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Wooyoung se aferró a las sábanas mientras la chica sobre él besaba sus labios. Sus manos subieron por su abdomen sobre la tela de seda, sus dedos acariciaron su cabello, sus ojos se abrieron apenas un jadeo ahogado escapó de su boca.
— El espejo —
La voz de la joven era seductora. Se entremecio en el colchón: "El espejo", susurró nuevamente, las palabras haciendo eco en su cabeza. Mordió su labio inferior al momento en el que ella comenzó a acariciar su cuerpo. Él abrió sus ojos, un escalofrío recorrió su cuerpo cuando vió un espejo frente él, más bien, ella, era una chica. Su cuerpo pálido cubierto bajo una tela de seda negra, su cabello, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas, Se abrazó a él mismo, la habitación oscureció, se sintió abandonado y desolado, desamparado. Entonces cerró sus ojos atemorizado, un sollozo escapó de sus labios cuando volvió a abrirlos, y la chica de cabellos rubios y cuerpo de angel lo abrazó.
Despertó de golpe, respirando con frenesí, gritando aquel nombre que había gemido bajo el cuerpo de Choi San. Se sentó sobre la cama, llorando. ¿Qué había sido eso?, lo había atemorizado, aún sentía espasmos y los toques de los dedos de ella sobre su piel, ¿Era realmente él?, al momento de verse en el espejo, era una chica, ¿Que significaba eso?.
— Wooyoung — Los brazos de Yunho rodearon su tembloroso cuerpo — Estoy aquí contigo, todo estará bien — Susurró dulcemente.
Ambos volvieron a recostarse sobre la cama, abrazados. Aferrándose uno al otro. Sentía que no podría hablar sin que su voz no se quebrará. Los dedos de Yunho se enredaban en sus cabellos, drogandolo en un espécimen de tranquilidad abrumadora, en dónde tu cuerpo está paralizado, más tu cabeza te atormenta, abrumandote, haciéndote llorar sin consuelo alguno.
En ese entonces deseó tener a Choi San a su lado.
