18. Código rojo

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Melody

Estábamos comiendo en silencio y la imagen de su torso desnudó seguía apareciendo en mi mente. Tenía unos abdominales perfectamente marcados que volverían locas a cualquiera.

No entendí mucho que Cameron quisiera pasar más tiempo conmigo, pero no me quejo, es un espectáculo para la vista.

Había estado pensando, ¿Cameron seguía siendo mi crush?

Antes de conocerle estaba completamente colada por el, pero cuando me mudé con él vi a un Cameron chulo, prepotente y arrogante que hizo que empezara a dudar de mis sentimientos.

Aunque es verdad que sigue causando algo en mi, su simple presencia hace que un cosquilleo recorra todo mi cuerpo. Puede que la hubiera cagado con su actitud en los primeros días pero ahora parecía que estaba cambiando.

– ¿En que piensas? – Me preguntó interrumpiendo mis pensamientos.

– Eeeeeeh..... – Piensa rápido Melody. – En mi gato... – ¡Espera que! ¡Si yo no tengo gato!

– No sabía que tenías un gato. – Ni yo tampoco – ¿Como se llama?

– Pues se llama. – Miré a mi alrededor en busca de alguna idea. – Coca-Cola – Joder eso era justo lo que estaba bebiendo Cameron.

El soltó una carcajada y yo intenté estar seria para que, al menos, pareciera algo creíble.

– Y de apodo que es ¿Coca? A ver si vas a llamarle y los demás van a pensar otra cosa.

– Si ya... – Intenté reírme ante su broma pero sólo quería que la tierra me tragara y desaparecer. Que vergüenza dios mío, aunque esto no era nada de lo que me quedaba por pasar aún en ese día.

Acabamos de comer y le ayudé a recoger la mesa. Cameron me había dicho que después iba a salir para ir al supermercado.

Después de recoger fui al baño mientras Cameron se cambiaba de ropa al salir.

En cuanto me senté en el inodoro lo vi, una mancha roja.

¿Enserio Dios? ¿Tanto me odias?

Me acababa de bajar de la regla y sólo tenía un tampón en mi bolso. Salí, lo cogí y me lo coloqué pero el problema estaba en que era el único que me quedaba.

Volví a salir del baño y vi a Cameron listo para irse.

– Aquí estas, me voy a ir ya ¿necesitas algo?

– Mejor voy contigo y te ayudo. – Dije con la esperanza de que no protestara.

– No podemos, el gobierno dice que sólo puede salir uno de la unidad doméstica, pero dime lo que quieras y ya te lo cojo yo.

Joder, noté como las mejillas se me sonrojaban.

Se que es una tontería y que todas la mujeres del mundo tenían la regla pero de eso a pedirle a Cameron Holt que me comprara tampones había varios pasos.

– Pues voy yo, además me apetece airearme un poco.

– Melody te das cuenta de que no tienes ni idea de donde está el supermercado y de que no sabes conducir ¿Verdad? Si quieres salir ve a sacar la basura después pero al supermercado mejor voy yo.

Dios mío quería que la tierra me tragase y me escupiese lo más lejos posible de Cameron.

– Melody no tengo todo el día, ¿Que quieres? ¿Algunas galletas, bollerías, una bebida en específico?

¿Por qué el mundo quería ponerme siempre en estas situaciones? Parece que desde que me mudé aquí han estado jugando a los Sims con mi vida.

Cameron me miraba desesperado, y yo no fui capaz de sostenerle la mirada. Iba a tener que decírselo no me quedaba otra.

– Necesito... – Las palabras no me salían, quería decírselo pero algo en mi no era capaz de pronunciarlo, es que si aún tuviera confianza con él...

– Me estoy empezando a cansar, ¡Que cojones quieres!

Cogí aire y lo solté. – Necesito tampones.

Cameron tosió, no se lo esperaba, pero luego contesto con su típico tono de todo me vale mierda – Vale, ¿algo más?– Dijo sin importarle, y yo montando un drama por nada.

– No, nada más, gracias. – Dicho eso cogió su chaqueta, las llaves del coche y cuando estaba a punto de salir me di cuenta. – Cameron, te falta la mascarilla.

Me miró como si no lo entendiera pero su mente pareció hacer clik. – Es verdad, joder ya me olvidaba. – Ahora sí, se fue del piso.

Cameron

No entendía porqué Melody no quería decirme lo que quería que le comprara pero cuando por fin me lo dijo lo entendí.

A mi me daba igual pero me imagino que le debió de dar muchísima vergüenza pedírmelo. A veces me olvidaba de que era más pequeña y no tenía la suficiente confianza conmigo . Aunque no podía evitar pensar en lo graciosa que estaba con las mejillas sonrojadas y deseando desaparecer de ahí.

Salir por primera desde casi dos semanas había sido un shock, las calles estaban completamente vacías y cuando llegué al supermercado solamente había dos cajeras y un par de clientes. El ambiente daba pena, aún me costaba asimilar todo lo que estamos viviendo.

Estaba delante del estante de productos femeninos ¿Cual se supone que te tengo que coger? ¿Cuantas cajas debo comprar? ¿Por qué había tantos tipos distintos?

Joder en este momento estaba maldiciendo a todo el puto planeta, ¿por que no nos enseñan estas cosas en vez de matrices y otras mierdas?

Llamé a Lorena esperando a que me dijera que debía comprar pero no me cogió el teléfono la muy maldita. Y obviamente no iba a llamar a Liam para pedirle ayuda sobre que tampones comprar.

Finalmente, después de casi media hora, decidí coger varias cajas. No se si me estaba quedando corto o si había comprado de más.

Cuando fui a pagar la dependienta de miró sorprendida y aunque llevara la mascarilla supe que se estaba conteniendo la risa, debía de parecer patético ahora mismo.

Me volví a montar en el coche y fui de camino a casa. Cuando llegué antes de entrar desinfecté las bolsas con un spray desinfectante que según mi madre era mano de santo, también me desinfecté las manos.

Cuando entré Melody estaba sentada en el sofá y al verme le volvió a entrar la vergüenza porque se revolvió nerviosa en su sitio. ¿Acaso no podía dejar de ser tan putamente adorable?

– ¿Me echas una mano con las bolsa?. – Puede que hubiera comprado demasiadas cosas pero la gente parece estar comprando como si fuera el fin del mundo, y yo no iba a ser uno menos.

– Claro. – Dijo viniendo hacia mi y cogiendo alguna de las bolsas. Juntos las dejamos encima de la cocina y empezamos a sacar las cosas y a colocarlas.

Cuando quitó las cajas de tampones se echó a reír y me sentí patético en ese momento.

– No tienes mucha idea de cómo funciona la regla ¿verdad? –

– No, si quieres que vuelva a la tienda o...

– No hace falta. – Me cortó. – Gracias.

– También te he comprado chocolates, que se que te gustan. – Cuando dije eso una sonrisa se le apareció en la cara marcándole unos hoyuelos que me dieron ganas de besar.

¿Qué me estás haciendo Melody?

***

Instagram / TikTok: @madameofbooks

Cuarentena con mi crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora