44. Adiós

131K 9.4K 5K
                                    

Melody

– Cameron estos dos meses han sido... intensos por llamarlo de alguna forma. Cuando me acogiste en tu piso no me imaginé que pasaría todo lo que ha pasado. Ha sido toda una montaña rusa de emociones porque contigo tengo los mejores y los peores recuerdos.

Empiezo a sentir como las lagrimas amenazan con salir pero resisto como puedo, necesito decirlo todo.

– Yo... me enamoré de ti. No sé si tú sientes lo mismo por mi pero no quiero irme de aquí sin que sepas que te quiero como nunca he querido a nadie. Ya sé que tampoco tengo mucho con que comparar pero no lo necesito para saber que de verdad estoy enamorada. Creo que al principio rechazaba esa idea porque tenía miedo a que me hicieras daño... y al final la que está haciendo daño soy yo.

En este punto ya no puedo retener más las ganas de llorar. Cameron pasa su mano por mi mejilla limpiando mis lagrimas en un intento de tranquilizarme pero es inútil.

– Puede que nunca me perdones, y que pienses que soy una persona horrorosa por dejarte aquí solo. Soy consciente de que tú has echo todo por mí, de que me has cuidado cuando ni yo misma podía hacerlo, de que me has sacado una sonrisa cuando yo pensaba que nunca volvería a sonreír. Has sido un rayo de luz en medio de una tormenta.

– Melody, cariño...

– No, déjame acabar por favor. – Cameron asiente y me deja mi tiempo para seguir hablando. – Creo que, aunque tú ahora no lo veas, nos vendrá bien pasar un tiempo alejados. No sabemos si fuera de las cuatro paredes de tu piso podemos ser una pareja. A lo mejor te das cuenta que todo era un espejismo y que prefieres tu vida de fuckboy. – Suelto una risa, sin gracia, pero que me ayuda a quitarle hierro al asunto.

Cameron me mira con atención pero su ceño fruncido demuestra que no está de acuerdo con lo que digo.

– Lo que quiero decir es que, a lo mejor, este tiempo separados nos ayuda a ver si lo nuestro era real. Echarnos de menos durante un tiempo y, si todo va bien, volver a vernos en unos meses...

Después de todo mi discurso nos quedamos los dos en silencio mirándonos, espero que él diga algo pero sigue callado, como asimilando todo lo que le acabo de decir.

Cuando pienso que ya no va a decir nada, abre la boca para hablar pero la vuelve a cerrar pasándose una mano por el pelo nervioso.

Da unos cuantos pasos hacia atrás y se da la vuelta dándome la espalda... Esto no es el final, ¿verdad?

Mi corazón empieza a bombear tan rápido que temo tener un ataque aquí mismo. El miedo a que no me diga nada y se marche sin más se hace más latente.

Cuando ya lo doy todo por perdido se da la vuelta rápido y me sujeta la cara con sus manos.

– Mel, yo sería incapaz de pensar que eres una mala persona. Todo esto me duele como si me estuvieran clavando un puñal en el pecho. Yo nunca había sentido esto por nadie. Nunca había querido tener una novia formal, no pensé que querría llegar a tener algo más a parte de sexo... hasta que llegaste tu y pusiste mi mundo patas arriba. Arrasaste con todas mis estúpidas ideas y me enseñaste que era capaz de amar de alguien.

Sus ojos están cristalinos pero resiste, no como yo, que mis lagrimas están empapando sus manos que me siguen sujetando evitando que me aleje de él.

– Durante este tiempo me he dado cuenta de que te necesito. Y soportaré que estés lejos de mi pero no voy a aguantar romper la relación.

Me quedó en shock por un momento, sin duda todo esto es muy diferente a lo que creía que me diría.

– ¿Me estás diciendo que quieres una relación a distancia?

– Te estoy diciendo exactamente eso.

Sin saber que contestar me abalanzo sobre él, quien me abraza fuertemente contra su pecho. Aspiro su olor deseando poder parar el tiempo y quedarme así con él eternamente.

Hago el mayor esfuerzo de mi vida y me separo de él. Miro la hora y me doy cuenta que debería entrar ya al aeropuerto.

Por las normas COVID solo el pasajero puede entrar al aeropuerto... Por lo que tengo que despedirme de Camerón ahora.

Él parece leer mis pensamientos ya que su cara se vuelve mucho más seria que antes. Ahora me doy cuenta que simplemente es una careta para no dejarse llevar por sus emociones, y que no está enfadado conmigo.

– No alarguemos este momento que va a ser peor. – Asiento dándole la razón pero por dentro siento un vacío en el pecho que presiento que se quedará conmigo mucho tiempo. – ¿Tendremos sexo telefónico, verdad?

Los dos nos reímos, pero es una risa triste que sabe a despedida.

– Gracias por todo este tiempo.

Cameron se queda en silencio y yo cojo mi maleta, sin embargo antes de que pueda dar un paso me coge del brazo y me pega a él dando un beso.

No es un beso apasionado, ni profundo, es un beso triste cargado de todos nuestros miedos.

Al separarme me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja y en este momento me parece el gesto más bonito del mundo.

– Te quiero.

Abro los ojos sorprendida ante sus palabras lo que le provoca una pequeña risa. La última vez que le había dicho yo eso él me había soltado un doloroso "pero yo a ti no".

Ahora veo en sus ojos una sinceridad que no había visto nunca y no puedo evitar darle otro beso.

– Te quiero. – Le susurró al oído por última vez.

Ahora sí, me separo por última vez de él y, con la maleta en la mano, emprendo el camino hacia la puerta del aeropuerto.

"No mires atrás" me repito una y otra vez. Sin embargo mi autocontrol no es tan fuerte y antes de cruzar las puertas del aeropuerto me giro para verle una última vez.

Cameron sigue ahí apoyado en su coche, tan guapo como la primera vez que lo vi en el instituto y por fin soy consciente, de verdad, de lo que acaba de pasar.

Se terminó la cuarentena con mi crush.

Fin

Cuarentena con mi crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora