Capítulo 18

310 44 16
                                    

Al otro día, me sentía un poco mejor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al otro día, me sentía un poco mejor.

El hecho de haberle contado a Thiago, me había hecho sentir más liviana, y casi por un instante, había vuelto a poner las cosas en perspectiva. Ese idiota de Mila no podía afectarme de esa manera, no era tan importante. No dejaría que me asustara, no le daría ese poder.

Por otra parte, me había dejado algo desanimada también.

La nostalgia de haber escuchado su voz después de tantos días, y de habernos dicho lo que sentíamos por el otro estando tan lejos, siempre me dejaba un poco afectada. No podía evitarlo.

Así que con otras cosas en la cabeza, ya casi hasta me había olvidado de lo ocurrido con mi compañero, cuando lo vi allí sentado en su lugar, mirándome serio con las mandíbulas apretadas lleno de agresividad. Echado como siempre estaba en su silla, podía notar que se tensaba y sus manos ajustaban con fuerza excesiva su mesa como si tuviera que contenerse.

Me encogí apenas y rápido me senté en mi sitio, dándole la espalda.

Lo detestaba.

No soportaba tener que sentirme amenazada por un imbécil como él, no lo valía.

Molesta, saqué las cosas de mi mochila y abrí el libro llena de mal humor.

—Estaba pensando que hoy podíamos ir a casa a terminar el trabajo. – dijo Jaz mientras resaltaba algo con su marcador color rosa pastel. Fruncí el ceño al ver que tenía los demás ordenados por tonalidad en su estuche. Esta chica de verdad se hubiera llevado bien con Thiago...

—¿Hoy? – pregunté contrariada. —Pero si no hay que entregar nada hasta la semana que viene. ¿Por qué nos vamos a tener que juntar hoy?

La chica levantó la vista de sus apuntes.

—Bueno, si lo hacemos sobre la hora, no vamos a poder corregir nada y ya tenemos tanto avanzado... – explicó. —Además mejor si lo terminamos antes ¿no? Así no tenemos que seguir trabajando con Mila. Sé que no te llevas bien con él. – agregó con un susurro.

¿Que no me llevaba bien con él? Eso era quedarse cortos. Pero claro, le había ahorrado el mal momento a mi amiga, y no le había contado lo que había ocurrido en el pasillo de los vestuarios. Ya tenía el ego bastante herido, y por nada del mundo reconocería que me había afectado.

—Y encima de tener que verlo acá en la escuela, vos querés que vayamos a tu casa así nos vemos también fuera. – puse los ojos en blanco. —¿No podemos hacerlo nosotras dos solas? Seguro hasta lo haríamos más rápido.

Jaz frunció el ceño, confundida.

—Mila también es parte del grupo. Y no te creas que lo haríamos más rápido, es muy inteligente y escribe muy bien. – dijo, defendiéndolo.

Alcé una ceja porque no podía creer que nada bueno fuera a salir del subnormal de nuestro compañero, pero agarré la hoja que Jaz me alcanzaba donde estaba la parte que le había tocado a él.

2 - Perdón por las mariposas, y las lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora