VIII

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Busqué algo con que cubrirme del frío, abri un poco los ojos tratando de acostumbrarme a la luz, abrazo a Gaara en un intento de obtener calor. Se da la vuelta al darse cuenta del movimiento y veo que está con una mirada perdida y algo perturbada, me abraza con fuerza y apoya su mentón en mi cabeza.

Recordaba un poco de lo que pasó anoche, Naruto había tomado algo y estaba paranoico, no quiero ni imaginar como es tener un mal viaje con los alucinógenos. Tuvimos que sacarlo de la fiesta, ahora se encuentra más tranquilo -Gaara fastidiado lo noqueo para que se durmiera- en la habitación de invitados. Igual que todos los domingos por la mañana no tenía ganas de levantarme, menos cuando Gaara está abrazándome y me siento tan cómoda.

Lo miré a los ojos, estos estaban mirando directamente a la pared, pasé una mano frente a su cara, parpadeo varias veces y sonrió cuando me miro fijamente.

Se puede decir que fue un gran día, Naruto me ayudo a preparar el almuerzo y tuvimos una guerra de arroz, Gaara ha estado mas callado de lo normal, pero Naruto dice que solo lo deje, que es normal en él.

Ya por la tarde el rubio se fue dejándome sola con el pelirrojo, me senté en el sofá que era el lugar donde estuvo la mayor parte del día, casi ido. Ambos estuvieron muy extraños, mirándose entre ellos, como si hubiera tensión entre los dos. Gaara también se fue luego de una hora diciendo que tenía cosas que hacer, escuché el tono de llamada de mi teléfono en mi habitación, el silencio de la casa era casi desesperante, corrí a responder.

- ¿D-diga?

-Hija, ¿todo bien por allá?

-Si papá, p-preguntas todos los días lo mismo -dije pasando los dedos por mi cabello, está bastante largo.

-Solo llamaba para decirte que volveremos antes, tal vez el miércoles.

-E-Está bien, me alegro -respondí con desgano, tenía planes con Gaara para el último viernes que tendríamos de vacaciones.

-Eso es todo, mañana llamaré de nuevo, cuídate y sé prudente.

-Adiós.

Corté la llamada y me quedé mirando el fondo de pantalla de mi teléfono, lo dejé con cuidado sobre la cama y suspiré, prepare la bañera para tomar un relajante baño de burbujas de casi dos horas leyendo mi libro favorito. Con una toalla envuelta en mi cuerpo y con otra secándome el cabello me senté en la cama, volví a coger mi teléfono para revisar si tenía algún mensaje, tenía dos de Gaara y uno de Ino.

(Gaara, 7:23)

Mis hermanos te invitaron a cenar

Pasare por ti

.

.

.

Tiro a la papelera la cajetilla ya vacía que había comprado ayer, mis nervios me estaban matando. Ellos saben de Hinata, y no puedo advertirle, no puedo, no quiero asustarla ni meterla en esto.

Aunque en cierto modo, ya lo está.

-Akatsuki detrás de nosotros, genial. Justo cuando ya comenzaba a gustarme el instituto -lloriqueó Naruto jugando con un cubo rubik.

- ¿Qué hay de Bee? Él puede ayudarnos.

-No lo sé. Aun así, lo llamare.

En lo que Naruto sacaba su teléfono Temari abrió la puerta de una patada como un animal rabioso y nos golpea en la cabeza con su abanico.

- ¡Si no me dices que haces los días que no vuelves a casa, te juro que te encadeno a la pared, y tú no te salvas rubio! -gritó apuntando a Naruto que estaba en un rincón como perro asustado.

Mala InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora