29. Cosquillas

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Cameron

Abrí los ojos lentamente y no pude evitar sonreír al ver a Melody dormir tranquilamente a mi lado.

Normalmente ella no estaba conmigo cuando me despertaba o no me fijaba en ella, pero hoy aproveché para observar todos sus rasgos. Su pequeña nariz, sus pestañas, el pequeño lunar que tiene en la sien, sus carnosos labios... cada día me gustaba más.

Ayer estuvimos a punto de hacerlo, habíamos bebido de más y aunque me moría de ganas de hacerla mía no era el momento.

Por mucho que me gustara mirarla necesitaba  volver a besarla así que me tomé la libertad para despertarla.

Me incliné para darle un beso en la mandíbula y fui repartiendo pequeños besos por toda su cara. Poco a poco fue abriendo los ojos y cuando me vio una sonrisa gigantesca apareció en su cara.

– Buenos días. – Dijo aún medió adormilada.

– Buenos días guapa. – Cogí su cuello y le plante y beso, no fue un beso largo ni profundo pero si dulce y cariñoso. No quería separarme de Melody, me gustaba tenerla a mi lado, piel con piel.

– Deberíamos levantarnos, ¿no crees? – Negué con la cabeza y le volví a llenar la cara de besos mientras le hacía cosquillas, ella se retorcía y se reía a carcajadas suplicándome que parara. – ¡Cameron! ¡Por favor para!

Me separé de ella y dejé que se levantara, cuando lo hizo me di cuenta de que simplemente llevaba una de mis camisetas como pijama y su ropa interior, tuve que reprimir las ganas de cogerla y volver a tirarla en la cama.

Ella agarró su ropa y se dirigió al baño pero antes de salir me dedicó una sonrisa, joder era demasiado adorable.

Yo también me iba a levantar cuando el sonido de mi móvil inundó la habitación, mi madre.

– Hola mama... – Separé un poco el teléfono de mi porque ya sabía lo que se venía.

– ¡Se puede saber que te pasa! ¡Yo no sé porque tengo un hijo si no me llama nunca! ¡Ni siquiera en una pandemia le haces una llamada a tu madre! – Sus gritos siguieron durante unos cinco minutos, yo la dejé desahogarse porque sé que tenía razón.

– Lo siento mamá pero he estado muy liado. – No era mentira, Melody había ocupado todo mi tiempo.

– ¿Ocupado? ¿No será por la hija de los Edevane?

– Mamá no digas tonterías. – Intenté sonar lo más calmado posible para no levantar sospechas pero mi madre me conoce mejor que nadie.

– ¡Ay mi hijo se ha enamorado! Pero la estarás tratando bien, ¿no? ¡Como me enteré de que te pasas de la ralla con ella o que le rompes el corazón te las verás conmigo! Ella no es como tú, parece una niña muy buena y tu...

Me jodía que la gente hablara así de mi, como si fuera imposible que pudiera querer a alguien, todos piensan que Cameron Holt es un insensible de mierda que lo único que sé hacer es romper los corazones de chicas.

– Mamá joder claro que la estoy tratando bien, no sabes de lo que hablas. – Mi madre pareció dudar al otro lado de línea.

– ¿Entonces te gusta de verdad? – Respiré profundamente antes de contestar, aún me costaba admitir mis sentimientos en voz alta.

– Me gusta de verdad, estoy tratando de hacer las cosas bien, vamos lentos y te prometo que lo último que quiero hacerle es daño. – Oí unos sollozos al otro lado de la línea.

– Estoy orgullosa de ti cariño, sabía que había criado a un buen hombre. Me alegro por ti, mi niño que por fin ha encontrado a su chica. – Sus ultimas palabras siguieron resonando en mi cabeza su chica.

Después de hablar un rato con más con mi madre me despedí de ella. Me vestí y salí de la habitación para desayunar algo.

Cuando entré en la cocina Melody estaba ahí y tenía las mejillas sonrojadas, me senté a su lado mientras le robaba una de sus tostadas fingiendo no escuchar sus protestas.

– ¿Que te pasa? – Ella frunció el ceño ante la pregunta pero una sonrisa tonta amenazaba con salir.

– No me pasa nada. – Tomó un sorbo de su café, parecía divertida y yo no entendía nada.

– O me cuentas lo que te pasa o te lo saco a cosquillas. – Una mueca de terror apareció en su cara y tuve que soltar una carcajada por la situación.

Pensaba que iba a hablar pero simplemente volvió a darle un sorbo al café. Sabía que me estaba retando así que la cogí por la cintura y me llevé sobre mi hombro.

– ¡Cameron suéltame! ¡Bájame ya! – Empezó a patalear y a moverse intentando zafarse se mi agarre pero no dejé que se marchara. La tiré sobre el sofá y me coloqué encima suya y empecé a hacerle cosquillas.

– Cuéntame que pasaba. – Mi voz era firme con el fin de asustarla pero ella solo gritaba, reía e intentaba huir.

– ¡No te lo voy a decir! – Levante una ceja y empecé a hacerle más cosquillas, hasta que por fin me lo dijo. – ¡Vale vale! ¡Escuché la conversación con tu madre!

Mis manos pararon de inmediato y mi cara se puso seria, aunque ya le había confesado mis sentimientos a Melody me daba vergüenza que me hubiera escuchado hablar de ella con mi madre.

– ¿Así que te gusto de verdad? – Ahora era ella quien tenía los mandos de la situación. – Me ha gustado que dijeras eso de mi, y que le hablaras a tu madre de mi.

– Que no se te suba a la cabeza. – Aún estaba encima de ella así que me acerqué a ella juntando mis labios con los suyos, nuestras lengua entraron en contacto y las manos de Melody subieron hasta mi pelo para profundizar el beso.

No necesitaba nada más, solamente a ella, Melody había roto todos mis esquemas.

***

Hola! Perdón por tardar en actualizar pero ya sabéis que estaba de exámenes, pero... ¡Ya los he acabado! Ahora podré actualizar más y no tendréis que esperar tanto.

Muchas gracias por todos los que habéis tenido paciencia y habéis esperado, pronto os lo recompensaré.

La idea de este capítulo me la dijo una lectora, Arantxa, muchísimas gracias. Si tenéis alguna idea o recomendación os recuerdo que me las podéis mandar por mi Instagram @madameofbooks .

Os quiero a todos, muchas gracias por leer la historia.

Cuarentena con mi crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora