Capítulo 10

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Ya habían pasado días en los que la familia Jung pensó que la situación mejoraría.

No lo hizo, por supuesto. El muchacho se veía cada vez más adolorido.

Mark se contuvo cada vez que veía a Hendery a lo lejos en la escuela.

Lo que le extrañaba era que, a pesar de que había terminado cualquier lazo que tenía con su hermano por otro omega, parecía igual de abatido. Se veía enfermo, cansado, y triste. Tanto como el mismo Donghyuck.

Pero eso no lo detuvo de ir y preñar a otro.

Idiota.

En fin. Ese domingo en particular, Mark estaba muy cansado. La semana en la escuela se había tornado pesada, la tensión en su casa cada vez más perceptible, y la fea sensación que tenía al ver a su hermano tan decaído le causaba cada vez más molestia.

Así que, para solucionar uno de tres problemas, dos si tenía suerte, se levantó más temprano que el resto y salió a comprarle un postre a Donghyuck.

Eso los pondría de buen humor a todos por una hora o dos.

Además, su pastelería favorita estaba a sólo unos minutos en auto. Llegaría antes de la hora del desayuno y todo estaría bien.

O no.

Registró lo que estaba haciendo hasta que un chico más alto que él lo levantó de la camisa y lo separó del otro.

Su vista borrosa, el sudor corriendo a gotas por su cara y su inconfundible instinto animal parecían más un sueño confuso.

– ¡Ya cálmate! – pidió el desconocido – ¡él ni siquiera se estaba defendiendo! –

Hendery.

Estaba sentado en el piso frente a él, mirándolo fijamente, mientras otros lo examinaban para asegurarse de que no estaba herido de gravedad.

– ¿Por qué lo golpeaste? Todos vimos que no hizo nada –

La ira lo invadió de nuevo.

¿No hizo nada? Prueba romperle el corazón a su pareja destinada.

– Hijo de... –

– Suéltenlo – pidió el contrario – tengo que hablar con él –

– ¿Estás loco? – negó el desconocido – va a matarte –

– Puedo manejarlo – insistió.

Esperaba que pudiera.






– ¿Hola? – respondió la llamada – sí. Estaré ahí en diez – dijo antes de cortarla.

Su papá había llamado preocupado, argumentando que se había asustado un poco cuando no lo encontró en la mañana.

Todo se había tornado extraño.

Para empezar, el hecho de que tenía al tipo al que había estado golpeando hace menos de media hora junto a él, sollozando desconsolado mientras se comía el pequeño pastel que le había intentado comprar a Donghyuck

Ahora tendría que conseguir otro.

– Entonces el bebé no es tuyo –

Hendery negó, cabizbajo.

– No. Pero no puedo simplemente dejarlo ahí cuando el idiota que lo hizo no piensa siquiera dar la cara –

Mark asintió de acuerdo.

Sólo un maldito imbécil desobligado le haría eso a un pobre omega.

– Lo siento – palmeó su espalda ligeramente – por no haber preguntado antes y por haberte golpeado. Debes estar pasándola muy mal –

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