Capítulo 19

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Jaemin se sentía tan... dócil.

Como nunca.

Y eso lo ponía de mal humor, por que él no era dócil. No hasta que Mark estaba por llegar del trabajo, y que estuviera esperándolo en la puerta de su hogar. Entonces sí.

Como un perrito necesitando afecto.

Tan pronto éste llegaba, parecía un cachorro, restregándose en él, buscando su atención. Patético.

Patético, pero feliz.

Estaba en el mejor momento de su vida. Mark se estaba haciendo cargo de él en todos los sentidos posibles, más que dispuesto a complacerlo a toda costa.

Excepto por un pequeño detalle.

– Mark – hizo un puchero – porfis –

– Ya te dije que no – se estiró en la cama – vas a tener que lidiar con esto solo –

– ¿Cuál es el punto de tener un alfa si no va a querer hacerlo conmigo? –

– Créeme, yo quiero. Tus hormonas me están volviendo loco –

– ¿Entonces? – se cruzó de brazos – tus papás no regresan hasta esta noche y Hyuck está con Hendery –

– Sigues estando encinta. No puedo, lo siento –

– ¿Por qué no puedes? – entrecerró los ojos – ¿qué te hace pensar que no puedes? –

– No quiero que le pase nada al bebé – murmuró.

Jaemin frunció el ceño.

– No puedes estar hablando en serio –

– Tengo que cuidarte – tomó su mano – no sabemos que tan arriesgado sea si lo hacemos –

– No lo es, Mark. El doctor Seo me lo dijo –

– ¿Fuiste a verlo? – lo miró impresionado – ¿qué te dijo? –

– No cambies de tema –

– Voy a tocarte, lo prometo, pero dime que te dijo –

El otro suspiró pesado, lo que asustó un poco al mayor.

– Que todo está bien, aparentemente – se acostó en la cama, mirando al contrario – está saludable y tiene buen tamaño, por lo que dijo –

– Eso es genial – sonrió, inclinándose a besar su mejilla – ¿y tú? –

Jaemin lo miró, extrañado.

– ¿Yo qué? –

– ¿Cómo estás tú? –

– Yo... –

¿Cómo estaba él?

Feliz. Eso era seguro.

– Estoy bien – se encogió de hombros – un poco... estoy nervioso, ¿sabes? – resopló una risa – creo que si no fuera por tus papás tendría crisis a diario por todo el asunto. Sé que para estas alturas se supone que me sienta mejor, pero no sé. No creo que pueda hacer este tipo de cosas por mí mismo –

– No harás todo tú mismo, Jaemin – tomó su mano – estoy contigo, ¿no? – sonrió de lado – debo servir para algo. Sólo tienes que pedirme lo que quieras y lo haré por ti –

– Lo único que te he pedido es que tengamos sexo y sigues rechazándome – hizo un puchero – eso no es alentador. Sé que no estaba en tus planes estar conmigo pero... –

– Deja de decir eso – rió – pasé meses buscándote antes de saber que iba a ser papá. Y ese tiempo no dejaba de pensar en ti –

– Y aún así no quieres que nos acostemos – chasqueó la lengua – esto no es divertido. Prefiero que no estés aquí –

El mayor negó divertido.

Ese era su Jaemin. El chico más lindo que había tenido la suerte de conocer y con quien, afortunadamente, haría su vida de acuerdo a lo planeado.

Tal vez muchos, muchos años antes, pero estaba en la gloria.

Jaemin en cambio estaba... ¿bien?. Sólo estaba un poco nervioso por todo.

¿Y si no sabía que hacer?






Bufó de nuevo, llamando la atención de su pareja junto a él.

– ¿Todo bien? Has estado así los últimos minutos –

– Mi papá está preguntando dónde estoy – bloqueó su teléfono – creo que es más que obvio que estoy contigo –

– ¿Por qué lo es? –

– No estoy en casa – se encogió de hombros – las otras dos opciones son la escuela o tú –

– Me halagas – sonrió complacido.

– Pues él no está muy feliz con eso – murmuró, arrastrándose para acurrucarse contra su cuerpo – ¿soy un maldito si no quiero estar en casa estos días? –

– Depende – comenzó a acariciar su cabello – ¿por qué no quieres estar en casa? –

– Por que estoy enojado con mi papá y hermano, y mi otro papá está demasiado ocupado con Jaemin para estar conmigo y no deja de hablar de cuando yo tenga bebés – resopló – yo no quiero tener bebés. Gracias –

– Entiendo – asintió – ¿qué hay de Jaemin? ¿Él te molesta también? –

– Aún no. Es lo único rescatable de mi hogar últimamente. Pero cuando explote la bomba... entonces será consumido por la cosa que llora, vomita y ensucia pañales todo el día –

– No puede ser tan malo –

– Habla por ti – lo miró – ¿quieres uno de esos? –

– No realmente – hizo una mueca – no parece fácil o práctico... pero no sé. Me queda una vida para planearlo –

– Nos queda una vida – corrigió – no voy a dejarte ir a ningún lado –

– Claro que no lo harás – se inclinó a besarlo – y yo no voy a irme –

– Más te vale que no – suspiró – eres lo único que me queda ahora. No sé a dónde escaparía sin ti –

– Primero, no tienes que escapar. Eres el favorito de tus papás y ellos siempre van a estar dispuestos a escucharte. Segundo, si escapas, mi casa es tu casa – lo abrazó con fuerza – aquí está todo lo que puedes querer y más –

Donghyuck suspiró el delicioso aroma fresco del alfa, decidiendo que no se arrepentía ni un segundo de separar la unión improvisada que había creado para cuidar de Jaemin.

Incluso si eso implicaba tener que abandonar su propia casa todas las noches, había valido totalmente la pena.

Se sentía pleno, feliz y satisfecho.


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