9. Clases online

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Cameron

El momento en la cocina me sigue viniendo a la mente constantemente. Después de que ella saliera de la ducha entré yo, y a la hora de la cena prácticamente no hablamos.

Fue como si ambos hubiéramos echo un acuerdo en no mencionar el tema, había una tensión en el ambiente. Porque, aunque lo quisiéramos ignorar, los dos sabíamos que habíamos estado a punto de besarnos.

Estoy sentado delante del ordenador esperando a que la maldita reunión de zoom empiece. Hoy empezamos las clases online y me quiero pegar un tiro.

Normalmente no suelo concentrarme mucho en las clases y, ahora que las vamos a dar desde casa, voy a quedarme dormido mientras me explican el mercado de divisas.

La pantalla de mi ordenador sigue cargando, echo un último a la habitación. El armario está cerrado, la cama está echa y no hay nada tirado por suelo.

Devuelvo la vista a mi ordenador y en la pantalla aparecen mi profesoras y mis compañeros.

Todos están igual de dormidos que yo. Paso la vista por todos ellos hasta encontrar la persona a la que estaba buscando, Lorena.

Siempre digo que no tengo ninguna amiga del sexo femenino y que no se tratar con las mujeres pero Lorena es la excepción.

Simplemente la veo como uno más de los chicos. Es mi amiga de la infancia, desde niños hemos estado juntos y siempre he estado ahí para ella, sobretodo estos últimos años cuando todo se volvió mas complicado...

Como si me estuviera leyéndome la mente, me llega un WhatsApp de ella.

No te veo muy despierto, ¿acaso ya te has acostado con la niña esa?

Le había comentado toda la situación con Melody, ayer necesitaba hablar con alguien y, aunque Liam es mi mejor amigo, no es el más indicado para contarle este tipo de cosas.

Sabes que no va a pasar nada con Melody. A ti tampoco te veo muy despierta guapa.

Por muy cercanos que fuéramos Lorena y yo nunca hemos tenido algo, somos amigos y nunca podríamos vernos como algo más. Además ella tiene a alguien más del que preocuparse.

Cállate pesado y atiende a la clase.

Cuando iba a contestarle nuestra profesora empezó a hablar.

– Hola chicos ¿me oís bien todos? ¿La conexión es buena? – Nadie le contesta. – Me voy a tomar este silencio como un sí. Bienvenidos a todos de nuevo a las clases, sé que es una situación muy complicada pero estamos intentando hacer todo lo que podemos para seguir dando clase, espero ver el mismo esfuerzo por vuestra parte.

La profesora siguió hablando durante media hora sobre el coronavirus y la situación, estoy seguro de que a este punto todos la habían silenciado ya.

Después empezó a dar clase empezando un tema nuevo del que no me enteraba ni de la mitad.

Odiaba lo que estaba estudiando, no sé en qué momento accedí a estudiar esto. Mi padre siempre quiso que fuera médico, como mamá, pero las ciencias se me dan como el culo, así que insistió en que estudiará economía y relaciones internacionales. Supongo que quiere que sea un empresario exitoso.

Aunque siendo sincero, no me gusta ninguna carrera, ni siquiera sé de que me veo trabajando en un futuro.

Cuando acabó la clase tuve que conectarme a otra, y después a otra. Cuando estas acabarán no volvía a tener clase hasta mañana.

Quedaban quince minutos para terminar la última clase de la mañana y me había puesto a mirar Instagram en el móvil. Caí en la cuenta de que no sabía en Instagram de Melody, debería pedírselo.

Tendría que stalkearla un poco, para saber con quien estoy viviendo.

Por fin la clase había acabado, se me habían echo eternas. Necesitaba estirar las piernas y salir del maldito escritorio.

Abrí la puerta de la habitación y entré en la cocina.

Mierda

Melody me fusiló con la mirada. Estaba sentada en la barra de la cocina mientras daba clases, ella también empezaba hoy. Me había olvidado.

Giró la cabeza disimulando para que el profesor no la viera distraída. Solo quiero ir a la nevera, el IPad esta del lado contrario, nadie me verá.

– Solo voy a coger una cerveza y me voy no te preocupes. – Me volvió a mirar furiosa pero siguió atendiendo a la clase.

Fui hasta la nevera y escuché la voz del profesor Kidman, me dio clase de historia en el instituto, era el puto amo.

– Muy bien ¿alguien quiere corregir el ejercicio cuatro? ¿Nadie? Bueno pues como no hay voluntarios lo elegiré yo. Melody te tocó.

Tuve que aguantar una carcajada, su cara se había vuelvo roja y sus manos le temblaban.

Exagerada

Pude ver como desactivó el micrófono, abrí mi cerveza mientras veía lo nerviosa que estaba mientras buscaba el ejercicio en su libreta.

Me llevé la cerveza a la boca y, sin poder evitarlo, se me resbaló de la mano causando que estallara en pedazos. – ¡Mierda!

En el momento me di cuenta del fallo que había cometido, Melody me miró con un claro enfadado y estaba aún más roja que antes. La voz de su profesor inundó la sala.

– Valla parece que tienes compañía ¿Porque no nos enseñas quién es? Porque ya veo que no estás muy atenta.

No... es que... – Melody no sabía que decir, estaba muy nerviosa se le notaba.

Sin que pudiera decir nada rodeé la encimera de la cocina y aparecí delante de la pantalla del mini IPad que le había dejado.

– ¡Hola profesor Kidman! – Saludé a mi antiguo profesor, su cara mostraba un claro asombro, igual que la de sus compañeros que empezaron a mandar mensaje por el móvil. Me giré para mirar a Melody, estaba con la cabeza gacha, querría matarme.

– Pero bueno. ¡Esto si que no me lo esperaba! ¡Cameron Holt! El mejor alumno que he tenido. – Aunque nunca fuera bueno en el colegio, en su asignatura siempre me esforzaba y sacaba sobresalientes. – ¿Que hace usted con la Señorita Edevane?

Nunca había escuchado su apellido, Melody Edevane, sin duda tenía un nombre bastante curioso.

El señor Kidman me miraba expectante. ¿Debía contarle la historia?

– Bueno la verdad es que es una historia bastante curiosa, ¿verdad Melody? – Le di un golpe obligándola a levantar la cabeza, me miró, y pude ver claramente su enfado. Ella no contestaba nada así que le expliqué la historia al profesor.

– Menuda aventura, que suerte ha tenido de que estuvieras por ahí. – Suerte la mía, enserio, tengo que parar de pensar esas cosas. – Pues me alegro de verte Cameron, pero me temo que te tengo que pedir que te vayas y no distraigas más a mi alumna.

Me despedí y me encerré en la habitación. Ya estaba temiendo la bronca que me echaría Melody

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