Capítulo 1

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Un 23 de octubre

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Un 23 de octubre. Otoño, bastante frío. Jennie llegaba a casa dejando caer el maletín al suelo, cuelga su chaqueta de cuero marrón, la que se le ceñía al cuerpo, estilizando sus magníficas curvas, Dios que curvas... cualquier hombre que las viera caería rendido con mirar una sola vez.

Cerró los ojos, un olor riquísimo le invadió las fosas nasales. Alguno de sus platos favoritos mezclado con un perfume de chocolate y lirios blancos. Para terminar de rematar, ve a Lisa con solo una toalla en la parte baja que le queda... pequeña y un sostén deportivo. Pero que mujer... con semejante cuerpo. Sonríe al verla para luego acercarse a la castaña dándole un tierno beso en la boca. No puede dejar de mirar a la increíble mujer frente a ella.

Cuando Lisa retira la mano de su mejilla, ella la echa en falta. ¿Y la mujer fría que conocí hace unos meses? Ha desaparecido...

- ¿Cómo ha ido el trabajo?

- Bien... cansada. Hay demasiados clientes nuevos.

- Mujer... después de tomarte unos meses de vacaciones, es normal que te echen de menos.

- Joder, solo fue un respiro... - se acercó a ella dándole otro beso sin dejar de sonreírle. - Un respiro que necesitaba del todo. - pellizcó la nalga izquierda de Lisa y le arrancó la toalla de golpe. - Mmm... ¿Qué hay para cenar? - dijo alzando de nuevo la vista hasta los ojos de la castaña.

- Devuélveme eso... - dijo Lisa entrando en su juego.

Jennie ágilmente apartó la mano, y se escabulló fuera de la cocina. Lisa la siguió, corriendo semidesnuda por toda la casa. Al final la atrapó. La vio, tan... tan ella, sentada de rodillas en la cama. Y con su toalla entre los dientes.

- ¿La quieres? - murmuró retirándola un poco, y jugueteando con la toalla... tan sensualmente que su excitación subía de manera apresurada- y era más que evidente, pues iba desnuda y el tamaño de Lisa no era fácil de esconder-entre sus dedos. - Ven a buscarla. - volvió a encajarla entre sus dientes, metiendo una de sus manos por debajo del suéter.

La castaña no tardó en subirse en la cama y cubrirla con todo su cuerpo. Jennie tuvo el placer de sentir toda la carne desnuda de su amada aplastándola, no le molestaba, al contrario... adoraba estar así, adoraba... sentir que Lisa estaba allí, para ella... y solo para ella.

La castaña le subió el suéter de ositos.

- Adoro como te queda este jodido suéter... - le susurró al oído, provocándole un escalofrío. Encajó sus grandes manos en la fina cintura de Jennie, sin dejar de besarla.

- Cariño. - murmuró contra su boca. Lisa aspiró su aliento mentolado. - Hazme tuya... - arqueó las caderas, frotándose contra el miembro - ya durísimo- de ella.

- Tiempo al tiempo... - dijo, aunque no quería esperar para entrar al cuerpo de su chica.

- No... ahora.

𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑰𝑵𝑮 𝑼𝑺       JENLISA GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora