Capítulo 20

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Me planteé por un segundo no asistir a clases

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Me planteé por un segundo no asistir a clases.

Por un día que no fuera no me afectaría demasiado, y además moría por ir al estudio de tatuajes para hablar con mi amigo y que me contara quién más había visto mi video, y cómo se había enterado de que había sido Marcos. Mierda.

Algo me decía que mi ex amiga Catalina tenía algo que ver con todo esto. Decía que estaba queriendo cambiar, y que quería también cambiar la clase de chicos con los que salía, pero estaba embobada con el idiota de Marcos. Y si este le pedía que se arrojara a un pozo, la otra no dudaría demasiado en hacerlo.

Sacudí la cabeza, intentando pensar si alguna vez yo había sido igual de patética. Probablemente. En esa época me quería muy poco.

Pero entonces mi nuevo y estrenado sentido de la responsabilidad, me recordó que un día podía costarme la explicación de algún tema nuevo, y me convenía tener a todos mis profesores de buenas.

Ya después a la salida de clases, podía ir a ver a Homero, y sacarme todas las dudas.

Un frío helado me recorrió la columna de imaginarme que el video pudiera llegarle por esas casualidades de la vida a Thiago. Estando tan lejos y sin saber con precisión cuándo había sido hecho, vaya uno a saber qué podía pensar. No quería ni imaginármelo.

Entré al colegio sin despegar la mirada del celular viendo que me llegaban más mensajes de gente que conocía y había visto el video. Otros que comentaban que lo habían subido a Twitter y claro, los de mi antigua amiga, que se hacía la mortificada por el asunto, diciendo que no hiciera caso.

Este tipo de mierdas tenía su nombre por todas partes, que no me viniera con estupideces.

Alcé la mirada para no estamparme contra alguna pared y noté que todos me miraban y susurraban cosas mientras pasaba.

Fruncí el ceño y escuché la palabra "video" por todo ese pasillo unas millones de veces. Algunos más atrevidos me señalaban, mientras se quedaban mirando sus teléfonos para confirmar que fuera yo la misma persona que seguramente ya habían visto. Mierda.

Tragué en seco, obligándome a caminar en línea recta y entré a mi salón, con las piernas entumecidas.

Me sentía tan humillada, que podría haber vomitado en ese mismo instante. Lo juro, tenía el estómago de cabeza desde que me había levantado y las miradas eran tan violentas, que parecían atravesarme.

Se me puso un nudo en la garganta y las manos me sudaron, haciendo que casi tirara el celular al piso.

Cualquier día, hubiera aprovechado esos momentos antes de que el profesor llegara para descansar. Me hubiera hasta sentido aliviada si es que este se atrasaba, porque eso significaba que la clase sería más corta y qué más queríamos. Pero hoy no.

Hoy no podía dejar de mirar hacia la puerta esperando que llegara de una vez para que hiciera callar a todo el mundo. La cabeza me daba vueltas.

Podía escuchar cada uno de sus murmullos y las cosas que decían. Las cosas que me llamaban... Era una puta pesadilla.

2 - Perdón por las mariposas, y las lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora