- ¿Crees que esto esté bien?
-Naruto, ¿tienes otra idea? -regañó Yahiko- si Obito muere, todos se irán. Ese hombre los manipula a tal punto que creen que tienen que dar su vida por él, es hora de que despierten.
- ¿Por qué? -pregunté.
-Por lo mismo que ustedes, los hace sentir importantes y valiosos. Los niños sobre todo, son fácil de manipular. En los barrios de Suna le muestras un par de billetes y se sentirán afortunados.
-Eso tiene mucho sentido -exclamó Naruto en una pose de pensador.
Rodé los ojos y me senté a la orilla del edificio, con las piernas colgando, desde esta altura todos parecen hormigas insignificantes. Prendí un cigarro y expulsé el humo de mis pulmones formando pequeños círculos.
- ¡Mierda! -gritó Naruto por el sonido del disparo.
Volteé a verlo fastidiado, sonrió con nerviosismo y dejó el arma en el bolso con cuidado.
-Lo presioné por accidente, lo siento dattebayo.
-Vengan -habló Yahiko- será sencillo, luego de dispararle nos reuniremos en la entrada de este edificio, Konan vendrá por nosotros, sospecharán de nosotros obviamente, ¿qué harán?
-Nos moveremos por la ciudad, no podemos volver a casa.
-Konan y yo volveremos a Amegakure.
Sonó el teléfono de Naruto y la tensión se hizo presente, sacó el teléfono de su bolsillo y contestó fingiendo simpatía, asintió un par de veces y colgó.
-Está por llegar.
Bajamos por la escalera de emergencia al costado del edificio, escondimos las armas entre la ropa y unos segundos luego de llegar al lugar del encuentro Obito llegó en su lujoso auto negro, bajó arreglándose la corbata con una sonrisa altanera, tomo un maletín de dentro del auto y se lo entregó a Naruto.
- ¿Listos para trabajar? Los demás llegarán más tarde, hay kilos para organizar y vender.
Se detuvo frente a nosotros.
- ¿Por qué están tan callados?
-No es nada -habló Naruto sonriendo.
El estruendo de un motor nos hizo voltear en busca del origen del ruido, dos autos se estacionaron frente al almacén, de uno de ellos bajó Deidara y del otro auto, Hidan.
¿Qué mierda hacían ellos aquí? Se suponía que vendrían más tarde, esto significaba que nuestro plan estaba arruinado.
Miré a Naruto, se veía resignado por la mala suerte que teníamos.
Mi teléfono sonó, las miradas de todos los presentes se centraron en mí, saque el aparato de mi bolsillo y me aleje para contestar.
- ¿Quién es? -pregunto Obito.
-Mi hermana, no tardare.
Me apresuré a alejarme para no levantar más sospechas.
- ¿Quién es? -preguntó Naruto.
-Actua normal, ¿Qué haremos ahora? Vaya mala suerte.
-Me estaba preguntando lo mismo, ¿esperaremos por otra oportunidad?
-No creo que tengamos tanta suerte para la próxima, si esos dos no se van, dispararé en cuanto encuentre una buena vista.
Tiré de mi cabello y suspiré con fastidio.
-Está bien, adiós.
Guardé el teléfono y volví con los demás, entramos al almacén y había unos hombres con ropas de cuero y barba, Obito los saludó con un apretón de manos y los hombres sin perder el tiempo comenzaron a sacar los paquetes con droga de sus camionetas, Obito observaba con los brazos entrecruzados cada movimiento de los hombres.
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Mala Influencia
Fiksi PenggemarSu vida era perfecta a los ojos de los demás, pero era solo una mascara. En el momento mas inesperado, un chico pelirrojo de aspecto desafiante le daría un giro a su vida.