No sé cuánto tiempo había pasado, solo sabía que era la tercera vez que teníamos sexo esta noche, cuando llegaba al orgasmo quedaba agotada, pero de alguna manera Gaara me animaba a seguir y entre besos, caricias, y una que otra frase de doble sentido susurrada al oído, volvíamos al coito, alternando posiciones.
Ahora me encontraba recostada de lado junto a Gaara, con mi cabeza apoyada en su brazo y nuestras piernas entrelazadas. Nunca se me pasó por la mente que estar con la persona que amas, sin pudor por estar completamente desnudos y solo disfrutando de unos mimos en completo silencio fuera tan adictivo y relajante.
- ¿En qué piensas? -preguntó.
-Creo que te amo -dije pausadamente.
Bajé la mirada al notar que su mano que había estado acariciándome la espalda se detuvo, no hubo una respuesta inmediata ni nada, me esperaba lo peor, un rechazo.
-Yo no creo que te ame, Hinata -mi corazón se oprimió y mis ojos comenzaron a picar- porque estoy completamente seguro de que lo hago.
Limpié las lágrimas que estaban a punto de caer y reí nerviosa, me había asustado por nada y dolió bastante en su momento.
-Te amo -dijo abrazándome hasta pegar mi pecho al suyo, rodeé su cintura y subí mis manos hasta sus hombros, mis labios cosquilleaban cuando me besaba, jugué con su lengua y abrí un poco mis piernas cuando se posicionó sobre mí.
Noté que estaba amaneciendo y le pedí que me llevara de vuelta al hospital. Subí mis piernas al asiento del copiloto abrazando mis rodillas mientras miraba el paisaje, el silencio era acogedor y de vez en cuando miraba a Gaara por el reflejo de la ventana, con su expresión indescifrable.
Caminamos hasta mi habitación con su brazo rodeándome los hombros.
- ¿Qué harás ahora? -pregunté dejando mi chaqueta en la cómoda.
-No me iré lejos, si es lo que piensas.
Bajé la mirada y suspiré sin saber que más decir, un incómodo silencio se hizo presente.
-Y-Yo... tomaré un baño, si quieres p-puedes...
- ¿Acompañarte?
-Si -respondí.
Gaara entró después de mí, froté su espalda y el me ayudó a quitar el resto de shampoo en mi cabello. Miré con más atención sus tatuajes, sus cicatrices, algunas eran fáciles de distinguir, otras eran tan pequeñas que solo pude descubrirlas al mirar su pecho y espalda detalladamente.
-Te ves tan concentrada pero no puedo evitar sentirme acosado -dijo sonriendo.
-Lo siento -hablé devolviéndole la sonrisa.
Salimos del baño envueltos en una toalla luego de secarnos el cabello, cuando terminé de colocarme el pijama Gaara terminaba de vestirse, me senté en la cama y nos observamos por unos minutos, el con sus manos en los bolsillos de su chaqueta y mordiéndose el labio.
- ¿Cuándo... volverás al instituto? No puedes esconderte por siempre...
- ¿Acaso tengo otra opción? -respondió de mala gana.
Bajé la mirada y negué con la cabeza, todo esto era un gran lio, más aún cuando estas involucrada. Me tapé entera con la manta tratando de evitar pensar en... todo.
-Hey -habló Gaara colándose en mi cama y abrazándome- no te enfades.
-No estoy enfadada, es solo que todo esto es muy frustrante, en serio.
-Lo sé, se solucionará, lo prometo.
-No hagas promesas que no sabes si podrás cumplir -dije, con tristeza, recordando todas esas veces que mi padre no cumplió las muchas promesas que ha hecho.
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Mala Influencia
FanfictionSu vida era perfecta a los ojos de los demás, pero era solo una mascara. En el momento mas inesperado, un chico pelirrojo de aspecto desafiante le daría un giro a su vida.