Capítulo 01

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Como todos los viernes desde que conocía a su mejor amigo, Jaemin se dirigió al departamento de éste después de la escuela.

Sabía que probablemente habría un lugar a donde ir esa noche y no quería perdérselo.

Hendery era un chico foráneo al que Jaemin había conocido por casualidad en un carpool. Hen parecía realmente extrañado de que Jaemin no oliera a nada, así que simplemente preguntó, lo que el menor agradeció mucho, ya que la gente generalmente lo miraba mal y ya.

Ese día le contó a su nuevo amigo que, a sus 16 años, su lobo no se había presentado. Que era uno de esos casos extraños en que, mientras sí conocía a su lobo, éste no tenía un género establecido todavía. Hendery en ese entonces tenía 21. Él sí era un alfa. Un guapo, universitario y candente alfa.

En medio de la breve conversación que se suponía que tendrían, Hendery lo invitó a su departamento.

A Jaemin le dio mucha desconfianza, así que no aceptó. El otro, al no tener la intención de asustarlo, optó por pedirle su número.

Esa misma noche descubrió que Hendery realmente no tenía ninguna intención con él. Como, hasta donde él sabía, Jaemin bien podría ser un alfa, y a Hendery no le iban los alfas.

Entonces, después de muchas largas conversaciones por teléfono y varias llamadas, comenzaron a verse.

Jaemin ya casi tenía 18 y seguía sin presentarse. Lo bueno era que, tras dos años de haber conocido a su amigo y convenciéndolo de lo que quisiera, Hendery terminó aceptando y le "ayudó" a, al menos, calmar su libido.

Eran algo así como amigos con beneficios. Y no había sido fácil. A la fecha, a Hendery le parecía mucho conflicto la edad de Jaemin, pero era gracioso por que parecía no pensar en ello cuando se la estaba metiendo.

Como fuera.

Tal y como había pensado, esa noche habría una fiesta en la casa de un amigo del mayor, así que se divertirían, se emborracharían y si al finalizar la noche estaban calientes, se acostarían y ya.

Para las 9, ya había avisado a sus papás que se quedaba con su amigo, y ambos se estaban alistando.

– Te ves bien – elogió el mayor, mirándolo mientras se observaba en el espejo – ¿acaso quieres adelantar la sesión? –

– En realidad me gustó esta ropa – se giró a él, mostrando su atuendo completamente negro – queda con mi cabello –

El otro sonrió, acercándose.

Lo tomó de los hombros, le dio un beso en la frente, en la punta de la nariz y, finalmente, en los labios.

– Pues estás muy lindo. No te vayas a meter en problemas –

– Nunca lo hago – lo abrazó del cuello – ¿podemos llegar por un hot dog antes? Me siento extraño –

– ¿A qué te refieres? – preguntó el otro, preocupado.

– No sé. He estado mareado y me duele un poco la cabeza –

El mayor frunció el ceño y llevó la mano a la frente del contrario.

– ¿No prefieres que nos quedemos en casa? –

– Estoy bien – rió – se me quita el malestar cuando como. Sólo quiero algo pequeño y estaré genial lo que resta de la noche –

– Jaemin – lo tomó de las manos – ¿estás seguro? –

– Completamente – asintió, parándose en la punta de sus pies para dejar un beso en la comisura de su boca – vamos –










Como era de esperarse, la fiesta era una jungla de hormonas.

Menos para Jaemin. La gente tendía ignorar su falta de aroma, y la mayoría sólo se le acercaban cuando lo encontraban físicamente atractivo. Eso último pasaba mucho. Pocas veces tuvo que alejar a algún alfa cachondo. Suponía que una de las ventajas de no haberse presentado todavía era que podía escoger libremente con quien iba a acostarse.

Preferentemente Hendery.

Suspiró profundamente y se arrepintió instantáneamente de haberlo hecho.

El hecho de que él no tuviera un olor no significaba que no pudiera oler a otros. Y generalmente no tenía problema con eso, pero esos días tenía mucho asco de los olores tanto omegas como alfa. Los beta no le molestaban. Incluso estaba agradecido cuando pasaba tiempo con ellos.

Aturdido, caminó hacia la multitud con la que se encontraba Hendery y lo tomó del brazo para llamar su atención.

– Te veo arriba en cinco – besó su mejilla – no tardes. Voy a prepararme –

Hendery suspiró entrecortado y sonrió mientras lo veía alejarse.

– Chicos – habló a sus amigos – tengo algo que hacer, yo... –

Todo se detuvo.

Todo.

Las personas a su alrededor desaparecieron.

Su parte humana se sintió adormecida y repentina e inexplicablemente conmovida. Su lobo, en cambio, comenzó a jadear en busca de aire, moviendo la cola enérgicamente mientras lo arañaba, rogándole que se acercara para oler al omega.

Era maravilloso.

Su cabello rubio oscuro que hacía perfecto juego con su piel dorada, su bonita boca en forma de corazón, sus mejillas llenas, sus manos pequeñas, sus piernas carnosas... era perfecto.

Al parecer, éste sintió lo mismo también.

Extrañado, como buscando algo, paseó los ojos por los demás asistentes antes de encontrarse con la mirada de Hendery.

Se quedó estático.

Sus labios estaban entreabiertos, respiraba suavemente y parecía haber reconocido a Hendery de algún lado.

Pero no. Ellos no se conocían.

Hendery se sentía tan, tan atraído. Y estaba seguro que el otro también.

Parpadeó cuando el hermoso chico frunció el ceño y se alejó.

¿Qué? ¿Por qué?

Era su pareja destinada, obviamente.

No había manera en que el otro lo ignorara, o que no lo sintiera. No funcionaba así.

Extrañado, lo siguió fuera de la casa e intentó buscar su olor.

Tenía que olerlo de cerca. Tenía que probar su deliciosa boca. Tenía que tocarlo, saciar a su lobo.

Complacer a ese omega.

Tenía que hacerlo suyo.

Totalmente, olvidó que Jaemin lo esperaba arriba.

En esta historia habrán dos parejas de las que solicitaron en el post que se hizo.

Ambas serán reveladas en los capítulos siguientes.

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