Para Jennie y Lisa no fue fácil estar juntas. Cuando lo logran al fin llevan una vida completamente feliz, hasta que aparecen viejos amores o quizás nunca lo fueron.
《2ª TEMPORADA 》
《3ª TEMPORADA 》
🔞 GIP > SI NO ES DE TU AGRADO SOLO PASA DE LARGO...
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Maratón 2/5
Aparcó su auto justo en el final del callejón. El Lamborghini de Lisa yacía allí, aparcado.
Ninguna señal de movimiento.
- ¿Me esperas aquí, cariño? - le dijo a Madison.- Mamá ahora viene ¿vale?
- Sí. - le dijo la niña, centrada, con sus muñecos.
Jennie se aseguró de dejar el coche bien cerrado; total en ese callejón no había ni una sola casa, y no pasaba ni un alma. La morena echó un vistazo al aparato que le pedía la clave de acceso. Por suerte, y de momento la memoria no le fallaba. Tecleó con ímpetu y las puertas se abrieron. No dudó ni un segundo en entrar. Los dos guardias que estaban en esa parte del pasillo se la quedaron mirando.
- ¿Qué se te ha perdido por aquí, nena?
- Uno, no me llames nena. - dijo Jennie amenazante y súper cabreada. Por todo. - Y segundo, soy la mujer de Lalisa Manoban, así que, machote, déjame pasar.
- Ya, y yo soy Johnny Deep. Lo siento, solo agentes que pertenezcan a la agencia.
Jennie se puso en frente del agente, vacilante. Igual o más que él.
No.
Definitivamente, más, mucho más.
- Mira hombre, no me toques los cojones. - le dijo, señalándole con un dedo. - No hay nada peor que una mujer de veinticinco años cabreada con su futura esposa. Tengo una hija de cuatro años que me está esperando en el coche, se utilizar mis manos y he matado a dos mujeres, solo porque me tocaron mucho la moral. Cuando me enfado, hasta Lalisa me tiene miedo. Y si tú, pedazo de idiota, no me abres la puerta en cinco segundos te juro que te cogeré de las pelotas y te las pondré de corbatín. ¿Estamos?
El agente tragó saliva. Se giró hacia la máquina y las puertas de metal no tardaron en dejar pasar a la morena. Ella no dedicó ni una sola sonrisa. No estaba para sonreír. El ajetreo del otro día volvió a recordarle cosas. Como el polvo en la oficina de Lisa.
Pero... no.
No podía estar o parecer feliz. No. Estaba dolida, cabreada. Si era lo que pensaba... si Lisa... le había sido de nuevo y más cuando quedaba nada y menos para su boda.
Las miradas se centraron en ella. Los hombres la devoraban, las mujeres, recelosas, comentaban cosas sobre ella. Jennie se preguntó cuál de ellas era la puta de Park Doona. Y no había mejor manera para saberlo:
- ¿Park Doona? - se plantó en medio de esa gran sala tintada de un blanco puro y calmante y miró a su alrededor. Sin avergonzarse, volvió a llamarla. - ¿Alguien me dice quién es Park Doona? ¿Eh? Una tal Doona que se mensajea con MI novia. - dijo dándole énfasis a esa palabra.
- ¿Qué haces aquí? - sintió la voz de Lisa, a sus espaldas. Ella se giró, y la vio. La vio, tan guapa como siempre. Pero a la vez, tan cabrona como antes. - ¿Jennie? ¿Qué haces?
