recuerdos de una relación rota, una relación inolvidable que no podría dejar atrás, hundiéndose una vez más.
— ¿Qué hacían? — Preguntó apoyándose sobre sus brazos. San alzó una de sus cejas sin saber porqué Wooyoung seguía torturándose así.
— Nos despedimos — Murmuró, mordió su labio. Sabía que si desmentía su desvergonzada acción Wooyoung lo dejaría, lo sabía, tener sexo con la chica no era nada especial, al igual que hoy, no fue especial, pero estaba tan jodidamente molesto con su chico.
— San — Dijo empujándolo para levantarse de la cama, nuevas lágrimas de decepción se aproximaban, mentía, lo sabía — ¿No soy suficiente para ti? — Preguntó.
San fue hacia él abrazándolo. Algo comenzaba a angustiarlo, era una ola de arrepentimiento, el arrepentimiento de haber lastimado una vez más a Wooyoung quién no hacía más que sonreírle inocentemente cada vez que veían una película, él chico que le cocinaba con tanto entusiasmo todas las tardes, no hacía mas que pintar sus días de colores.
— Lo eres, no necesito a nadie más que a ti — Murmuró — Te amo, lo hago, Wooyoung solo dame una oportunidad más — Rogó, sus brazos abrazaron con fuerza el cuerpo del chico.
— San, ¿Que hiciste? —
El cuerpo del nombrado se congeló, un debate se abría dentro de su cabeza, el ser honesto o el mentir, no quería perder a Wooyoung con el don de la honestidad, el nunca fue honesto, ¿Por qué serlo ahora?.
Por qué lo amaba, eso se cruzó por su cabeza.
— Nada, debía hablar con ella, solo eso — Pero el miedo de perderlo era más grande.
Esperaba que Wooyoung pudiera perdonarlo, aunque no lo supiera, esperaba que pudiera perdonar el no ser honesto, el ser egoísta, el ser un cobarde, porqué era más importante mantenerlo a su lado que él decirle la verdad.
Lágrimas cayeron de alivio cuando Wooyoung lo abrazó, susurrando que no lo dejaría, que todo estaría bien, que podían hacerlo.
Porqué Wooyoung era su ángel.