Capítulo 03

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El sábado en la mañana, como todos los fines de semana, la hermosa familia de los Jung regresaban a casa después de haber salido a dar una larga caminata al bosque.

– Hora de desayunar – llamó el otro padre, apenas asomándose por la puerta trasera cuando los otros iban llegando.

Los tres entraron corriendo directo a la mesa.

El alfa se acercó a su esposo, tomó su cintura gentilmente, y lo besó profundamente.

– Te amo – comenzó a repartir besos por todo su rostro.

– Dejen de hacer eso – pidió su hijo menor.

– Lo siento, bebé – sonrió Taeyong, tomando un plato para comenzar a servir – ¿se divirtieron anoche? No los escuché llegar –

– Mark sí – murmuró el menor, ganándose un golpe de su hermano.

– Mark – reprendió el padre alfa.

– Él empezó – se excusó.

– No empezó nada. Él dijo que te divertiste – lo miró severamente – eres tú quien está implicando que hiciste algo malo –

Taeyong soltó un suspiro pesado.

– Jae – llamó suavemente – Mark merece el beneficio de la duda – sonrió – Donghyuck – dijo esta vez mirando a su hijo menor – deja de intentar meter en problemas a tu hermano –

– Lo siento – susurró – la pasamos bien. No bebimos, pero fue divertido –

– Me alegra escuchar eso – sonrió satisfecho.

La familia Jung era una de esas familias que se destacan por ser de las pocas familias normales y completas que quedan en la sociedad.

Taeyong era el omega.

Cuando tenía 21, había desposado a su pareja destinada, como era de esperarse. Lo que era inusual era que él, de hecho, estaba feliz con su alfa. Y viceversa.

Las personas que los conocían de toda la vida decían que había sido el momento ideal. Ellos eran la pareja perfecta. De eso podían dar fe muchos que, aunque no se querían, habían terminado enlazados por su genética animal y habían tenido que formar una familia sin otra opción.

Era pura suerte que Jaehyun se hubiera enamorado tan perdidamente de su omega como lo hizo, y mucho esfuerzo lo que le había conllevado enamorarlo también.

Pero ahí estaban. Muchos años después con su familia soñada, viviendo su vida soñada.

Aunque Jae seguía siendo muy... alfa, para el gusto de Taeyong.

Ello se reflejaba en su trabajo, su labor como padre de familia, su rol de proveedor y su instinto de jefe.

La única magia bajo la que parecía estar constantemente controlado, eran los profundos ojos chocolate de su esposo.

– ¿Y van a hacer algo hoy? –

– No quiero salir – se quejó el hermano menor – me siento enfermo –

Taeyong se giró a Jaehyun, que frunció el ceño, preocupado.

– Tal vez tu celo está cerca – supuso el omega.

Jaehyun se removió, incómodo.

Él podía perfectamente hablar de cualquier tipo de desarrollo sexual con Mark, su hijo alfa, pero el pensar en que alguien podía poner las manos sobre el cuerpo de su bebé omega le producía náuseas y hacía que su sangre hirviera.

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