Mi amigo me había recibido en la puerta, alcanzándome un vaso con algo dentro que ni me atreví a preguntar qué era, y visiblemente afectado por el alcohol, me puso una mano en el hombro para hacerme entrar a su fiesta.
—Pensé que era una juntada para ver el partido. – le dije, mirándolo disgustado. —Un plan tranqui, como me habías dicho...
—Sí, y te juro que eso íbamos a hacer. – se rio. —Pero después llegaron los demás y estaba en casa Mili, y llamó a Pilar y sus amigas. Ya sabes cómo son esas cosas. – se encogió de hombros. —En media hora tenía el departamento lleno de gente.
Lo miré con desconfianza y dejé el vaso sobre la primera superficie que encontré.
—Yo creo que mejor me voy. – hice señas hacia la puerta, pero él se apuró en detenerme.
—Dale, no seas así... – me empujó y nuestros compañeros lo apoyaron con risas, también metiéndose conmigo. —Si es porque tu novia se puede enterar y enojarse, ya les dijimos a todos que no pueden sacar sus celulares ni hacer ninguna foto.
—Si se enteran en el Club, nos metemos en un lío. – le recordé. Estábamos concentrando, y este tipo de reuniones estaban totalmente prohibidas, aun en nuestro tiempo libre.
—Nada de redes sociales. – aseguró. —La fiesta no se va a filtrar.
Torcí el gesto y apagué el celular como me dijo Gastón, para seguirlo hasta el salón.
No voy a negar que ver tantas caras distintas, un poco sí que se sentía bien. Tantas semanas viendo solo a los miembros del plantel podía ser cansador, y poder hablar con otros de algo que no fuera el torneo, era un soplo de aire fresco.
Prometiéndome controlarme, acepté solo una cerveza y me busqué sitio en el sillón resignado y dispuesto a descargar un poco de todas las frustraciones que venía acumulando. De todas maneras ya estaba allí, por lo menos me divertiría.
Gastón estaba con su chica, quien bailaba contenta abrazándolo cariñosa, y los chicos del equipo se disputaban un partido en la Play entre gritos y bromas.
Partido al que me sumé después de un rato, demostrando mis virtudes como jugador. Si algo hacía cuando estaba solo en el departamento, era jugar en la bendita consola como si no hubiera un mañana.
Íbamos turnándonos, para que de a dos nos enfrentáramos y yo ya había ganado un par, quedando finalista para definirse en la próxima ronda, así que aproveché el descanso, y pasé a la cocina para buscar algo para tomar. Seguramente mi amigo tendría algo que no fuera alcohol. – pensé, mirando la heladera, contrariado.
—No creo que encuentres una gaseosa por ahí. – me dijeron con una risita. A mi lado, Pilar se apoyaba a duras penas en la mesada del costado, intentando no tambalearse.
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2 - Perdón por las mariposas, y las lágrimas
Teen FictionSinopsis Bianca tiene que repetir su último año de escuela por su pésimo desempeño académico y comportamiento, mientras Thiago cumple su sueño de convertirse en jugador de fútbol profesional. La distancia y la falta de comunicación se suman a otros...