35. Recuerdos

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Melody

Los siguientes días me los pasé llorando tirada en la cama. El dolor no había remitido ni un poco, solo podía pensar en mi abuela. Me sentía culpable, ella había estado sufriendo mientras yo seguía viviendo mi vida más feliz que nunca, ajena a toda la realidad.

Tampoco había vuelto a hablar con mi madre, seguía enfadada con ella y con mi padre por no haberme contado lo que pasaba.

Cameron había estado ahí para mi en todo momento, intentaba animarme, sin éxito, y se encargaba de que comiera y de que me distrajera un poco. Sin embargo aunque el insistía en que hablará del tema yo me negaba, menos un día...

Estaba en la bañera del cuarto del baño, esa que tanto me había asombrado el primer día pero que nunca había usado. Había estado llorando todo el día y ya no tenía mas lágrimas, estaba agotada.

Cameron estaba conmigo, me pasaba en agua por el pelo mientras yo estaba sentada agarrándome de las rodillas. No había hablado casi con él desde el día que me dieron la noticia, sabía que eso le estaba matando por dentro pero simplemente no era capaz.

Él me estaba cuidando como si fuera una reina, se preocupaba por mi salud cuando yo no lo estaba haciendo, y sabía que nunca podría agradecérselo lo suficiente.

En ese momento sentí la necesidad de contarle a Cameron algo de mi abuela. Estaba cansada de intentar evitar todo recuerdo que tuviera que ver con ella, y quería que él supiera como era mi persona favorita.

– Sabes... Le había hablado a mi abuela de ti. Me acuerdo que cuando nos peleamos, ella me había dado consejo, me dijo que tuviera paciencia y no me rindiera contigo. La última vez que hablamos me preguntó si eras mi novio y le dije que no, pero creo que ella sabía que lo íbamos a ser. Estoy segura de que le habrías caído bien... Ella era la mejor persona que conocí nunca, tenía amor para todos y siempre se preocupaba por los demás. Ojalá la hubieras conocido.

Cameron me escuchaba atentamente y no me interrumpió en ningún momento. En cuanto acabé me dio un beso en la frente.

– Estoy seguro de que nos hubieras llevado genial, y por lo que me cuentas de ella me recuerda a ti.

Sonreí al escuchar eso, me encantaría llegar a se la mitad de buena que era mi abuela. Ella sabía siempre que decirle a cada persona y como ayudarlas.

Al pensar en ella las lágrimas volvieron a aparecer y con ellas el dolor. Cameron me sacó del agua envolviéndome en una toalla y abrazándome.

– Echo de menos que me llame ratoncita...

Y así pasaron los días, hasta hoy. Sabía que debía de hablar con mi madre, por muy enfadada que estuviera sabía que ella lo estaba pasando igual de mal que yo. Si algo aprendí de esto es que la vida es muy corta para estar enfada con alguien a quien quieres.

Así que me levanté de la cama, por primera vez en todo el día, y fui hasta el salón donde estaba mi móvil, un poco roto por el golpe que le di. Cogí aire y marqué el número de mi madre, a los tres tonos me lo cogió.

– Mamá... – Podía escuchar sus llantos al otro lado de la línea y supe que no debía de haberla estado ignorando durante estos días.

– Melody perdóname, yo pensaba que estaba haciendo lo mejor para ti.

– Lo sé mamá, pero tendrías que habérmelo dicho. No tenías derecho a ocultármelo.

– Ya lo sé, pero pensé que sería más duro para ti saber que estaba en el hospital y tú a cientos de kilómetros de casa... Es todo mi culpa.

Su llanto se volvió más fuerte y hubiera deseado estar con ella ahora y abrazarla... Al fin y al cabo ella había perdido a una madre.

– Mamá no pasa nada ahora hay que estar unidas, perdón por no llamarte pero necesitaba tiempo...

– No te preocupes cariño. ¿Te has estado cuidando?

– Si bueno... Cameron se ha ocupado de mi estos días. – Cada vez que pensaba en él miles de mariposas revoloteaban en mi estómago.

– Si que os habéis echo buenos amigos...

– Hablando de eso mamá, estamos saliendo. – Se hizo el silencio al otro lado y tuve miedo de que le pareciera mal.

– Me alegro cariño, siempre y cuando te trate bien yo estoy feliz.

– Me trata genial mamá, si no fuera por él no sé cómo habría sobrevivido a estos días...

– Te mereces todo lo bueno que te pase... ¿Quieres saber lo que me dijo la abuela cuando le conté que papá y yo éramos novios?

No pude evitar sentir un pinchazo en el corazón pero me gustaba hablar de ella. Fue, es, y será mi ejemplo a seguir siempre.

– Me dijo "El amor es el arma más poderosa que tenemos los humanos, si sabes cuidar ese amor serás la persona más afortunada del mundo" . Esto quiere decir, Melody, que igual que el amor nace puede morir, pero que si lo cuidas y proteges, puede durar toda una vida.

– Que bonito... – Las lágrimas corrieron por mis mejillas al pensar en mi abuela diciendo esa frase.

– Tu abuela quiso al abuelo con locura, y viceversa, hasta que la muerte los separó. Ahora los dos están juntos de nuevo, amándose como lo hacían en vida.

Mi madre y yo hablamos durante horas, de la abuela, de la vida, de la muerte... nos desahogamos juntas y pude sentir un poco paz por primera vez en varios días.

– ¿Cómo te encuentras? – Cameron se sentó a mi lado en el sofá y me arropó con sus brazos, yo me dejé caer en su pecho.

– Mejor. – Hablar con mi madre me había calmado un poco, pero sentía que debía hacer algo más. – Cameron... me gustaría hacer una cosa ¿Me puedes ayudar?

Me pasé toda la noche escribiendo una carta y Cameron estuvo a mi lado en todo en todo momento, limpiando mis lágrimas y cogiéndome de la mano cuando sentía que ya no tenía fuerzas.

En la carta le escribí a mi abuela todo lo que me hubiera gustado decirle, expresé todos mis sentimientos y todo mi dolor, pero también escribí todo lo bueno que viví con ella, todos nuestros recuerdos, risas y aventuras.

Ahora estábamos en él balcón, era completamente de noche y hacía demasiado viento y frío pero ninguno se quejó.

– ¿Preparada? – Asentí y cuando Cameron me miró y pude notar como sus ojos estaban llorosos.

Cogí la carta y con el mechero quemé una de las esquinas, poco a poco el fuego se fue extendiendo. La tiré y vi como mis palabras iban convirtiéndose en ceniza...

Te quiero abuela, gracias por todo.

***

Para mis abuelos del cielo, os echo de menos y os quiero...

Cuarentena con mi crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora