Big Bang

28.

Lena se encontraba en un pequeño calabozo improvisado con algunas piedras y ramitas que emanaban un color más oscuro del que debía ser.
Su cara tenía una gran hinchazón con tonos rojos y morados en una de sus mejillas. Uno de sus ojos también se encontraban algo hinchado, sus manitas estaban atadas detrás de su espalda, sus pies estaban descalzos ensuciando sus medias de conejitos. De su nariz le salian pequeñas gotitas de sangre que llegaban hasta su boca y no podía hacer nada para evitar tener ese sabor en sus labios.

En frente de ella estaba el señor Tomey, sentado de piernas cruzadas al igual que sus brazos. Su rostro plasmaba una sonrisa burlona y llena de malicia. Con media cabeza transformada sus grandes cuernos llegaban a tocar el techo de piedra.

- Así que encontré a brillos...pensé que habías muerto hace mileños, así que...¿cómo funciona? ¿Eres como el ave fénix y revives cada vez que mueres? ¿O acaso es reencarnación? - El hombre mayor agarró con sus dedos la cara de Lena.

- No tengo idea de que hablas - Lena le escupió en la cara.

El mayor limpió su cara con sus dedos y los incerto dentro de la boca de la pecosa.
- Deja de fingir, YO mismo te mate, se quien eres, ¡Se lo que haces! Y definitivamente no dejare que lo hagas otra vez - Los dedos grandes fueron mordisquiados e inmediatamente los quitó de la boca pequeña.

- NO TENGO UNA PUTA IDEA DE QUE HABLAS, maldito loco...- Lena pasó su lengua por sus dientes, tuvo que morder muy fuerte para siquiera causar algo de dolor.

- Manos brillantes y explosivas...no solo tus manos son explosivas, niñata de mierda - Tomey se levantó y se posición detrás de Lena, agarrando las manos que sonaban con estallidos, levantó sus manos de tal forma que si movía sus brazos un poco más hacia adelante seguramente los rompería.
- Ahora...me vas a decir todo lo que sabes si no quieres que rompa algo sin querer -

Lena soltó un fuerte quejido, mordió su labio inferior para no gritar. - ¡Te digo...que no se nada! - Soltó un sollozo - Solo suelteme..-
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Crack

Un fuerte aullido de dolor se escucho por todo el bosque, el señor Tomey había roto uno de los dedos de Lena.
- ¿Ahora recuerdas algo? -

- Te digo que-que no se nada, ¡porfavor! No me lastimé...porfavor...- Lena había comenzado a llorar, el señor Tomey iba a volver a hablar cuando sintió una mirada en su espalda. Giró para ver que pasaba.
La chica morena y rizada estaba ahí, parada con una navaja en mano. Dando pasos lentos hasta llegar a la par del señor Tomey.

- ¿Puedo jugar yo también, señor? - Sara se arrodilló y colocó la punta de la cuchilla dentro de uno de una de las fosas nasales de Leni, haciendo que empezará a sangrar de a poco.

- Necesito un receso...puedes encargarte tranquilamente - El mayor se levantó y limpió sus manos, para luego retirarse como si nada hubiera pasado.

Sara dio una patada en el hombro de Lena, sacándolo de lugar y haciendo que caiga al suelo. La morena de un segundo a otro se había transformado y colocado encima del pecho de Lena, causando que la chica empiece a perder el aire de a poco. Lena movía sus rodillas tratando de poder lastimar a la otra chica, cosa que apenas y sentía que la tocaba.

- ¿Qué sucede brilli brilli? Pensé que eras más peligrosa...o así te pintan por acá - La voz ronca de la bestia aturdia a Lena.

Los grandes dientes de sara se enterraron en el cuello de la pecosa haciéndola sangrar, sus grandes garras se clavaron en su estómago de forma profunda tocando algún órgano interno. Lena abrió sus ojos de golpe con lágrimas en los ojos, su boca estaba seca y solo podía sentir como se iba llenando de sangre de a poco. Todo se estaba volviendo oscuro y frío. No tenía que dormir aún...Alex la necesita.