Maléficos

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Voldemort se acerca a la mesa donde estamos Draco y yo—Necesito que sacan de ese cuarto a Mattheo, acabo de salir de ahí y esta apestando a alcohol la habitación y el—dijo mirándome dos veces cortas en todo lo que había hablado.

—Claro nosotros nos ocuparemos de el—dijo Draco tratando de pararse pero no lo dejo—Ahora no en media hora vayan, quizá para ese entonces ya este despierto—dijo girando sobre si y alejándose de nosotros.

Terminamos de comer y nos dirigimos al cuarto de Mattheo, nos quedamos tocando por un buen rato pero la única respuesta de su parte, fue que lanzo una botella hacia la puerta haciendo que se destruya al instante.

Nos resignamos a seguir tocando la puerta, pero nos dirigimos al despacho donde se encontraba Voldemort, entramos y nuevamente nos cruzamos con Lucius, no puede vitar ponerle mala cara, el solo me miro y salió poco después de que nos vio.

—Y Mattheo—dijo mirando detrás de nosotros pero no esta—No nos quiso abrir la puerta—Bien entonces a las malas saldrá–dijo abriéndose paso entre nosotros.

Salió del despacho con dirección al cuarto de Mattheo, en cuanto Draco y yo reaccionamos el ya había salido, vamos detrás de el pero fue más rápido que nosotros.

Cuando llegamos el ya se estaba yendo, entramos en el cuarto de Mattheo pero no sé encontraba ni en la cama, el escritorio o el baño.

Solo escuchamos como se movía una botella en el balcón, nos acercamos y ahí estaba el tendido en el piso, estaba delgado, pálido y con las ojeras más notorias.

—¡¿Que te está pasando, porque actúas de esa manera, estás demente o que?!–le reprochó Draco–Lo que me pase no es de tu incumbencia, así que les pido que se larguen de mi cuarto en este instante–espeto Mattheo señalando la puerta.

—Te levantas porque te levantas, deja de andar de niñato–continuó Draco–O acaso no quieres salir de toda esta mierda–le susurró a Mattheo.

El seguía en el piso sin responder a lo que Draco le decía, solo se levantó para agarrar la botella para empinársela–ya me está colmando la paciencia–susurro solo para Draco.

—Mejor te levantas por tu cuenta, dudó que quieras que te lance crucios hasta que se te quite la borrachera–dije en voz alta acercándome a Mattheo.

—Quiero ver qué te atrevas idiota–dijo levantándose–no juegues por qué sabes que soy capaz de hacerlo–volteo los ojos desafiándome.

—Crucio–dije apuntando hacia Mattheo, logrando que caiga al suelo al instante retorciéndose del dolor.

Pasaron dos minutos y el parecía tranquilizarse cada vez más, como si la intensidad del hechizo estuviera disminuyendo cada vez más.

—Crucio–repetí nuevamente mientras el dejó escapar un grito de dolor gracias al hechizo, sus ojos empezaron a cristalizarse mientras su vista tenía dirección hacia mi.

—Ya fue suficiente, déjalo de una vez–dijo Draco sin que Mattheo lo escuchará, detuve el hechizo dejando a Mattheo tirado en el suelo, me acerque lentamente, me incline a su nivel y le susurré–Me tenía que cobrar de una o de otra forma lo de la otra noche–dije solo para los dos.

—Bien que te gustó muñeca–dijo un poco fuerte y con una leve sonrisa plasmada en sus labios–El que?–dijo Draco–Nada, vámonos–le respondí incorporándome para mirarlo.

—La próxima vez no intentes desafiarme, me conoces ya bastante tiempo como para saber de qué soy capaz y de que no–le dije–Estás loca muñeca–grito furioso antes de que cierre la puerta de su habitación.

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