San se encaminó hacía Minju, su mano se posó sobre sus cabellos y acarició suavemente.
— Eres una buena chica — Susurró, sus labios besaron la mejilla de ella, y está sonrió.
Los orbes de San se clavaron en Wooyoung, quién entraba al lugar con aquella presencia arrogante, que te embelesa y brilla.
— Yunho, ¿Estás listo? — Preguntó Wooyoung. Ignorando a la pareja. Su amigo asintió.
San mordió su labio inferior, sus manos inquietas.
— Lo estoy, ¿Nos vamos? — Wooyoung asintió — Hasta luego, San, adiós Minju —
La chica sonrió amablemente, y San asintió. La mano de Wooyoung tomó la muñeca de Yunho, arrastrándolo con él, fuera del lugar, San gruñó.
— Será mejor que te vayas — San se dió media vuelta, dándole la espalda, y Minju se colocó de pié, sorprendida por el cambio repentino de su novio.
— Pero quería esperar por ti — Minju tomó su mano repentinamente.
San tomó la mano de la chica, alejándola — No vuelvas a — Se calló, sumiendo el lugar en silencio por unos momentos, bajo la antenta mirada de Minju — Vete, ¿Sí? — San tomó las mejillas de su novia, besando rápidamente sus labios — Se hará tarde, solo vuelve a casa —
Minju asintió, con decepción se despidió de San, para marcharse sola. Y los labios de él formaron una mueca, disgustado. Su mano paso por sus cabellos.
Cada vez que recordaba las palabras de Wooyoung se sentía molesto, deseaba poder tomarlo, que él rogaría para qué fuera suyo, que rogaría para que lo besara y tocara.
