Mark estaba furioso. Obviamente lo estaba. Su hermano había ido a su habitación y llorado desde que llegó de la escuela. No había salido a comer, ni a hablar con su papá, ni a nada.
Pero, aún con toda la ira que sentía, nada se comparaba con la palpable y colérica tensión que se percibió en la casa cuando Jaehyun llegó de trabajar.
Él no iba a darle tregua a nada. Sin excepciones.
Taeyong ni siquiera alcanzó a interceptarlo cuando, imponente, caminó a la habitación de su hijo y abrió la puerta sin tocar.
– ¿Cómo se llama? –
Mark y Taeyong llegaron apenas cuando Donghyuck levantó la mirada para encontrarse con el mayor.
– No voy a decírtelo – respondió con poca convicción.
– No te atrevas a ocultar a ese imbécil de mí –
– Vas a hacerle daño – negó – no quiero decirte –
– ¿Por qué si quiera te preocupa? – parecía más molesto cada segundo – es la última vez que te pregunto antes de tener que obligarte a decirme, ¿quién es? –
– No vas a obligar a mis hijos a nada – intervino Taeyong, entrando a la habitación – largo –
El alfa restregó la palma de su mano contra su rostro, frustrado.
– Tae... –
– Jae – susurró, acercándose despacio – sé que estás enojado. Lo estoy también. Pero debes entender que nuestro hijo está pasando por un momento muy complicado aquí, y que el hecho de que lo hagas hacer cosas que no quiere sólo lo complica más –
El mayor frunció el ceño.
Suspiró pesado y levantó las manos para acunar el rostro del omega.
– Eres un mandón – acusó, atrayéndolo en un abrazo.
– Lo soy – rió, empujando a ambos alfas fuera de la habitación – quedan a cargo de la cena – dijo antes de cerrar la puerta.
Mark soltó un bufido.
Estaba por decir algo cuando se encontró con la dura mirada de su padre, que lo hizo retroceder.
– Tú vas a decirme qué pasó –
– Pero papá dijo... –
– Sé lo que dijo – caminó hacia la escalera – me contarás mientras cocinamos. Muévete –
El menor lo siguió de mala gana.
No iba a poder decirle a él que no, pero tenía que admitir que quería hacerlo principalmente por dos cosas.
La primera era que él sentía el dolor de su hermano. El no tener a su pareja destinada se sentía como si lo matara lentamente.
Además, él quería lastimar a Hendery más que otra cosa. Por su culpa su hermano omega estaba sufriendo.
Excepto que no era culpa de Hendery. Era culpa de Mark. Pero eso aún no lo sabía.
– Jaemin – llamó nuevamente – por favor, abre la puerta –
– Vas a tener que dejarme ir entonces – respondió desde adentro – te lo dije. Estoy arruinando tu vida –
– No estás arruinando mi vida – insistió.
El otro no dijo nada más.
El silencio se prolongó y prolongó hasta que Hendery se cuestionó si debía derribar la puerta o no.
– Hueles a alfa enojado – murmuró apenas audible.
El mayor frunció el ceño.
– ¿De verdad? –
– Me da miedo –
El otro suspiró abatido.
Desde que Jaemin era un omega, Hendery le afectaba de todas las formas que no lo había hecho antes nunca.
Podía hacerlo sentir seguro, relajado y tranquilo, así como podía hacerlo sentir asustado y en problemas cuando, por obvias razones, no quería hacerlo.
– Estoy tranquilo, bebé – aseguró – mi lobo puede que no lo esté, pero yo sí. Puedes salir. Es seguro aquí afuera –
Tomó alrededor de un minuto que el menor abriera el cerrojo y saliera lentamente.
Tenía notorias bolsas bajo sus ojos completamente rojos y la punta de su nariz brillaba.
– Ven aquí – habló despacio, haciendo todo lo posible por no alterarlo más.
El otro se acercó dubitativo hasta que lo tuvo en sus brazos.
– Deja de preocuparte por mí – revolvió su cabello – tú ni siquiera has ido a ver a un doctor para que te hable de tus avances –
– Ya te dije que no lo quiero –
– Y ya te escuché, pero sigues sin ir a revisarte y esa cosa crece todos los días – reprendió suavemente – en un momento no vas a poder hacer nada por ello y será demasiado tarde, ¿quieres eso? –
– Claro que no – negó cabizbajo – lo cierto es que... no sé lo que quiero –
– Piénsalo entonces. No tienes mucho tiempo –
– ¿Sabes que quiero? – lo miró hacia arriba – un pastel de queso con helado de fresa encima –
El mayor bufó una risa.
– No te gustan las fresas –
– Lo sé, pero últimamente realmente quiero ese helado. Supongo que es la cosa o mi lado omega, pero se me antoja tanto –
– Iré a conseguirlo –
– Iré contigo – lo abrazó – siento que no he salido en años –
Hendery hizo una mueca, abrazándolo también.
– No creo que sea buena idea, bebé – se separó levemente – eres un omega vulnerable. Si sales, van a haber alfas hambrientos buscándote y acechando tus pasos –
– ¿No eres tú mi alfa? –
– No estás mordido – acarició su rostro – será mejor que te quedes –
Jaemin se sintió desanimado, pero entendía.
Él no podía andar por la vida hasta que Hendery estuviera listo para morderlo.
Sólo le quedaba esperar.
Hendery eres tan bueno 🥺
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What it wants
FanfictionJaemin no quería que le pasara lo que le sucedió. No quería terminar así. No era alfa, omega, o beta. ¿Cuál era la probabilidad de todo eso? - No era probable, Jaemin. Era el destino - sonrió - estabas destinado a estar conmigo - Omegaverse / mpreg