Casi cinco meses.
Ya se le notaba.
Estaba seguro.
Suspiró profundamente y entró por el portón con la frente en alto.
Estaba ganándose muchas miradas. Claro, era un omega con el vientre abultado al que no habían visto en casi ocho semanas, cuando había decidido dejar de ir a la escuela.
No le importaba. Donghyuck le había dicho "vergüenza traer una botarga de banana embarrada en vomito". Demasiado específico, pero no preguntó.
Toda su estadía fue bastante tranquila, a decir verdad. Había logrado pasar desapercibido.
Al menos hasta que los encontró.
Iba saliendo de la dirección, casi corriendo, cuando una voz conocida se escuchó desde lo lejos, cada vez más cerca.
– ¡Jaemin! – sonaba agitado – ¡Nana, soy yo! –
Tomó una profunda respiración, apretó el legajo contra su cuerpo y se giró.
– ¡Jeno! – saludó sonriente – que sorpresa –
– Hermano – se acercó a abrazarlo con fuerza – te ves genial. Y hueles genial –
– Atrás, degenerado – intervino otra voz – hola – sonrió.
– Hola, Renjun –
– ¿Qué te trae por estos rumbos? Además del hecho de que es la escuela a la que no te molestaste en asistir las últimas semanas –
– Sólo vine por mi certificado – se encogió de hombros – por fin se acabó –
– Y que lo digas – rodó los ojos – casi no salgo de este infierno –
– Escuché que te aceptaron en la universidad en la que aplicaste –
– No soy tan estúpido – guiñó un ojo, comenzando a caminar junto a él – a Jeno también – miró al aludido – dile, Jeno –
– Así fue – asintió tímido – algún día seré un gran abogado –
– Si no abandonas a la mitad – se burló el chino – como sea. Nana, ¿vendrás a la fiesta de graduación? –
Éste hizo una mueca.
– No creo –
– Vamos – golpeó su hombro con fuerza – será divertido. Al menos dale a Jeno la oportunidad de bailar una vez contigo –
– ¿Acaso estás celoso, Jun? – se burló el alfa – porfi, Nana. Tienes que venir –
– Voy a pensarlo – aseguró – pero no les prometo nada –
– Justo – sonrió satisfecho – ¿puedo? – señaló el legajo que el otro sostenía con fuerza.
– No creo que... –
– Tus calificaciones no pueden ser peores que las mías – rió Renjun – dame eso. Esto es... –
Se congeló.
Jaemin apretó los ojos, escuchando a Jeno jadear y a Renjun maldecir en voz baja.
Sí. Se le notaba.
– Dime que sólo te comiste diez pizzas anoche –
El menor rió amargamente.
– Eso sería una buena escapada, ¿no? –
– Estás... – susurró Jeno – tú estás... –
– Sí – respondió finalmente – estoy esperando.
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What it wants
FanfictionJaemin no quería que le pasara lo que le sucedió. No quería terminar así. No era alfa, omega, o beta. ¿Cuál era la probabilidad de todo eso? - No era probable, Jaemin. Era el destino - sonrió - estabas destinado a estar conmigo - Omegaverse / mpreg