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Su cabeza estaba dando vueltas, su corazón palpitaba rápidamente y su frente estaba decorada con una fina capa de sudor que la hacía parecer brillosa. Su boca estaba semi abierta dejando escapar jadeos de cansancio y dejando al visto sus colmillos que al parecer habían crecido.
No podía ver, todo a su alrededor tenía un ritmo acelerado, no alcanza a analizar todo, veía como su niña lloraba y sonreía como si fuera a morir si dejaba de hacerlo, veía a dos adultas haciendo preguntas que no terminaba de escuchar y veía como su amigo le reclamaba algo mientras se frotaba los ojos.

No termino de entender todo cuando sintió que había sido tacleada en un abrazo por parte de su amiga pecosa, estaba aturdida pero aún así pudo escuchar los sollozos a sus lados.
De la nada toda la información le vino de golpe y recordó cada segundo que pasó en el oscuro vacío, se levantó corriendo hacia el baño donde vomitó como nunca antes.

Se encerró y comenzó a llorar, no estaba segura si lo que estaba pasando era real o su cabeza jugandole una broma de mal gusto. ¿Había despertado? ¿Ahora si murió enserio?
Sus oídos estaban mucho más sensibles que antes y podía escuchar claramente cada detalle que pasaba, desde la respiración de sus amigos hasta el chirrido del piso de madera. Ciertamente era mucho ruido y todos al mismo a tiempo cosa que hizo que sus oídos temblaran...Un momento ¿Temblar?

Se levantó con brusquedad casi cayendó hacía la bañera y rompiéndose la cabeza otra vez, se puso frente al espejo del baño para verse la cara.
Se veía peor de lo que pensó, su pelo estaba ligeramente más largo y tapaba parte de su cara, sus ojos estaban más brillantes que de costumbre mayormente son morados oscuros pero ahora parecían violetas brillantes, sus colmillos habían crecido que hasta le hacían doler la lengua, sus oídos eso era lo que llamó su atención estaban ligeramente en punta pero apenas era notorio...levanto su pelo y ahí estaba lo que más temía, dos cuernos, dos pequeños cuernos que eran invisibles gracias al pelo que los cubría.

Volvió a hiperventilar, esto no le podía estar pasando, no podía ser un monstruo como su padre, no quería lastimar a nadie, no podía, no sabía que hacer y entró en pánico.

"No no no no no ¿Qué hago? ¿Le pido ayuda a Lena? ¿A Parker? ¿A sus mamás? ¿Y qué tal a Tom?...¿A papá? El sabe de esto...el podría enseñarme cosas...¡NO, SACA ESO DE TU CABEZA!" Empezó a darse golpes en la frente con sus palmas, otra vez su cara estaba sudando.

Finalmente se limpió la cara y tapó sus pequeños cuernos con todo el pelo que pudo, ahora tendría claro que haría...fingir. Tendría que evitar sonreír por sus colmillos y tendría que mantener su flequillo.
Había vuelto a la habitación donde estaba antes con su amiga, ahora estaban ellas solas.

Parker había vuelto a su cuarto diciendo que hablaría con la chica recién despierta cuando ésta se calme.
Sus madres habían dicho que la revisaran para cuando Alex no se vea tan alterada y pueda tener una noche de sueño normal.
Pero la chica pecosa no tenía otra lugar donde dormir así que espero a que su pequeña pelirroja volviera, ansiosa como cuando te vas y tu perro te recibe emocionado...Lena es el perro.

La pelirroja entró tambaleando un poco, se sentía más lejos del piso que de costumbre tal vez había crecido pero no estaba segura. Sus ojos brillantes vieron todo el cuarto en un segundo y divisaron la ropa extra en su colchón en el piso.
A pasos lentos se acercó al colchón y tomó las prendas entre sus manos, se sentía suave, su olor a lavanda era placentero. Miró hacia atrás y descubrió como su amiga no le quitaba la vista de encima.

La más pequeña se dió cuenta de que había sido descubierta en su gran intento fallido de vigilar a su amiga así que se dió vuelta avergonzada. Fue en ese momento que la pelirroja se cambió con tranquilidad dejando la ropa sucia de lado y ahora vistiendo ropas de su amigo, exactamente una camisa sin mangas que decía "pretty boy" en el pecho.

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