Capítulo 27

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Bianca

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Bianca

La primera tanda de exámenes había pasado sin pena ni gloria.

Para el tiempo que estaba dedicándole al estudio, tengo que admitir que tampoco podía pedir mucho más, pero lo estaba controlando y no había desaprobado nada.

Lejos estaba de importarme todo una mierda y faltar a las fechas como lo había hecho el año anterior, pero lo cierto es que tampoco me elegirían como abanderada en mi curso, y estaba perfectamente tranquila con eso.

Jaz estaba tomando práctica con todo eso de ayudarnos a copiar, pero era más para divertirnos que otra cosa. El idiota de Mila siempre se asomaba a mirar su hoja, pero sabía, porque me pasaba casi todas las tardes en su casa, que no necesitaba tener que estar copiándose ni nada.

Por mucho que me gustara llamarlo idiota, el chico era bastante inteligente, quién lo diría.

La que no parecía tener tantas luces era su señora madre.

No entendía cómo a estas alturas no se había dado cuenta de que entre su hijo y yo no había nada. Apenas podíamos considerarnos amigos, y ese era un término demasiado meloso para nuestro gusto. Cómo es que podía pensar que era su novia, no lo entendía.

Amorosa, todas las tardes nos subía una bandeja con la merienda, quedándose para darme charla y así conocerme mejor, y yo le seguía el juego... No tanto para ayudar al payaso de mi casi amigo, sino porque la señora me caía bien, y me daba un poco de lástima verla tan ilusionada.

Me preguntaba si sería así de simpática si algún día Mila llevaba a casa a otro chico y se lo presentaba como su pareja... A simple vista, no me había parecido una persona que pudiera tener algún problema al respecto, pero tampoco me arriesgaría a hacer suposiciones porque no la conocía.

Justamente una de esas tardes, estaba distraída pintando uno de mis dibujos sobre la alfombra de la habitación de mi compañero, cuando su madre se asomó por la puerta a preguntar cómo estábamos.

Su hijo le hizo un breve gesto con la cabeza para que dejara de molestar y siguió con lo suyo, que era su bendito cuaderno de escritos del que nunca se despegaba. Pobrecilla, estaría esperando vernos en alguna situación comprometida... – me mordí el labio para no reír y esperé a que se fuera para mirar a Mila.

—Hey. – dije llamándole la atención en susurros. Desganado como era, solo levantó un poco la mirada y frunció el ceño para hacerme caso. —¿Por qué no le decís la verdad a tu mamá? ¿Pensas que puede tomárselo mal, ella es...?

Negó con la cabeza y tras un largo suspiro, se incorporó para cerrar la puerta, no sin antes chequear que no estuviera fuera escuchando en el pasillo.

—No, no es homofóbica, si esa es tu pregunta. – aclaró. —Pero sí muy religiosa... – se sentó en la cama y se frotó las manos por el cabello, disgustado. —No te lo cruzaste todavía, pero mi viejo es un señor muy mayor, y él tiene un pensamiento muy conservador... Nunca me aceptaría.

2 - Perdón por las mariposas, y las lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora