Los chicos pasaban por el lado de mi amiga, mirándola de manera apreciativa. De manera libidinosa, mejor dicho, y yo tuve el repentino impulso de agarrar su pequeña manito, y llevármela de ahí a donde pudiera estar a salvo.
Uno de los otros idiotas de fútbol pasó por detrás y le hizo gesto al que tenía cerca para que le miraran el culo y quise golpearlos.
—Nunca me habían saludado tantos chicos. – dijo con una sonrisa achispada. El alcohol le ponía las mejillas rosadas y las consonantes se le patinaban un poco. Mierda.
—Porque son todos una manga de simios. – observé, fulminándolos con la mirada. —Creo que tenías razón y ese vestido no fue una buena idea. Por las dudas no nos separemos, y si te perdes, me escribís para que te acompañamos con Thiago a casa.
—Tuviste suerte con Thiago – asintió, pensativa. —Ojalá yo conociera a alguien así, bueno. Pero no rubio, no me gustan los rubios. – masculló por lo bajo y me reí porque sabía que sobria no me lo hubiera dicho.
—Voy a estar atenta por si conozco a alguien bueno como Thiago, pero con pelo oscuro. – dije, asintiendo.
—Que le guste leer, no jugar al fútbol. – enumeró, ya que estaba, mientras apuraba un trago de esas gelatinas que servían en vasitos pequeños.
—Del colegio nadie, entonces. – descarté mirando a nuestro alrededor. —Del barrio, menos. Está lleno de perdedores como mi ex.
Un escalofrío me recorrió la columna recordando al impresentable de Marcos. Thiago, que había logrado escaparse del grupito del equipo, nos encontraba y se unía a nuestra charla.
—¿Qué hacían? – preguntó, mirando preocupado cómo mi compañera buscaba otro vasito.
—Estábamos buscándole candidato a Jaz. – contesté con una media sonrisa antes de ser regañada por esta, que me miraba avergonzada. —Es que entre los del curso y los del barrio, no tenemos de dónde elegir. Por ahí vos conoces más gente.
—¿Los de mi otro colegio o el Club? – preguntó y yo negué rápido con la cabeza. —Bueno, tengo algunos compañeros ahora de Talleres, pero mucho no me llevo.
—Pensé que tenías amigos. – le dije pensando en todas las veces que me había dicho que se juntaba en casa de alguno de ellos en las últimas semanas.
—Sí, está Gastón. – contestó pensativo. —Pero está de novio... que es mi otra amistad en Córdoba.
—Mili. – dije con tonito de molestia, pero él no lo notó.
—Mili y su amiga Pilar. – comentó. —Me junto casi siempre con ellos tres. – agregó, inocente.
Mili y Pili, que adecuado. – pensé.
—Pilar, ¿eh? – asentí, tensándome como un palo. —Esa es nueva. No sabía que habías hecho más amiguitas.
—No hice amiguitas, no lo digas así. – tuvo el tupé de contestar.
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2 - Perdón por las mariposas, y las lágrimas
Fiksi RemajaSinopsis Bianca tiene que repetir su último año de escuela por su pésimo desempeño académico y comportamiento, mientras Thiago cumple su sueño de convertirse en jugador de fútbol profesional. La distancia y la falta de comunicación se suman a otros...