XXIV

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- ¡Estás haciendo trampa! -exclamó intentando apretar los botones de mi control.

- ¡No estoy haciendo trampa! Sólo lo dices por que eres terrible jugando. ¿Ves? Ya te gané.

Dejé caer el control en el sofá y me burlé. Pude ver su rostro colorarse antes de que me golpeara en la nuca con la palma de su mano.

- ¡Dolió, idiota!

Nos envolvimos en una pelea y llamamos la atención de Rin que nos encontró en el suelo con Menma tirándome del cabello mientras yo le hacía una llave alrededor del cuello.

-Ya está, ya está, separense. Ya no tienen cinco años -demandó cruzándose de brazos hasta que nos soltamos. Parecía molesta, pero pude verla sonreir cuando dio media vuelta para volver al living.

-Ya me tenía que ir de todas maneras.

Di unas palmadas en su espalda y me puse de pie.

-Quédate a dormir. Podemos pedir tu comida favorita y ver una película.

Fruncí los labios. Sabía que me atraían aquí para que me mantuviera alejado del lado sur de la ciudad por el mayor tiempo posible.

Pero la realidad es que no importa cuánto te alejes, los problemas siempre encontrarán la manera de volver.

-En serio me gustaría pero hice planes -dije apenado.

Lo había desanimado y me sentí culpable por eso.

Rasa estaba dormido en la escalera de la entrada cuando llegué y Temari estaba viendo televisión en la sala de estar. Rasa tenía prohibido usarla desde que le hizo un agujero a la última.

-Hola amigo -acaricie a Kurama que se lanzó sobre mi en cuanto crucé la puerta.

- ¿No están Hinata y Gaara contigo? -preguntó Temari en cuánto cruce la puerta.

-No los he visto desde la mañana, ¿por qué?

-Suelen volver directo a casa luego del trabajo.

Levante los hombros con despreocupación.

-Tal vez fueron a algun lado.

Se cruzó de brazos.

- ¿Tu que harás ahora?

-Iré a dormir -dije estirando los brazos- ayudaré a Kiba a construir una nueva casa para su perro y llevaré a Kurama.

-Oh, esta bien -respondió algo ida.

-Temari -la llamé con voz de regaño- volverán.

Frunció el ceño y asintió antes de volver a mirar la televisión. Me di una larga ducha y acaricie la cabeza de Kurama que había llegado a acostarse junto a mi.

Cuando volví a despertar, estaba abrazandolo y escupí unos pocos pelos de mi lengua.

- ¿Que? -pregunté adormilado, el teléfono en el mueble junto a la cama seguía sonando. Noté que Kankuro no había vuelto aún.

La brillante pantalla hizo que mis ojos dolieran por unos segundos, cuando pude ver noté que un número no registrado había llamado varias veces en los últimos cinco minutos.

En ese momento, el número desconocido volvió a llamar.

- ¿Quién es? -pregunté bostezando.

-Sasuke -respondió.

Abrí la boca sorprendido, ¿tal vez aún estaba durmiendo y esto era un extraño sueño?

- ¿No vas a hablarme? -sonaba ebrio.

Mala InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora