Melody
– ¿Por qué crees que soy un cabrón?
Esta sería la oportunidad perfecta para decírselo todo a la cara y de adivinar de una vez por todas si es un homófobo de mierda o no.
Sin embargo ahora que lo tengo delante no me salen las palabras. Había pensando mil veces en lo que le diría y ahora que puedo me quedo callada.
– ¿Te ha comido la lengua el gato? ¿Acaso no me vas a responder? – Cameron me mira impaciente. Hubiera deseado salir y encerrarme en la habitación pero yo también quiero solucionar esto, aunque no estoy preparada para contestar a la pregunta.
Agarro el chupito de vodka y me lo tomó de un trago. No he bebido mucho alcohol en mi vida, no me gusta, lo máximo que he tomado es una cerveza en alguna fiesta.
El amargo trago pasa por mi garganta y me resisto a hacer una mueca, no quiero verme patética.
– Si quieres que conteste, vuelve a preguntármelo cuando esté borracha. – Puedo notar la decepción en su mirada, parece que es verdad lo de que quiere acabar con esta disputa, pero ya que estamos vamos a divertirnos un poco.
– Vale entonces cambio de táctica, mi plan es emborracharte hasta que digas la verdad. – Tuve que reprimir una risa. Él no me iba a ver borracha.
– Ni en sueños y ahora me toca. – Tenía que pensar en alguna pregunta que hacerle y aunque muchas rondaran por mi cabeza ninguna me parecía adecuada. Lo mejor sería ir sacándole información poco a poco. – ¿Por qué te importa tanto que no nos hablemos?
– Estamos encerrados aquí todo el día, es agradable hablar con una persona de vez en cuando. – Prefiero no creerme sus palabras y pensar que hay otro motivo más allá.
– Cuando llegué por primera vez no parecías pensar lo mismo. Cuando me recogiste poco más y me tiras la maleta a la cara.
– No me hacía gracia meter a una desconocida en mi piso. Creo que es lógico, ¿no?
– Supongo... – Entiendo que tampoco debió ser fácil para él pero estaba a punto de un ataque de ansiedad podría haber sido más amable, aunque así es Cameron.
– Es mi turno de preguntar. ¿Me conocías antes de que vinieras a mi piso? Cuando discutimos dijiste algunas cosas que no me cuadraban.
Por supuesto que te conocía era tu acosadora personal y me pasaba los días hablando de ti con mi mejor amigo y fantaseando que me invitabas a salir.
– No, me sonabas un poco nada más...
– ¿Por qué dijiste que sabías como era entonces? Porque no me gusta que hablen de mi sin conocerme.
Mierda. Las mentiras nunca llegan a ninguna parte.
– No es tu turno de preguntar, mala suerte. – Solo espero que no me haga esa pregunta más tarde. – Ya que veo que quieres hablar de la pelea ¿Por qué dijiste que quería besarte? Porque desde mi punto de vista solamente estábamos jugando.
Creo que no ha sido una pregunta muy acertada, me van a dar por todos lados. Creo que el vodka empieza a hacer efecto.
– Bueno yo te vi bastante dispuesta a besarme y cuando te lo dije no negaste nada. – Cameron tenía una sonrisa de superioridad, se la borraría de un hostión pero tengo que controlarme.
– ¡Pues te lo niego ahora! No quise, ni quiero, ni querré besarte jamás. – Mentira, mentira, mentira y mas mentiras.
– Genial, mira ya hemos solucionado un problema, te dije que este juego funcionaría.

ESTÁS LEYENDO
Cuarentena con mi crush
Teen FictionDos semanas en tu casa sin ir a la escuela y sin obligaciones es el sueño de cualquier adolescente. Ahora imaginaros que debéis pasar esas dos semanas sola en un piso con tu crush del instituto, que resulta no ser como te imaginabas. La convivencia...