Capítulo 8

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Tic, tac, tic, tac.

Sus párpados se encontraban muy abiertos mientras veía un reloj en la pared, observando la manecilla de color rojo moverse con cada segundo que pasaba.

Sentado en la entrada de la casa, con unas ropas no muy abrigadoras y sus pies descalzos, los cuales, los movía de vez en cuando para no congelarse.

Ansioso.

Al sentir su pecho cosquillear, miró a la puerta y se levantó enseguida, sus brazos extendiéndose cuando vio a la persona entrar, gritando su nombre.

▇▇▇▇▇!"




Jadeó al mismo tiempo que abría los ojos.

Su garganta estaba en un nudo. Tembló en busca de algo en qué apoyarse y cuando sintió a Tadashi a su lado, tomó una bocanada de aire con algo de esfuerzo.

«¿Qué fue eso?» Parpadeó rápido y se sentó con cuidado de no despertar al mayor, arropándolo porque hacía un poco de frío. «Más bien, ¿qué soñé?» Frunció el ceño, levantándose de la cama y pasó a tropezarse con el futón en el suelo, provocando un poco de ruido.

Miró a Tadashi para ver si lo despertó, pero suspiró aliviado al ver que no y salió de la habitación. El silencio de la casa le pareció algo tranquilizador y se sentó en el sillón, mirando a ningún punto en particular.

— ¿Ya estás despierto?

Se sobresaltó de sobremanera, dejando salir un pequeño grito ahogado y miró a Yachi, con la mano en el pecho.

— Oh, ¿te asusté?

Shōyō asintió, riendo un poco.

— No te escuché.

— Acabo de salir del baño. — sonrió — Son las nueve de la mañana, ¿qué haces despierto? ¿O no dormiste? — frunció los labios y el ceño, más preocupada que enojada.

— Sí dormí, sólo que me desperté por un sueño, pesadilla quizá. — elevó ambos hombros — Aunque no lo recuerdo.

Yachi peinó un poco su cabello, yendo a la ventana para abrir las cortinas y dejar entrar la luz natural a la casa.

Por alguna razón, Shōyō fijó su mirada a la pared a un lado de la puerta.

— Oye mamá.

— ¿Mhn?

— ¿Nosotros teníamos un reloj?

Yachi se giró, mirándolo con los párpados muy abiertos. Frunció un poco el ceño, nerviosa.

— Ahí. — apuntó a la pared donde estaba mirando — Siento que había un reloj ahí antes.

Miró a su mamá y ella tenía la mirada perdida, quieta en su sitio.

— ¿Mamá?

— ¿A-ah? No- no hijo, nosotros nunca tuvimos un reloj.

Shōyō arqueó una ceja y al final asintió, no dándole vueltas más al asunto, aunque su cabeza querría lo contrario.

Cuando estuvo ya cambiado de ropa ayudó a Yachi en algunas cosas. Como doblar la ropa, a lavar la losa, barrer la casa y a hacer un poco de aseo. Fueron cerca de las once cuando Shōyō preguntó por Kiyoko, al darse cuenta que no estaba dando vueltas alrededor.

— La dejé descansar. — sonrió — Gasta mucha energía, así que le ordené que durmiera. Siquiera hasta mañana. — suspiró mientras se estiraba, mirando al cielo.

Rompecabezas | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora