Capítulo 16

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Escuchó los pasos apresurados como tres metros antes de que aparecieran por la puerta. Así que apoyó el codo a un lado del sillón y luego su mejilla en la palma de su mano, cerrando el libro que estaba leyendo con la otra.

— Shh, no hagas tanto escándalo.

— Ni que estuviéramos caminando con bocinas en las patas.

Tobio apretó los labios cuando una risa casi escapa por su garganta.

— ¿Crees que estará durmiendo?

— ¿El príncipe duerme?

— Eso... ¿creo?

— Oh. Pero los vampiros duermen, Tadashi me dice que Kiyoko siempre lo hace junto a su esposa.

— Eso ya lo sabía imbécil, los vampiros pueden hacerlo. Pero a lo que me refería es que nunca lo hemos visto dormir, quizá lo hace cuando está solo.

— Entonces espero que no para ir fuera a jugar en la nieve.

El parloteo de los gemelos duró hasta llegar a la puerta, donde callaron de inmediato para mirar dentro del estudio. Atsumu dirigió la mirada por todo el lugar antes de colocarla en Tobio, en cambio Osamu, la llevó enseguida donde él.

Se miraron entre sí al ver los párpados de Tobio cerrados y la postura tranquila, sentado en el sillón.

— ¡Oooh!

Atsumu calló al recibir una pisada por parte de su hermano, que le hizo un gesto de silencio y también fruncía ambas cejas.

Osamu miró a Tobio y caminó a él con cierta curiosidad. Atsumu lo siguió por detrás, con ambas manos entrelazadas por detrás de su espalda.

— Quiero rayar su cara, ¿el príncipe tendrá algún lápiz por aquí? — murmulló Atsumu y se acercó al estante con varios libros y en medio estaba una pequeña puerta, al abrirla, observó varias plumas con tinteros — Sí que a los vampiros les gustan la edad antigua. Mira Samu.

Le mostró las plumas y la pequeña botella de vidrio con tinta dentro.

— ¿Será porque tienen almas viejas?

Osamu miró con una mueca en el rostro, sin poder procesar lo que su hermano estaba murmurando.

— ¿De qué estás hablando? — se acercó y miró dentro del cajón, observando que había varias plumas.

— Digo que los vampiros se ven muy jóvenes, pero de lo más bien pueden tener más de cien años. — miraron a Tobio — ¿Cuántos años crees que tiene el príncipe?

— ¿Treinta?

— Error. — Atsumu apuntó a su hermano — Según mis cálculos, Shōyō tiene veintidós años y Tobio lo ha conocido desde pequeño, así más o menos tendría unos.

Un carraspeo los interrumpió. Dirigieron la mirada al frente y Atsumu apretó los dientes, desviando la mirada a otro lado. Osamu sintió las orejas arder por la vergüenza, sintiendo que había sido pillado en algo.

Tobio suspiró y sacudió la cabeza.

— Hablando tan despreocupados del príncipe, ¿qué dirían los de su manada?

— Perdón, nosotros.

Tobio soltó un pequeño bufido y una sonrisa se dibujó en sus labios.

— Sólo bromeaba Osamu, no te pongas tan rígido. — dirigió la mirada a la pluma y la botellita con tinta en las manos de Atsumu. Apoyó la cabeza en el respaldo del sillón antes de hablar — Tiene cierta magia escribir con una pluma, eso es todo.

Rompecabezas | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora