Maratón 3/5
Las once y treintaiocho de la noche. Ahora y treintainueve. Los ojos de Jennie volvían a estar inundados en lágrimas. Lisa no había vuelto, no le había dado la gana de volver. Había acostado ya a su hija. Le había dicho que su Mami estaba fuera durante todo el día por culpa del trabajo, y que por eso no había comido ni cenado con ellas. La morena quería que volviera, quería pedirle perdón, hablar como las personas que eran. Ella se había equivocado, pero la pelinegra también.
No... no quería que volviera.
Necesitaba que volviera y sentir su presencia cerca... si a veces era molesta o agradable, quizás graciosa, otras coqueta y romántica. Tanto era lo que necesitaba de ella, requería de su carácter único que complementaba el suyo.
Terminó de poner la ropa de color dentro de la lavadora. Unas pequeñas gotitas se dibujaron en el grabado gris del aparato. Jennie exhaló fuertemente aparentando sus ojos con fuerza al igual que los labios. Odiaba llorar. Odiaba sentirse mal. Pero eso la hacía humana. Alguien la rodeó por detrás. Se llevó el susto del siglo, pero agradeció a Dios ese abrazo. Dejó caer la última prenda dentro de la lavadora y cerró la tapa.
- Hey... - murmuró la chica.
- Hey. – dijo Jennie, girándose y apoyando su trasero y la mitad de la zona lumbar en la lavadora mientras esta se encendía y dejaba que un suave ruido inundara el silencio de fondo. Lisa la cogiéndola del mentón, alzando su cara. Los ojos de ella estaban rojos, acuosos y no le gustaba nada verla así. Retiró unos mechones de cabello colocándoselos detrás de la oreja. Estaba guapísima así, sin arreglar, con algún enredo en el cabello y sin maquillaje. Con unos simples shorts y la camisa de pijama de la Betty Boop.
- ¿Por qué lloras? – le susurró Lisa.
- Porque la mujer que amo está enfadada conmigo. Por qué el amor de mi vida me ha dicho que no se va a casar conmigo por ser una estúpida desconfiada. – le contestó Jennie en voz baja y casi ahogada. Las palabras se le atascaban, dolían al salir. Parecía que tuviera un nudo en la garganta.
- ¿A sí? ¿Y quién es esa Mujer? – dijo Lisa, apoyando su frente contra la de ella.
- Tú, idiota – dijo Jennie rompiendo a llorar. La abrazó. La pelinegra suspiró y la apretó contra ella. Apoyó su cabeza en la de su morena y se la besó.
- Yo no soy... creo que no porque, yo no estoy enfadada contigo. Y estaría loca si no me quisiera casar contigo. – la cogió de las mejillas y acarició sus labios con los suyos. – Gatita, eres lo que más amo sobre este mundo junto con Madi... si no discutiéramos no seríamos una pareja. Mi vida no somos perfectas, cometemos errores, olvidemos lo de esta mañana. Te amo, te amo tanto que es difícil buscarle un fin. – se inclinó un poco más y terminó juntando su boca con la de ella. La movió, devorándola. Sentía tantas ansias por amarla que no pudo controlar su instinto voraz. El cuerpo de Jennie volvió a apoyarse de manera brusca contra la lavadora. Lisa rodeó su espalda con un brazo, y el cuerpo de ella se juntó automáticamente contra el el suyo. Se separó un poco. – Te amo Nini – susurró, apartando más mechones de cabello.
Ella sonrió, aun con la cara húmeda.
- Pero esta mañana te dejé en ridículo... lo siento. – dijo ella, apoyando su cabeza en el hombro de su pelinegra.
- Lo que haya visto, oído o pensado la gente de la agencia me importa una mierda. – La miró, sonriendo, y le acarició una mejilla.
- Ay Lisa... – ella suspiró. Le entraban ganas de llorar de nuevo. Hoy había sido uno de los peores días. – Lo siento.
- No. No lo sientas más. – la levantó y la sentó en la lavadora.
Sus grandes manos se posaron en la curvatura de su cintura y le besó el cuello, la cara, los labios, sus párpados el torso. Mientras Jennie reía. Su lengua le hacía cosquillas, y sus labios la hacían sentir mejor, mucho mejor. Le gustaba tenerla allí, jugar con ella, hacer el amor con ella...
Lisa se puso en cuclillas. Se aclaró la garganta, y apoyó una de las rodillas al suelo.
Alzó las manos, para coger las de su prometida.
- Jennie Kim. – dijo sería y poniendo un tono más grave de voz. - ¿Aceptas a esta idiota como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así amarle y respetarle todos los días de tu vida?
Jennie se tapó la boca con una mano. Los ojos se le volvieron a iluminar. Esta vez de felicidad.
- Si, si quiero. – tiró de ella para que se levantara y rodeó su cuello con un brazo, acercando su boca a la oreja de Lisa. - Yo, Jennie Kim, te quiero a ti, Lalisa Manoban, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.
Ambas rieron.
Jennie deslizó su boca hasta la de Lisa para besarse nuevamente. La pelinegra frotó la espalda de ella, levantando poco a poco el jersey. Lisa se retiró un poco.
La morena la ayudó levantando los brazos. Lisa por su parte deslizó el jersey, sacándolo completamente.
Entonces algo llamó la atención. Un trozo de papel, el cual tenía una capa de papel de celofán, cubría la zona de la ingle, tirando hacia abajo, por el muslo. Lisa desabrochó los pantalones de Jennie, curiosa.
- ¿Qué es eso? ¿Te has hecho daño? – preguntó.
- No. – sonrió ella, ladeando la cabeza y acomodándose para que la chica le pudiera quitar bien los pantalones. Esta no tardó en dejarlos al lado de donde, pocos segundos antes, había dejado el jersey. Apartó la tira de la braga.
- No me jodas... - dijo asombrada. - ¿Es lo que pienso que es? – dijo mirándola, antes de apartar el papel, de un tamaño considerable.
- Compruébalo tú misma. - Jennie posó su mano encima de la de Lisa, que sujetaba la punta del trozo de papel. Y tiró de ella, quitando aquello que cubría su piel. Ella siseó, aún le dolía mucho.
Lisa abrió la boca.
- Madre santa ¿Qué has hecho? – Una sonrisa se dibujó en su rostro. No dejaba de ver el tatuaje que, adornando la hermosa piel de su prometida, dejaba señalado una M y L.
- ¿Te gusta?
- Me encanta. – Lisa se inclinó y se lo besó. La veía capaz de muchas cosas.
Pero ¿ella? Ella hacía cosas... cosas como esa, que nunca, nunca jamás, habían hecho por Lisa. Ahora, alguien la llevaba grabada en su piel. M&L. Madison y Lisa. Una roja como la sangre, otra azul como el cielo y alguien que la llevaba en la piel, no era un simple alguien. Era su mujer... Suya y de nadie más. Suya por y para siempre.
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𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑰𝑵𝑮 𝑼𝑺 JENLISA GIP
FanficPara Jennie y Lisa no fue fácil estar juntas. Cuando lo logran al fin llevan una vida completamente feliz, hasta que aparecen viejos amores o quizás nunca lo fueron. 《2ª TEMPORADA 》 《3ª TEMPORADA 》 🔞 GIP > SI NO ES DE TU AGRADO SOLO PASA DE LARGO...