Capítulo 09

327 47 3
                                    

Mark estaba furioso. Obviamente lo estaba. Su hermano había ido a su habitación y llorado desde que llegó de la escuela. No había salido a comer, ni a hablar con su papá, ni a nada.

Pero, aún con toda la ira que sentía, nada se comparaba con la palpable y colérica tensión que se percibió en la casa cuando Jaehyun llegó de trabajar.

Él no iba a darle tregua a nada. Sin excepciones.

Taeyong ni siquiera alcanzó a interceptarlo cuando, imponente, caminó a la habitación de su hijo y abrió la puerta sin tocar.

– ¿Cómo se llama? –

Mark y Taeyong llegaron apenas cuando Donghyuck levantó la mirada para encontrarse con el mayor.

– No voy a decírtelo – respondió con poca convicción.

– No te atrevas a ocultar a ese imbécil de mí –

– Vas a hacerle daño – negó – no quiero decirte –

– ¿Por qué si quiera te preocupa? – parecía más molesto cada segundo – es la última vez que te pregunto antes de tener que obligarte a decirme, ¿quién es? –

– No vas a obligar a mis hijos a nada – intervino Taeyong, entrando a la habitación – largo –

El alfa restregó la palma de su mano contra su rostro, frustrado.

– Tae... –

– Jae – susurró, acercándose despacio – sé que estás enojado. Lo estoy también. Pero debes entender que nuestro hijo está pasando por un momento muy complicado aquí, y que el hecho de que lo hagas hacer cosas que no quiere sólo lo complica más –

El mayor frunció el ceño.

Suspiró pesado y levantó las manos para acunar el rostro del omega.

– Eres un mandón – acusó, atrayéndolo en un abrazo.

– Lo soy – rió, empujando a ambos alfas fuera de la habitación – quedan a cargo de la cena – dijo antes de cerrar la puerta.

Mark soltó un bufido.

Estaba por decir algo cuando se encontró con la dura mirada de su padre, que lo hizo retroceder.

– Tú vas a decirme qué pasó –

– Pero papá dijo... –

– Sé lo que dijo – caminó hacia la escalera – me contarás mientras cocinamos. Muévete –

El menor lo siguió de mala gana.

No iba a poder decirle a él que no, pero tenía que admitir que quería hacerlo principalmente por dos cosas.

La primera era que él sentía el dolor de su hermano. El no tener a su pareja destinada se sentía como si lo matara lentamente.

Además, él quería lastimar a Hendery más que otra cosa. Por su culpa su hermano omega estaba sufriendo.

Excepto que no era culpa de Hendery. Era culpa de Mark. Pero eso aún no lo sabía.







– Jaemin – llamó nuevamente – por favor, abre la puerta –

– Vas a tener que dejarme ir entonces – respondió desde adentro – te lo dije. Estoy arruinando tu vida –

– No estás arruinando mi vida – insistió.

El otro no dijo nada más.

El silencio se prolongó y prolongó hasta que Hendery se cuestionó si debía derribar la puerta o no.

– Hueles a alfa enojado – murmuró apenas audible.

El mayor frunció el ceño.

– ¿De verdad? –

– Me da miedo –

El otro suspiró abatido.

Desde que Jaemin era un omega, Hendery le afectaba de todas las formas que no lo había hecho antes nunca.

Podía hacerlo sentir seguro, relajado y tranquilo, así como podía hacerlo sentir asustado y en problemas cuando, por obvias razones, no quería hacerlo.

– Estoy tranquilo, bebé – aseguró – mi lobo puede que no lo esté, pero yo sí. Puedes salir. Es seguro aquí afuera –

Tomó alrededor de un minuto que el menor abriera el cerrojo y saliera lentamente.

Tenía notorias bolsas bajo sus ojos completamente rojos y la punta de su nariz brillaba.

– Ven aquí – habló despacio, haciendo todo lo posible por no alterarlo más.

El otro se acercó dubitativo hasta que lo tuvo en sus brazos.

– Deja de preocuparte por mí – revolvió su cabello – tú ni siquiera has ido a ver a un doctor para que te hable de tus avances –

– Ya te dije que no lo quiero –

– Y ya te escuché, pero sigues sin ir a revisarte y esa cosa crece todos los días – reprendió suavemente – en un momento no vas a poder hacer nada por ello y será demasiado tarde, ¿quieres eso? –

– Claro que no – negó cabizbajo – lo cierto es que... no sé lo que quiero –

– Piénsalo entonces. No tienes mucho tiempo –

– ¿Sabes que quiero? – lo miró hacia arriba – un pastel de queso con helado de fresa encima –

El mayor bufó una risa.

– No te gustan las fresas –

– Lo sé, pero últimamente realmente quiero ese helado. Supongo que es la cosa o mi lado omega, pero se me antoja tanto –

– Iré a conseguirlo –

– Iré contigo – lo abrazó – siento que no he salido en años –

Hendery hizo una mueca, abrazándolo también.

– No creo que sea buena idea, bebé – se separó levemente – eres un omega vulnerable. Si sales, van a haber alfas hambrientos buscándote y acechando tus pasos –

– ¿No eres tú mi alfa? –

– No estás mordido – acarició su rostro – será mejor que te quedes –

Jaemin se sintió desanimado, pero entendía.

Él no podía andar por la vida hasta que Hendery estuviera listo para morderlo.

Sólo le quedaba esperar.

Hendery eres tan bueno 🥺

What it wantsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora