Capítulo 22

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Le dolía un poco el cuello y tenía hambre. Miró el reloj. Faltaban dos horas para salir.

Dos horas que sabían a diez.

Los golpes en el marco de la puerta llamaron su atención, haciéndole levantar la mirada.

– ¿Me llamaste? – preguntó Mark, desde la entrada de su oficina.

– Sí – respondió con tono neutro – pasa –

El menor asintió y cerró la puerta, sentándose frente al mayor.

– ¿Qué sucede? –

– ¿Cómo te has sentido? – lo miró.

– Bien – se encogió de hombros – al principio estaba inseguro, pero hoy leí mis evaluaciones y honestamente creo que lo hice bien –

– Así fue, pero no estaba hablando de eso – rió – hijo, estás a unas semanas de ser papá. Eso es algo gigante –

– Ah – sonrió – estoy algo nervioso por ello, pero estoy bien. Tengo todo planeado, y aprenderé algunas otras cosas sobre la marcha –

– Me alegro – asintió satisfecho.

– ¿Por qué preguntas? – lo miró curioso – ¿Jaemin te dijo algo? –

El otro arqueó una ceja.

– ¿Por qué me diría... –

– No te atrevas a negarlo – rió – sé que hablan. Los he visto. Incluso cuando cree que me quedé dormido se levanta, va contigo al patio trasero, y se sienta en la mecedora de papá a charlar –

– Eres un gran entrometido – acusó – pero es cierto. Hablamos mucho y no. No me dijo nada – suspiró – la cosa es que... lo veo bastante tranquilo con todo el asunto del bebé. Ya terminó de hacerse a la idea de que viene y, aunque está nervioso, se la pasa horas contándome sus planes – sonrió – sueña despierto. Le gusta hablar de eso –

– Eso no está mal –

– Nunca te menciona a ti – lo miró con seriedad.

El menor abrió la boca.

– Eso... eso es extraño –

– Lo es – asintió de acuerdo.

– ¿Crees que no me quiere? –

– No. Él te quiere. Me ha dicho muchas veces, en contra de mi voluntad, cuánto quiere besarte y abrazarte y que extraña dormir cerca de ti, y que entre más crece el cachorro, menos cerca te tolera – negó – pero cuando habla del futuro, tú no estás ahí –

– ¿Y eso por qué crees que sea? – preguntó desconcertado – no hay razón para que me descarte –

– No lo sé hijo, pero recomiendo que te hagas cargo lo más pronto posible –

– Lo haré – asintió levantándose – y pa... no culpes a Jaemin por eso. Es normal que no me esté considerando si no se siente muy seguro todavía –

– En ningún momento lo culpé a él – entrecerró los ojos – si ese niño se va de la casa voy a culparte a ti por todo, hijo – sonrió – es todo. Vuelve a trabajar –

Mark rodó los ojos, pero hizo lo que el otro le pidió.

Ok. Ese era un peso menos con qué cargar para Jaehyun. Las chocó mentalmente consigo mismo. Estaba satisfecho.

Ahora, debía volver a su estresante trabajo.

El simple hecho de tener que crear hojas de cálculo ya lo estaba durmiendo de lo aburrido que era. Pero, extrañamente, se le quitó el mal humor luego de un rato.

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