Capítulo 26

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– Si no te calmas voy a golpearte – amenazó Donghyuck – no bromeo, hermano –

¿Eso era real?

Pero, ¿cómo?

Hacía una media hora le había pedido a su hermano que lo acompañara a comprarle unas bonitas flores a su omega.

Escogió el ramo más lindo, el que olía mejor, y lo compró pensando en la bella sonrisa de su pareja.

Y luego todo pasó tan rápido.

Tenía sentido que su papá no lo hubiera llamado a él, sino al menor. Probablemente esperaba que Mark no lograra mantener la compostura.

Ellos ya iban camino al hospital cuando le avisaron al moreno que, en ese momento, su sobrino estaba llegando al mundo.

Fue una decisión difícil para Hendery cuando tuvo que elegir entre llamar al amor de su vida o a sus suegros para avisar que su mejor amigo estaba en cirugía.

Fue fácil cuando recordó cuánto le temía al alfa.

Donghyuck estaba conduciendo rápida e impecablemente en camino a su encuentro, pero no ayudaba nada el que su hermano estuviera amenazando con enfermar de la nada. No tenía tiempo para una parada. Ni siquiera a vomitar.

– Ten – le tendió una bolsa – vacíalo ahí si es necesario –

El mayor asintió con dificultad.

Se sentía lo peor del mundo.

Su omega, su precioso omega estaba solo. Probablemente asustado. Sin él. Sin la única compañía que podía necesitar en ese momento.

No era así, por supuesto, pero así lo veía Mark en ese momento.

¿Podían culparlo?







– No podemos dejarlo entrar, señor. Lo siento – insistió el enfermero.

– ¿Pero por qué no? – negó Taeyong.

– Sólo los familiares de Na Jaemin pueden ir. Usted no tiene manera de comprobar que Jaemin es parte de su familia y el chico no tiene manera de comprobar que es mayor de edad –

– Cumplió 18 hace poco – manoteó – él no tiene sus documentos por que ya estaba esperando cuando tuvo que tramitar su identificación, por eso decidió esperar –

– No puede pasar – levantó la voz – sólo sus papás pueden hacerlo. No hay papás, no pasa nadie –

– Pero... –

– Dije que no –

Muy a su pesar, el lobo de Taeyong bajó la cabeza, aceptando su derrota.

El enfermero había usado su voz de alfa. No le había quedado opción.

Era tan humillante y, sin embargo, era natural.

No le había quedado de otra.

– ¿Perdón? – intervino Jaehyun, con el ceño fruncido.

Taeyong lo miró con los ojos muy abiertos.

– Discúlpate con mi esposo – habló con la voz muy baja.

– Señor... –

– Nadie le habla así a mi omega – se aproximó al empleado, haciéndole retroceder unos pasos – discúlpate –

El enfermero, junto con todas las personas en la sala de espera, agacharon la mirada.

Era un alfa de gen dominante usando su jerarquía ante otros lobos en peldaños menores.

– L-lo siento, señor – susurró el chico.

– Bien – asintió, cruzándose de brazos – déjalo pasar –

El muchacho se hizo a un lado, dejando la puerta libre.

Taeyong no se movió. Miró a su pareja, quien le sonrió cálidamente, y soltó el aire que contenía.

Enamorado como nunca, se acercó a besarlo brevemente antes de correr por el pasillo hacia un montón de enfermeros que lo esperaban con equipo esterilizado.

No podía ocultar su boba sonrisa mientras lo preparaban para entrar al quirófano.

Su alfa era tan... wow.

Grande, fuerte... tan mío.





Debiste verlo – susurraba Hendery a Donghyuck – todos estaban asustados. Incluso yo –

– Nunca lo he visto hacer nada así – respondió el otro igual de bajo.

– Casi mojo mis pantalones. Fue increíble –

Jaehyun disimuló una pequeña risa, girándose hacia otro lado.

Estaban los cuatro en la sala de espera, aguardando por algún tipo de noticia tan ansiosamente que habían perdido la noción del tiempo.

Mark golpeteaba su pie contra el piso, Jaehyun bebía un café, y el par restante murmuraban acerca de lo sucedido hacía un rato con el enfermero idiota que se había atrevido a levantarle la voz al omega equivocado.

– Pa – llamó Mark en un susurro apenas audible – ya tardaron bastante, ¿es normal? –

El mayor lo miró con compasión, palmeando ligeramente su espalda.

– Es completamente normal, hijo –

– ¿Y si algo salió mal? – preguntó nervioso.

– Nada salió mal – casi rió – van a estar bien. Jaemin y el bebé, no te preocupes –

No estaba seguro de lo que estaba diciendo, pero no iba a aceptar frente a su preocupado hijo que él estaba igual de mal.

Lo necesitaba, y él estaría para él siempre.

– Señor – llamó el alfa con el que había hablado antes, mucho más respetuoso que la primera vez – la cirugía terminó. Salió perfecta. Ya están trasladando al omega –

– Gracias, avísame cualquier otra cosa – respondió con tono neutro, girándose a Mark – ¿escuchaste eso? – sonrió – todo está bien –

El menor suspiró profundamente, sintiéndose medianamente relajado por primera vez en horas.

– Quiero verlo – pidió.

Jaehyun se giró de nuevo al enfermero, que tragó duro.

– Vendré a avisarle personalmente tan pronto tenga permitido ingresar – hizo una reverencia – con permiso –

– ¿Qué le hiciste? – preguntó Mark, extrañado.

– Lo mismo que habrías hecho tú si alguien hiciera a Jaemin doblegarse –

– Como si eso fuera a permitirlo – bufó.

Jaehyun sonrió orgulloso.

Hendery soltó un quejido.

Hasta ese momento, había pensado que podía llegar a ser uno de esos alfas que podían dialogar pacíficamente en lugar de imponerse.

Bueno, al parecer eso no iba a ser posible, teniendo de cuñado y suegro a alfas como esos dos.

Claro que no estaba al tanto de que, en el futuro, él lo haría naturalmente no un par de veces, sino muchas.

Nunca permitiría que Donghyuck se sintiera menos que una gota de agua en medio desierto.

Pero eso aún no lo sabía.

Lo que él sabía era que estaba entre una familia de genética muy fuerte a la que él tenía que adaptarse, no que estaba perfectamente hecho para su omega, y que gracias a él se volvería un alfa más que completo en menos de un año.

Pero bien. Sólo podía sentarse ahí y esperar sin ser consciente de ello.

Algún día pasaría y, sin previo aviso, él estaría listo.

Quiero aclararles, antes de que termine la historia, que Donghyuck no es el favorito de sus papás. Sólo de Jae.

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